Luz

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-Supongo que es hora de ver lo que se esconde detrás de la oscuridad-Sin decir más avanzo hasta aquel espejo y se dispuso a atravesarlo, cerró los ojos y se dejo caer en su interior. No supo que paso después, ni siquiera se dio cuenta de cuando o como perdió la conciencia, simplemente se dejo llevar.

Silencio...

Silencio es lo único que sus oídos podían captar, pronto comenzó a sentir como si los cálidos rayos de sol estuvieran tocando su piel. Lentamente intento abrir sus ojos, pero había demasiada luz y tubo que cubrirse con su mano, sólo cuando sus ojos se acostumbraron pudo contemplar el lugar donde estaba.

Un campo de gran envergadura, preciosamente alfombrado por pequeñas y delicadas flores blancas, se extendía hasta el inicio de un inmenso bosque de cerezos en flor, el cual se perdía en el horizonte. Shun se quedo en silencio, solamente observando aquel lugar, que por alguna razón se le hacia tan familiar, le pareció muy hermoso casi irreal. Comenzó ha andar por el campo, llenado sus sentidos con el, podía ver pequeñas mariposas y otros animales revoloteando sobre las flores, también se escuchaba el cantar de los pájaros a la lejanía, todo aquel paisaje estaba rebosante de vida. Cerró sus ojos y levanto su cabeza hacia el cielo, mientras que una cálida brisa sacudía sus cabellos y le llenaba sus pulmones, con la suave fragancia de las flores.

-Es hermoso-Pronuncio suavemente, sin poder evitar sonreír.

-Si, es hermoso Shun.

La voz de aquel hombre lo saco brutalmente de su ensoñación, al mismo tiempo que le provocaba un escalofrió, pece a que sólo lo había escuchado una única vez, había sido suficiente para la recordara quien era por el resto de su vida. Agarro con fuerzas sus cadenas, y se volteo dispuesto a enfrentarlo, después de todo, era justamente a él a quien estaba buscando.

-Hades...-Pronuncio parcamente.

El dios le sonrió de lado, envestido en su imponente armadura, se encontraba parado a una buena distancia de Andrómeda, justo en el medio de aquel campo.

-Cuanto tiempo sin vernos caballero de Andrómeda, supongo que es a ti a quien a escogido.

El oscuro emperador le sonrió complétame, su divina armadura se veía mucho más oscura que la que había vestido en los Elíseos, llegando a tornarse de un negro tan intenso y brillante como la obsidiana. Su mortal cosmos comenzó a elevarse, haciendo que las flores cerca de donde estaba parado comenzaran a marchitarse lentamente, se arrugaban y se secaban, hasta comenzar a partirse y volverse polvo. Todos los animales cercanos, o que se acercaban al dios sufrían un destino similar, inmediatamente se desplomaban al suelo, donde se consumían hasta también volverse ceniza. Shun se quedo en silencio, mientras se limitaba a observaba aquel horrendo espectáculo, que le ofrecía el dios de la muerte.

-Hades.

Pronuncio con rabia, mientras apretaba con más fuerzas sus cadenas, haciendo que orbes violetas del dios se fijaron en él, no le rehuyó, levanto la vista y enfrento la mirada del dios. Aquellos ojos que durante la batalla en los Elíseos se mostraron brillantes y llenos de soberbia, ahora estaban más opacados, vacíos, demostraban una tranquilidad y paz tan inmensa como el cosmos de su portador. Aquello le sorprendió, haciendo que retrocediera un poco, pues a pesar de la agresividad de su cosmos, el dios se veía sumamente tranquilo...demasiado tranquilo.

-Dime caballero ¿Ha que has venido?-Le pregunto Hades

Shun dejo de lados sus pensamientos y concentro su atención en momento, después de todo él era la razón por la que había iniciado ese viaje, apretó sus puños con fuerza. Frente a él se hallaba el ser que más terror y dolor le había provocado, pero de cuya existencia dependía el mundo, y quizás fuera el único capaz de ayudarlo, el único que le podría decir la verdad.

The Truth Beneath the roseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora