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Gracias a Soffyck por la idea de este capítulo, ¡eres genial!

Llegué lo mas rápido que pude a la casa de Louis, toqué el timbre de una forma peculiar, como solía hacerlo para que Louis sepa que era yo.

La puerta sonó, que daba a entender que desde dentro, Louis había abierto la puerta.

—Pasa, Harry. —Dijo por el inter comunicador.

Abrí la puerta y pasé, antes de entrar a la sala donde se encontraba Louis, toqué mi bolsillo del pantalón una vez más y sonreí, ahí estaba, un condón.

Tenía que disfrutar al máximo lo poco que me quedaba de vida.

—¡Amor de mi vida! —Grité cuando vi a Louis recostado en el sofá viendo televisión.

—Hola. —Respondió seco.

—Oh, vamos Lou. —Dije y cerré la puerta detrás mío sentándome junto a él. —Te extrañé mucho, dame un beso. —Estiré mis labios poniéndolos justo frente a él.

—No quiero. —Vaya que se hacía el difícil.

—¿No lo harás? —Dije e hice un puchero, mirándolo a los ojos fijamente.

—Joder, Harry. No me mires así.

—Por favor Lou. —Supliqué y este se acercó a mi dándome un suave beso en mi puchero.

—¿Me perdonas por todo? —No obtuve respuestas. —Vamos, no seas así, sé que mi Lou me perdonará.

—No quiero estar enojado contigo Hazz. Te disculpo, pero hazme saber que te importo, por lo menos. —Dije y acepté.

—Claro que lo haré... —Dije e hice una larga pausa. —¿Hay alguien en casa, Lou?

—Mi abuelo, pero está durmiendo en el tercer piso, puedo apostar que sus ronquidos se escuchan hasta aquí.

—Oh, Lou... —Dije y coloqué mi mano en su entrepierna, acariciándola.

—No pensarás que... digo... ¿Quieres hacerlo, Harry? ¿Aquí y ahora? —Dijo confundido por mi comportamiento.

—Sí, Lou. Hagámoslo, por favor.

—No, Harry. No vamos ni 3 meses ¡Esto es tan apresurado! ¡Apenas llevamos 1!

—Lou... Hazz se sentirá horrible si lo rechazas. —Dije y esta vez coloqué mi mano en su torso. —Incluso traje un condón.

—Y-yo... no lo sé, Harry. —Mencionó y lo besé, quería hacer todo lo posible para disfrutar a Lou en uno de mis no sé cuantos meses o días vivo.

Nuestros labios ya estaban juntos y nuestras lenguas jugaban toscamente entre ellas. Para nuestra suerte, la casa estaba vacía, ya que el abuelo de Louis no contaba, tenía problemas al oír las cosas y en casa haya gritos, serían lo suficientemente silenciosos como para no levantarlo.

Rápidamente tomé posición sobre las piernas de Louis, sólo lo besaba y enredaba mis dedos en su cabello, haciendo que este gima.

Louis comenzó a tocar mi cabeza por sobre el beanie, buscando algún mechón de cabello para jalarlo, Lou amaba mis rulos.

—Hazz... —Dijo entre el beso. —¿Te quitarías el beanie? Quiero coger tus rulos.

Solo lo seguí besando. —No se podrá, Lou lindo.

Louis detuvo el beso. —¿Y ahora por qué? —Preguntó serio.

Me quité el beanie y dejé ver los pocos rulos que me quedaban automáticamente Louis estaba con la cara de sorpresa.

—¡¿Q-qué pasó?!

—Estrés. —Respondí sencillo. —El Doctor dice que es estrés, pero me volverá a crecer el cabello, Lou.

—¿El estrés provoca cosas tan fuertes?

—Al parecer, sí. —Dije, no me importaba. —¿Qué? ¿Ya no te gusto? Apuesto a que ya no.

—¡Claro que me gustas Hazz! Es sólo que me sorprendí.

—Menos sorpresas y más acción, Lou. —Dije y volví a besarlo, parecía que suplicaba por un rato de sexo.

Volví a los labios de Louis, mientras mis labios bajaban a su cuello y luego a su torso cubierto. Quité su camisa de la misma forma en la que él quitaba la mía. Volví a su cuerpo dejando rastros de besos húmedos en ellos. Me quité los jeans y ayudé a Louis a que haga lo mismo.

Ahora sólo estábamos Louis, yo y nuestros bóxers.

—¿Seguro que quieres llega a eso, Hazz? Podemos parar aquí si quieres... —Dijo Louis.

Cogí ambos lados de su bóxer y los tiré para abajo, dejando al descubierto su miembro.

—¿Eso hace parecer que quiero parar ya? —Dije mirándolo fijamente mientras se ruborizaba por mi acto.

Me levanté y fui hacia mis pantalones a buscar el condón.

—Te traje algo. —Le dije y se lo mostré. —¿Puedo colocártelo Lou? —Dije e hice otro puchero.

—S-sí, Hazz. —Dijo inseguro, tenía miedo de lastimarme.

Con cuidado se lo coloqué y le di un pequeño masaje, para que se acostumbre al plástico que lo rodeaba.

(...)

Ambos caímos agitados al mueble, con el pecho subiendo y bajando muy rápido a causa de los orgasmos.

—Te amo Louis.

—Y yo a ti, Harry. Estaremos juntos por siempre amor.

—Por siempre... —Dije pensando en cuánto duraría ese "siempre"

—Sí bebé, siempre.

Nos vestimos y nos quedamos viendo una película, nos amábamos, éramos la historia de amor más linda, pero por desgracia, todo tenía un fin.

De pronto, otro fuerte dolor llegó a mi estómago, y esta vez más fuerte que los otros.

Días restantes antes de la fiesta de promoción de Louis: 4

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