••5••

22 0 0
                                    

2 de Marzo de 2016
Eran las 7:10 A.M, ya me había terminado de vestir y me dirigía a tomar desayuno, antes de eso prendo mi celular para ver si alguien me había hablado, revise whatsapp pero no, nada. Lo deje a un lado y comenzar a comer.
Eran las 7:50 y acababa de llegar al colegio, en la sala solo habían 3 personas, Pablo, Amanda y Andres. Saludé a todos menos a Pablo, todavía seguía enojada, no podía creer lo que me había hecho. Pasó hace un año, pero todavía no entendía porque había hecho eso. Me dirigí a mi puesto, dejé mi mochila y bajé. Me senté en una banca, me puse mis audífonos y comencé a escuchar música lo más fuerte que podía, cerré los ojos y me deje llevar por el ritmo. Todo era perfecto, hasta que sentí que me tocaron el hombro. Abrí los ojos, baje el volumen y me saque un audífono. Era Pablo. No entendía que era lo que quería, él tenía claro que yo no le volvería a hablar.
-Tranquila, no te vengo a pedir perdón ni a rogarte, solo me mandaron a buscarte, te esperan en la sala.-
Le creí y subí. La sala estaba vacía por lo que vi, así que decidí volver a bajar.
-¡Sofia! ¡Espera!- Era Matias
Mi día había comenzado bien, hasta que llegó él. Era verdad todo lo que estaba pasando, ojalá hubiera sido un sueño.
-Tenemos que hablar, ya no soporto que estemos así.- Me dijo él
-Nosotros no tenemos nada que hablar, por favor déjame ir.- Le contesté avanzando hacia las escaleras.
-Por favor, déjame decirte lo último, te prometo no molestarte más.
Decidí escucharlo, si a fin de cuentas, estaba enamorada de él, no podía ignorarlo por siempre.
-Enserio perdoname, no eran mis intenciones hacerte daño, puede que el año pasado te hice sentir como segundo plato, como si tú no me importaras, pero quiero que sepas que eso no es cierto. Además, también quería agregar que a mí me gustas tú, no dejo de pensar en ti, sueño que algún día arreglemos esto y podamos ser algo.- Terminó y se fue.
¿Esto era un sueño? Porque quería despertar ya.
Esto no podía estar pasando, me sentía tan feliz, que no pude evitar que me saliera una sonrisa. Camine lentamente a la sala y ahí se encontraba el, acostado arriba de la mesa, triste y solo. Me acerqué y le susurre al oído:
-Gracias, necesitaba oír eso- Y baje al patio.
Me senté en la misma banca que estaba antes, y seguí escuchando música. Sentía una emoción por dentro que no podía dejar de sonreír. Creo que ahora si mi día había empezado bien.

El diario de SofiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora