Recordando Cómo Recordarte [SL2]

Capítulo 2 : ¡¿Mi marido?! - Parte 1.

El pesado desconocido no desapareció cuando llegamos al Nordic C. Es más, nada más entrar, todos le saludaron como si fuera el príncipe Karl Philip de Suecia o algo.

- ¿Los conoce? - pregunté cuando una señora asiática le hizo una reverencia.

- Podría decirse que sí, señorita Rönngren.

Y se calló. Algo que, por lo que parecía, no hacía muy a menudo.

Llegamos a la recepción y la señorita que estaba allí saludó al desconocido con mucha educación. Eso olía a gato encerrado, había algo que ese hombre no me había dicho.

En ese momento, mi móvil empezó a sonar y el nombre de Hannah Cuñis apareció en la pantalla.

- Hola Hannah - saludé alegre al volver a escuchar su voz, no había tenido la oportunidad de saludarla -. ¿Ha pasado algo?

- No, tranquila, Jos. Sólo llamaba porque reservé una habitación para ti a mi nombre ayer.

- Gracias, Hannah, te lo agradezco. Con el tema del avión no había pensado en reservar habitación en el hotel.

- Lo sé - rió ella -, por eso lo hice yo. Cuídate, Jos, te quiero de vuelta sana y salva.

- Lo haré, tú cuida de mi hermano.

Nos despedimos y me giré en dirección a la recepcionista.

- Tengo una reserva al nombre de Hannah Lundberg.

- ¿Hannah Lundberg? - preguntó el hombre a mi lado -. ¿Conoces a mi prima?

- ¿Hannah es tu prima? Hannah es la prometida de mi hermano, ellos se van a casar dentro de poco.

- ¿Tu hermano es Simon Rönngren?

- Así es, si me disculpa, quiero irme a mi habitación ya - dije mirando a la señorita de la recepción a la que que se le caía la baba al mirar al desconocido.

- Ya ha oído, Jenny, la señorita Rönngren quiere su habitación cuanto antes.

La tal Jenny Lindqvist, según su placa, me miró molesta y me dio la llave con educación porque el desconocido me estaba mirando, parecía que tenía ganas de decirme unas cuantas malas palabras por el modo con el que yo hablaba al hombre.

Nada más coger la llave, me alejé del chico sin decir nada y subí en el ascensor, tenía la sensación de que lo volvería a ver muy pronto.

Al día siguiente, acudí a la agencia que había llevado mi caso de adopción para que me informaran de como habían sido mi vida antes. Cuando llegué, una señora se acercó a mí y me preguntó mi nombre y, en cuanto lo escuchó, me abrazó con fuerza y espachurró mis mejillas.

- Josefine, hace que no te veía por lo menos ocho años, estás muy cambiada.

- ¿Se acuerda de mí?

- Como para no hacerlo, fuiste muy querida por nosotros y nos costó decirte adiós cuando encontramos una familia para ti.

- Entonces, ¿sabe que no recuerdo nada de mi pasado?

- Si, muchacha, cuando llegaste a nosotros no sabías nada y te ayudamos a recordar las cosas que necesitabas en la vida diaria pero tus recuerdos sobre tu antigua vida nunca aparecieron y, por lo que supongo, nunca han aparecido, ¿verdad?

- No, por eso estoy aquí, necesito saber como era mi vida.

- Verás, tu padre te maltrataba y tu madre intentaba detenerlo poniéndose en medio. Recibías abusos en la escuela por parte de tus compañeros. Estabas herida profundamente, según tus tutores, pero aún así seguías conservando tu sonrisa. Eras hermosa y lo sigues siendo, Josefine, parece que no has perdido tu sonrisa.

La señora resultó llamarse Anna y empecé a recordarla, imágenes de ella dándome la merienda y ayudándome con los deberes aparecieron en mi cerebro sin que yo me diera cuenta. Me contó todo lo de mi infancia y me enteré de que mi madre estaba muerta y de que mi padre estaba en la cárcel como principal sospechoso del asesinato.

Mi antigua familia estaba rota, cada uno pensaba en sí mismo y mi madre, que era la única que se había arrepentido de todo, había muerto poco después de que yo fuera adoptada.

Pero eso no era todo, Anna me dijo que estaba casada.

- ¿Casada? - pregunté al borde de los nervios -. ¿Con quién?

- Con un tal Gabriel, no sé su apellido.

- ¿Gabriel? ¿El hombre que aparece en mis sueños?