II.

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Un pequeño y pálido cuerpo hace lucir al sofá de la sala de estar del apartamento de Seokjin y Jimin tres veces más grande de lo que realmente es cuando la criatura se asoma por el respaldo y se gira hacia ambos chicos que han sido congelados de pie en sus lugares.

Sus pequeños ojos oscuros miran atentos al par, y mientras Jimin frunce el ceño en confusión, Seokjin lo nota.

Nota su piel de porcelana, casi tan blanca como el algodón, y como sus mejillas son cubiertas por un extremadamente ligero tono de rosa pálido. Nota como el verde pastel en sus hebras de cabello le dan un aspecto que solo podría ser visto en los cuentos de hadas.

Pero por sobre todas las cosas, Seokjin nota como el contorno de sus pequeños ojos cae ligera y adorablemente por los extremos inseguros y como sus pestañas son frágiles pero demasiado largas para el tamaño de sus ojos, dándole un aura de somnolencia permanente.

Porque ese era el propósito de Seokjin cuando hizo todos esos detalles.

Pero el simplemente no puede asimilarlo.

— ¿Yoongi? —su voz tiembla, al igual que sus manos, y es un susurro casi inaudible en la expresión de su rostro que está en blanco.

Literalmente, porque el color parece haberse ido de su piel.

—Seokjin-nim —la respuesta tiene a los dos dando un brinco en retroceso, Jimin casi chocando contra uno de los pequeños muebles que dividen la cocina de la sala de estar porque solo entonces se da cuenta.

Un escalofrío demasiado helado subiendo por su espalda, recorriendo probablemente todo el cuerpo de Jimin, mientras sus ojos parecen querer fallarle porque se sienten un poco demasiado húmedos ahora y hay un revoltijo en su estómago cuando vomita las siguientes palabras, tan complicadas de entender como la misma situación actual.

— ¡E-él, hyung, e-él es Yoongi, qué! —su voz se escucha quebrada y un poco ahogada, pero ninguno de los dos tiene cabeza para notarlo en este momento.

Seokjin solo sigue congelado en su lugar, mirando fijamente a Yoongi — ¿Yoongi? — hecho un humano y si no fuera porque su mente está trabajando a una velocidad extrema en busca de respuestas lógicas mientras Jimin prácticamente grita al aire un sinfín de preguntas que no obtienen respuesta porque siguen atropellándose unas a las otras sin darse espacio siquiera a respirar correctamente, Seokjin se tomaría el tiempo para analizar su propio arte en vida.

—Parece que no está funcionando, Jimin —Seokjin casi siente pena por el pequeño chiquillo encogido en el sofá ante la desesperación de Jimin que desemboca en gritos y su mano sosteniendo constantemente los flequillos de color naranja oxidado que caen por su frente —Creo que lo estás asustando.

Con una expresión indignada, Jimin está por unos cuantos segundos tentado a gritarle a Seokjin que quién está realmente siendo asustado, porque la última vez que reviso, Jimin no era un muñeco articulado hecho de resina.

Pero luego se toma el tiempo de mirar, y realmente mirar a Yoongi.

Él de hecho luce asustado, escogido en sus propios hombros angostos, siendo que hace solo unos segundos su voz aterciopelada y profundamente dulce había pronunciado el nombre de Seokjin de una forma que, si se lo pone a pensar, a Jimin le sonaba alegre; y ahora la culpabilidad emerge desde dentro en su interior porque mira dentro de sus ojos asustados y oh, por Dios, él realmente no pudo haber puesto esa expresión dolorida en su pequeño rostro.

Seokjin lo intenta, él realmente quiere acercarse, calmarlo y hacerle mil y una preguntas a este Yoongi, dándole espacio y tiempo a responder esta vez, a diferencia del bombardeo de palabras que salió de los labios de Jimin hace unos momentos atrás.

ball jointed dolls ※ jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora