III.

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Cuando la playera se desliza ligeramente por la tersa piel blanca de uno de los hombros de Yoongi mientras come un pan dulce, dos veces más grande que su boca, de los que cocinó Seokjin la mañana pasada, Seokjin le está mirando atentamente desde el otro lado de la pequeña mesa, un tercer shock de confusión nublándole las expresiones en el rostro porque cómo diablos ha ocurrido esto, y sí, maldición, Yoongi es lindo, siempre lo ha sido, la verdad, pero hasta donde Seokjin tenía entendido, las muñecas de resina se quedaban de resina a menos que las quemaras y se volvieran cenizas.

Aún así, es obvio que Seokjin prefiere en su totalidad la situación actual, aunque le cause jaqueca de tanto analizarla, que ver su arte hecho polvo.

De hecho, irónicamente, su arte es vida, y eso es lo que cualquier artista desearía, por muy retorcidas que se tornen las ideas en la mente.

Y al parecer, ya que ni a Jimin ni a Seokjin parece importarles las horas de clases que se están perdiendo en esos momentos en los que observan cada uno de los movimientos de un pequeño chiquillo de pelo verde, lo único que queda son las preguntas y que las respuestas de Yoongi desaten los nudos que hay en sus mentes, porque aunque a Jimin le basta con tener en vida al muñeco, Seokjin le ha hecho volver a la realidad y se da de golpe con una muralla de cemento llamada Vida Real, que no le dice nada pero demasiado a la vez.

El problema recae ahora en la mirada confundida en el pálido rostro de Yoongi cuando escucha preguntas como "¿Qué ocurrió?" y "¿Por qué estás aquí?"

—Solamente ayer en la noche, casi a las cuatro de la mañana, eras un muñeco articulado de resina, sentado en lo alto de mi habitación —explica Seokjin, en un intento por no alzar la voz en exasperación y ocultar la forma en que sus manos tiemblan debajo de la mesa, aunque Jimin ya lo ha notado, pero lo mejor es mantener la boca cerrada con respecto a eso ahora.

Yoongi separa sus delgados labios rosados de entre ellos por un momento pero vuelve a unirlos cuando no sabe qué decir y solo se limita a asentir mientras sostiene su mirada sobre Seokjin, luego la posa en Jimin por unos segundos, y vuelve a Seokjin para después repetir la acción una vez más.

Por supuesto que Yoongi lo recuerda; él hasta incluso puede ahora sentir vértigo cuando recuerda como las manos de Seokjin lo tomaban para bajarle de lo alto de la repisa roja y ahora hay miedo casi incontrolable en su interior cuando el cierre del bolso de mano de Seokjin se cerraba con él dentro.

Está todo muy fresco en su memoria y es por eso que vuelve a asentir, más seguro ahora que antes.

— ¿Y luego? —Jimin puede ver que Seokjin ahora sí está alterado, así que se acerca lentamente a él y posa una de sus manos en los anchos hombros del mayor para intentar calmarlo.

— ¿Qué pasó entonces, Yoongi? ¿Por qué ahora... eres un humano?

Más que la voz repentinamente irritada de Seokjin cuando Yoongi no responde a sus preguntas o la forma en que Yoongi se asustó cuando antes Jimin no paraba de gritarle palabras que no entendía, es esta la pregunta que hace a Yoongi sentir de una manera que no esperaba sentirse.

Como si algo en su pecho se removiera y diera un vuelco hacia abajo.

¿Por qué está allí, hablando con ellos, si antes no podía hacerlo? Yoongi baja la mirada, por primera vez no está mirando a ninguno de los dos.

No puede responder a las preguntas de Seokjin y Jimin, ni tampoco a las suyas y esa sensación que se acumula en su pecho le golpea, y duele, pero lo que sí sabe es que hay algo, que puede describir como brillante, que en contraste le hace sentir bien; es estar allí, es estar cerca de Seokjin, en un nivel y una manera totalmente diferente, es sentirse de una extraña manera que le produce cosquilleos en la parte baja de su plano estómago cuando Jimin sonríe. Yoongi sabe que son emociones y le gusta mucho sentirlas y es eso todo lo que sabe por ahora.

ball jointed dolls ※ jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora