Las personas de mi vuelo ya estában haciendo la fila para abordar el avión. Comencé a caminar en direccion a la fila hasta que una voz muy conocida me hizo frenar en seco.
"Lia" gritó esa voz entre la multitud, esa voz por la que podía renunciar a todo miles de veces.
Giré sobre mis talones y nuestras miradas conectaron. Él se abrió paso entre la multitud rapidamente y cuando estába cerca comenzó a correr en mi dirección para luego sostenerme entre sus brazos en un fuerte abrazo.
"Michael, ¿Qué estás haciendo aquí?" pregunté, mi corazón latía con fuerza.
"Quiero saber por qué me mentiste Lia, se que estas no son vacaciones, tu madre me lo dijo" frunció el ceño mientras se separaba de mi.
"¿De qué serviría? De todas maneras tú ibas a quedarte con ella" rodé los ojos irritada.
"La amo Lia, no puedes luchar contra eso y lo sabes" dijo con tono enojado
"No me jodas Michael, tú sabes perfectamente que ella es una puta que no te merece" gruñí, ahora la enojada era yo.
"Mierda Lia, no puedes juzgar a alguien solo por como luce, no la conoces para ya" alzó la voz.
"¿De verdad? Michael te ha engañado frente a tus narices, se ha acostado con casi todo el equipo de fútbol, abre tus malditos ojos imbécil" las lagrimas de frustración caían libremente por mi rostro.
"¿Sabes que? Solo quería despedirme de ti pero veo que sigues siendo la misma niña infantil de siempre, tienes que madurar Lia." negó con la cabeza y comenzó a alejarse.
"Bien, que te den jodido imbécil" dije lo suficientemente alto como para que me escuchara y aborde el avión con un gruñido y con las lagrimas aún corriendo por mi rostro.