CAPITULO 13

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Me levanto unos minutos antes de que suene el despertador. Estoy tan nerviosa que no he podido dormir muy bien esta noche. He dado muchas vueltas en la cama y encima Nikki no dejaba de gemir en sueños, eso me ha dejado en una situación muy incomoda... me sentía como si la hubiese pillado mientras tenía sexo con un tío. Después cuando ha sonado su despertador muy temprano la he oído moverse de un lado para otro mientras se arreglaba para ir a sus practicas. Me he hecho la dormida para no recibir una bronca de las suyas. 

Me doy una ducha antes de comenzar a arreglarme. Me visto con unos vaqueros y una blusa cualquiera del armario, también me pongo unas botas hasta el tobillo y me pongo algo de maquillaje rápidamente. Preparo unos sandwich para la comida de jamón york, queso y lechuga. ¡Vaya! Un mixto de toda la vida. Dado que no tenemos cocina aquí en la residencia no tengo a mi alcance una gran variedad de opciones culinarias. 

Me monto en el coche y conduzco hasta el gimnasio. Parece que por las mañanas está bastante más tranquilo posiblemente porque los hombres que suelen ejercitarse y las mujeres, supongo, están trabajando a estas horas. 

Cuando entro al gimnasio me doy cuenta de que realmente los coches que había aparcados frente a la entrada no le pertenecían a ninguna cliente. 

Ryder está en un lado del gimnasio pegando puñetazos, con las manos enfundadas en sus guantes de boxeo, a un saco de boxeo. Mientras que Jude está gritándole cosas como: ¡Más fuerte! ¡Así no vas a ganar! ¡Con más ganas! 

Es una tactica un poco agresiva eso de que te griten al oído mientras tratas de concentrarte en pegarle a un saco de boxeo. Aunque en realidad no creo que uno necesite mucha concentración para pegarle a un saco que cuelga del techo... 

- ¡Señorita Wolf!- exclama una voz chillona desde mi lado con mucho entusiasmo. Me giro y me encuentro con una mujer rubia que tiene el pelo recogido en un moño muy tirante. Seguro que deben de dolerle las sienes con ese moño tirando de la piel de su cara... 

Frunzo el ceño hacia la mujer cuando se acerca a mi rápidamente en sus tacones de marca. 

- Soy Alyson, la representante del señor Harris- explica ella mientras me da dos besos en la mejillas, sin rozarme la piel. Es como... "muak" "muak". 

- Encantada- digo cuando la mujer vuelve a separarse de mi. El teléfono móvil que la mujer lleva en la mano comienza a sonar y ella lo coge sin tan siquiera disculparme. 

- No vamos a hacer ese anuncio si no...- comienza a gritar al teléfono.- Será con nuestras condiciones y...- sigue diciendo. 

- ¡Hey!- saluda un hombre joven vestido en traje de chaqueta negro mientras se acerca a mi con una sonrisa en la cara.- Tu debes ser Olivia... la nueva terapeuta- dice mientras llega y extiende su mano frente a mi. 

- Sí- respondo esbozando una sonrisa. No esperaba a alguien más tan arreglado dentro de un gimnasio a parte de la representante de Ryder.- ¿Cómo lo sabes?- pregunto intrigada. 

- Soy el guardaespaldas de el señor Harris... bueno, Ryder- responde él sin dejar de sonreír. 

La verdad es que no parece mucho un guardaespaldas. Me imaginaba que si alguna vez conocía a un boxeador con guardaespaldas este tendría que ser más grande que él, pero este no es que supere a Ryder. 

- Perdona pero... no me has dicho tu nombre- le digo algo avergonzada. No sé como dirigirme a él. 

- Oh, sí, perdona. Soy Marcus- responde. 

Marcus y yo nos sentamos en un banco sueco de esos que ponen en los gimnasios. Encima de uno de ellos hay una gran gran botella de deporte y una toalla azul, supongo que de Ryder. 

- ¿Por qué necesita un boxeador un guardaespaldas?- pregunto a Marcus. 

- Bueno, la gente se vuelve un poco loca con él. Tiene un montón de chicas persiguiéndolo todo el rato y dispuestas a hacer lo que sea para llegar a él. Te sorprendería saber las cosas que hacen algunas...- explica entre risas. 

- Eh... creo que puedo imaginar algunas. Mi prima es un poco loca, conozco el tema...- comento. 

- ¿Tu prima está loca?- pregunta de repente serio y fascinado. 

- ¡No!- respondo rapidamente.- No está loca de verdad. Es una forma de hablar... 

- Ah...- dice asintiendo y algo avergonzado.- Creía que acabábamos de cambiar de tema. 

Ryder sigue dandole fuerte al saco de boxeo mientras Marcus y yo nos limitamos simplemente a observar. Es como si Ryder realmente no estuviese pendiente de nada más que de dar golpes, como si nosotros no existiésemos. Es increíble el grado de concentración que adquiere en tan simple tarea. 





SOLO 1 RONDA (faltas de ortografía incluidas hasta corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora