Capítulo 10

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Una persona te rompe el corazón sólo una vez. El recuerdo lo hace mil veces.

Bella POV

Emmett se encargó de cubrir bien la noticia, trató el tema con el tacto que merecía. Había sido Jane, una activista de una rara secta que, influía en el pensamiento de las muchachas jóvenes, hablándoles de los ideales que se espera de una mujer y una familia. Redacté su informe final, las pruebas que había logrado reunir, eran más que concluyentes para que la causante de este estropicio, pase un tiempo tras las rejas mientras la investigación pasaba a manos de la ley.

Lamentablemente, el daño estaba hecho. Varias jovencitas habían truncado parte de sus posibilidades de superación a corto plazo. Esme, juntos con el comité de padres, realizaron encuentros en familia, en los que, ayudados por psicólogos y terapeutas, les mostraron a las estudiantes que había oportunidades más allá de la vida doméstica.

—¿Sabes que Tanya te odia?— me dijo Alice una tarde en la que me estaba despidiendo de Forks. Ella ya estaba en días de dar a luz, había venido con su hermano que no me quitaba la vigilancia. Temía que desapareciera otra vez.

—¿Por qué exactamente?— pregunté con poco interés.

—Se canceló su boda. Su novio se echó para atrás, quería irse a estudiar hace tiempo a otro estado pero ella puede llegar a ser muy dominando a veces— me sonrió.

—Seguramente no habrían durado mucho— suspiré mirando mi maleta.

—Tienes razón— soltó una carcajada cantarina. –Es mandona, tiene mal humor y está embarazada. Era un bomba de tiempo— siguió riendo hasta que su risa se convirtió en un agudo quejido.

—¿Qué pasa?— pregunté asustada, mientras recogía la pasta dental y el cepillo del baño.

—Bella, eché a perder la alfombra— dijo asustada. Cuando salí me di cuenta que había roto fuente. Nos miramos con los ojos muy abiertos. Salí rápidamente para llamar a Edward, estaba segura que estaba afuera en su auto.

Llegamos al hospital en cuestión de minutos, Carlisle y Jasper estaban esperándonos en la puerta con una camilla y se la llevaron rápidamente.

—La vida se abre paso— murmuré al ver a Alice y a Jasper de la mano, desaparecer tras las puertas del hospital.

—Todo va a salir bien para ellos. ¿Quieres quedarte a esperar o podemos continuar?— preguntó Edward.

—Ya es hora— le dije.

Nuestras conversaciones eran cada vez más fluidas, luego de sincerarnos y reconocer nuestros mutuos errores, lo único que nos ataba todavía era el recuerdo de haber tenido una hermosa hija, que él aún no conocía. Tomamos el vuelo, me ayudó con mi equipaje, dos maletas llenas de ropa, libros y aparatos que hacen más fácil mi vida. Laptop, grabadoras, cámara de fotos, trípode, mis hermosos audífonos, adaptadores y baterías recargables. Ser periodista necesita de artefactos amigos.

Sin embargo Edward viajaba sólo con una maleta pequeña. Eso me decía que no pensaba quedarse más de dos días. Allí no cabían dos mudas de ropa. Me tranquilizaba saber que había aceptado que Nessie ya no era nuestra hija. Que tenía una vida, una historia, dónde nosotros no estábamos. Bueno, yo sí. Sólo como una hermana mayor que veía de vez en cuando. Pero para ella Edward Cullen no significaba nada.

Cuando anunciaron el aterrizaje, Edward se volvió silencioso. Se veía tan vulnerable que me apenó de corazón, que sólo pudiera acercarse una vez. Quizás si se lo presento a Nessie como un amigo... Mejor no, me decía una vocecita.

Corazón Cobarde - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora