Akio Morita

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Historia de un japonés que a pesar de todo lo que le dijeron, el siguió adelante sin escuchar a nadie y decidió volver a empezar. El nos dice: "No tema equivocarse. Pero no cometa el mismo error dos veces".

En la ciudad japonesa de Nagoya, nació Akio Morita el 26 de enero de 1921. Akio Morita fue un físico y empresario japonés, cofundador de Sony.

Su familia poseía una ancestral fábrica de sake. Fue un estudiante brillante, amante de la cultura occidental en general y de la música clásica en particular.

Desde niño tuvo fascinación por los artefactos electrónicos y prestaba especial atención al funcionamiento de los fonógrafos. Se gradúo de la Universidad Imperial de Osaka en 1944.

Se alistó en el ejército del Imperio Japonés durante la Segunda Guerra Mundial y allí conoció a Masaru Ibuka con quien se reencontró tras el final del conflicto uniéndose a él en la nueva empresa que este intentaba organizar, la misma que años después pasaría a llamarse Sony.

Juntos desarrollaron productos tan célebres como el primer radio de transistores comercial, los televisores Trinitron, las videograbadoras caseras o el Walkman.

Fue condecorado con la Medalla Albert, otorgada por la Sociedad Real de Artes del Reino Unido. Fue el primer japonés en recibir este honor. Dos años más tarde recibió la Orden Nacional de la Legión de Honor, y en 1991 fue nombrado miembro de la Orden del Tesoro Sagrado, por el Emperador de Japón.

Morita falleció a causa de neumonía a los 78 años..

8 lecciones de Akio Morita:

1. Creé en ti mismo.

La familia de Akio Morita había estado en el negocio de la producción de sake durante 15 generaciones y esperaban que él continuara con la tradición. Sin embargo, él decidió seguir por su cuenta y construir una de las marcas más reconocidas del mundo. No dejes que la gente te retenga por las expectativas que ellos tienen sobre ti.

2. Empieza pequeño.

Sony empezó con una inversión de $350 y en su comienzo funcionaba en un edificio bombardeado durante la segunda guerra mundial y posteriormente abandonado.

3. Elegí un buen nombre.

Antes de lanzarse al mercado norteamericano, Sony se llamaba Corporación de Telecomunicaciones e Ingeniería de Tokyo.

4. Confía en tu instinto.

Morita recomienda no hacer análisis de mercado. "Hay que mirar cuidadosamente la forma en que la gente vive, intuir qué es lo que quieren e ir por ello".

5. No tengas miedo de cometer errores.

"Pero ten cuidado de no cometer el mismo error dos veces".

6. Construye productos de calidad.

Promocionar o publicitar no van a sostener un mal producto o uno fuera de época.

7. Diferenciate.

Cuando Morita abrió su primer local en Estados Unidos, después de la segunda guerra mundial, colgó en la entrada una bandera japonesa. Periodistas y ciudadanos se acercaron para conocer la historia detrás de la bandera.

8. Creá el mercado.

Morita creó productos que no existían y tuvo su recompensa. Hay muchos nichos sin atacar.

Libro de autobiografía de Akio Morita (Made in Japan)

En aquel momento me parecía que con dos tercios de la población mundial viviendo en un nivel económico muy bajo, el mundo desarrollado tenía la responsabilidad y la oportunidad de ayudar a que toda esa gente ascendiera a una esfera económicamente más elevada, lo que sería de provecho para todos. Después de todo, el pueblo de los países en desarrollo tiene derecho de gozar los beneficios de una civilización evolucionada, de mejores alimentos, vestimentas, educación y entretenimientos, pero los que estamos en el mundo desarrollado no hemos hecho lo suficiente para ayudarlos. Esta es una actitud miope de nuestra parte, porque esa gente representa nuestro futuro poderío, nuestros coproductores y clientes. Me viene a la memoria el cuento de los dos vendedores de zapatos que visitaron un país subdesarrollado: uno le mandó este telegrama a su compañía:

-NO HAY PERSPECTIVA DE VENTA PORQUE NADIE USA ZAPATOS AQUÍ.

El otro vendedor envió este telegrama:

-ENVIEN EXISTENCIAS DE INMEDIATO HABITANTES DESCALZOS NECESITAN ZAPATOS DESESPERADAMENTE.

Nos parecemos demasiado al primer vendedor y no hemos progresado en esta necesidad de ayudar al Tercer Mundo..."

"...En el Japón somos los herederos de una tradición cultural y de una filosofía agraria, que incluye la naturaleza y el cambio de estación. Quizá sea debido a esto que no somos un pueblo precipitado. Tenemos miles de años de historia y tradición y esa es la razón de que no nos guste cuando un país tan joven -aunque grandioso- como Estados Unidos nos trate como recién llegados. Tenemos un proverbio que dice que todo cambia al cabo de setenta días, lo que nos aconseja no ser precipitados, no extralimitarnos en la respuesta, no reaccionar con demasiada prontitud: tiene que haber un término medio entre los dos enfoques, el demasiado apresurado y el demasiado lento".

"...El otro día oí un chiste respecto de un norteamericano y de un japonés que estaban caminando juntos por la jungla, cuando vieron que un león hambriento corría hacia ellos. De inmediato, el japonés se sentó y empezó a calzarse sus zapatillas de carrera".

"-Si piensas que puedes correr más rápido que un león hambriento, -se mofó el norteamericano- eres un tonto."

"-No tengo que correr más rápido que ese león hambriento: -dijo el japonés- ¡sólo tengo que correr más rápido que tú!"

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