Capitulo 6

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-¡Ya basta! –gritó James muy enfadado.

Lo único que pude hacer fue quedarme callada y tensarme sobre el asiento, mientras retorcía con nerviosismo los dedos. Apenas llevábamos algunos minutos de camino a la supuesta "reunión" cuando James de pronto explotó por la insistencia de su hermana en querer escuchar su música preferida. Y no me sentía precisamente cómoda al lado de James. Miré sobre la ventana, fingiendo estar interesada en otra cosa. Era lo mejor, al menos así ambos no se darían cuenta de lo incómoda que me encontraba. No sabía qué hacer en aquellos momentos tan tensos.

-¡James! –Chilló Carissa cuando su hermano cambio de estación.

-Carissa, esa música es horrible. ¿Cómo puedes escuchar esa mierda?

-¡Retira lo dicho ahora mismo, James Miller! –Miré de reojo a una Carissa que miraba muy molesta a su hermano. Sus ojos parecían rayos láser-. No es ninguna mierda. Al menos ellos son más hombres que tú, pedazo de imbécil.

"Oh, que Dios me saque de aquí..." suplicó mi subconsciente.

-Relájate, rojita. –Rió con diversión- No montes un numerito aquí, no querrás asustar a tu amiga Abby.

Giré mi rostro, encontrando a una pelirroja bastante avergonzada. Al parecer aquello la había hecho callar y entrar en razón. Era como si en todo aquel trayecto de camino yo no hubiera estado ahí y se hubiera olvidado de mi presencia. Ahora conocía una nueva faceta de Carissa Miller: una no muy buena.

-Abby, lo siento... yo... no quise... pero James... –no encontraba las palabras adecuadas y yo me apresuré a hablarle.

-Oye, descuida, supongo que es normal pelear entre hermanos. –Definitivamente lo era. Pero no era agradable hacerlo frente a personas.

Una sonora carcajada salió de la boca de James y ambas nos volvimos a él. Me miró por unos segundos.

-¿Hablas enserio, Abby? –Apreté los labios en una fina línea, sin responder-. Mi hermanita tiende a ser muy pesada e insoportable todo el tiempo. Créeme no soy yo –dijo guiñándome un ojo.

¡Por Dios! Esto es un sinfín de insultos por parte de los dos. No me imaginaría como hubiera sido si mis padres hubieran concebido un hijo más. No, por supuesto que nuestro caso sería diferente. Al menos tendría respeto de mi parte.

Carissa soltó un suspiro cansado.

-Abby, lo siento.

-Ya, vale. No tiene importancia, Carissa. –Sonreí con confianza.

En verdad quería que no se preocupara.

-Cuéntame de ti, Abby –habló James sonriendo coqueto.

¿Estaba coqueteando conmigo?

-Ni te atrevas, James. –Advirtió su hermana-. Ella tiene novio.

James levantó las cejas demostrando sorpresa. Por un instante dejó de mirar la carretera para mirarme. Debí suponer que en algún momento preguntaría algo respecto a mí.

-No intentaba nada, rojita. Sólo tengo curiosidad. –El chico regresó su mirada a mí esperando respuesta de mi parte. ¿Qué quería que le dijera? En los últimos tres días daba más explicaciones de mi vida a las personas que apenas conocía. Suspiré.

-Pues vengo de San Diego, California... –asintió lentamente. ¿Qué se les decía a los chicos en estos casos? Con Derek fue distinto, él con el tiempo fue conociéndome por su propia cuenta-. La verdad no hay mucho que saber, leo muchísimos libros, me gusta el futbol, veo demasiadas películas de ciencia ficción, y... -recordándome a mí misma, hice una nota mental de no sobrepasarme de información. No hablaría de mamá.

Ese chico solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora