Amores no correspondidos

UN CUMPLEAÑOS A SU LADO

El cumpleaños del que os hablaré, no es el suyo, no es el de Carlota, es el de Anna, quedemos en una casa que esta fuera del pueblo de Sant Vicenç, más que una casa, era una parcela, como un huerto con una casa pequeña, ese sitió era de el abuelo de Anna.

Ese día éramos todo el grupito de amigas, Andy y María, bueno, ese día y esa noche, porque acampemos allí.
Al principió de la tarde hicimos como un pica pica y luego, dimos los regalos. Al rato nos fuimos a fuera, a la calle, y nos sentemos, y yo, al lado de Carlota, deje el móvil en el suelo, entonces me giré, y ya no estaba. La miré a ella, miré a Carlota, mi cara lo decía todo, yo sabía que había sido ella. De pronto, sacó el móvil y se lo puso en la barriga, y me dijo que lo cogiera.
Yo fui a cogerlo, me quede con la mano cojéenoslo, y subí la cabeza y la mire, y entonces me miro, nos miremos, con una cara de enamoradas. Entonces nos llamó Anna para que entrásemos a dentro, cogí el móvil y fuimos andando hasta el sofá de la casa, y nos sentemos juntas, se sentó al lado mío y me abrazaba, me empezó acariciar la ingle, y cuando movía la mano tocaba la de la María Mortell, una niña de primero de la ESO que está muy obsesionada con migo.
Entonces María se giró y nos dijo que parasemos de movernos, entonces, Carlota le dijo perdón, y dijo que había sido su culpa.

Allí, en ese momento, por dentro, me reía tanto... Entonces mientras que hablaban todos, yo, quiero decir, mis labios, estaban a milímetros de los suyos, en ese momento, me moría por besarla, pero no podía.

Luego, mientras que todos montaban las tiendas de campaña, yo me senté al lado de Carlota, justo delante de las tiendas. Me cogió de la mano y me dijo te quiero, me quede mirándola y la abracé.

Pasé toda la noche al lado suyo y me abrazaba, ella me dijo que me durmiera antes que ella, le pregunté porque, y me dijo que quería que me durmiese en sus brazos.
Por la mañana, mientras hablaban dentro de la tienda, Carlota me estaba metiendo mano por debajo del saco, y yo la miré con la cara roja, le quité las manos del saco, y la abracé.

Luego tuvimos que ir a casa de la Anna. Marta, Anna y yo, tuvimos que ir andando porque nos dejaron tirados allí, entonces andemos hasta llegar a su casa, y cuando llegamos a su casa nos vinieron a buscar nuestros padres.