Capítulo 29. Maya

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Tennessee, Missouri

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Tennessee, Missouri. 20 de agosto 1996. Maya Simpson, 6 años.

Cantan alegres junto conmigo. "Elefantes". Sonrío grandemente escuchando la bella y melodiosa voz de la hermosa mujer que tengo de madre. Mi padre, aquel apuesto hombre, canta tomado de la mano de ella mientras conduce. Yo, desde la parte trasera, sentada en el asiento especial que tengo cuidando que mi cabello castaño no se haga hacia el frente para no sofocarme de calor.

-¿Cómo dice hija?

-¡Veinte elefantes! –grito sonriente

-¡...se columpiaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía fueron a llamar a otro elefante! –cantamos al unísono con carcajadas. Escucho un sonido estruendoso, pero tal parece que ellos no, por lo que creo que seguramente no es nada así que continúo con mi cantar

-recuerda darle el regalo a la abuela, Elizabeth, no queremos tener que volver a enviar por correspondencia –asiento con cara de perrito regañado

De nuevo vuelvo a escuchar el sonido, pero ahora más cerca. De nuevo no han escuchado nada. ¿Me estoy volviendo loca?

-papi –le llamo de manera tierna e inocente –de casualidad, ¿tú no has escuchado nada extraño?

-¿Cómo que, cielo? –me mira a través del espejo retrovisor

-pues, no lo sé, papa. ¿Me estoy volviendo loca?

-chiflada, diría yo –agrega mi mama, pero no de mala manera, lo dice en forma graciosa y juguetona

Reímos un poco. El cantar se ha acabado. Una vez llegamos a cincuenta elefantes. Observo por la ventana los hermosos pastizales de Tennessee lo cual me hace sonreír. Una mariposa logra entrar por la ventana y se posa en mi hombro.

De repente, todo a mí alrededor da vueltas. Mis padres gritan conmigo. Siento un calor terriblemente cerca. Sus gritos son aterradores, mis ojos sueltan lagrimas junto con mama, papa dice que todo estará bien más sé que no lo estará. El auto queda volcado, se logra ver como las gotas de gasolina comienzan a caer y las llamas salen del auto

-Beth, quédate ahí, ¿si, cielo? No pasara nada, solo quédate ahí. Ahora te saco –asiento a las palabras de mi padre.

Trato de calmarme, si mama lo está logrando quiere decir que yo también puedo. Papa como puede intenta quitarse el cinturón de seguridad; mama también. Mis lágrimas agrias corren por mis mejillas en compañía de mis sollozos esperando a que puedan hacer algo. El vehículo comienza a tronar y eso me asusta.

Tengo miedo de lo que pase

Veo como comienzan a asustarse y a ponerse nerviosos. Sus caras se han tornado rojas por la sangre que tienen en la cabeza. Los tronidos se hacen más y más presentes.

Infinity (Wolverine) [L.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora