Mis pasos retrocedieron. Estaba en el pasillo que me llevaría a la celda donde estaba mi padre pero mi miedo e indecisión hacía que no me moviera del sitio. El guarda que se había ofrecido a acompañarme me miraba con compresión y me dejaba tiempo para mentalizarme.
- Vamos - dije haciendo que él asintiera agradecido.
Lo seguí hasta una de las últimas celdas mientras los demás presos me miraban de arriba a abajo de seguro mirando la ropa que llevaba. Me había puesto un chándal para no llamar mucho la atención pero aún así parecía que era mejor que las conversaciones que tenían con sus compañeros.
- Aquí es, señora Lundberg.
Lo miré sorprendida porque por primera vez me habían llamado así pero me recuperé cuando vi algo que recordaba, lo había visto en la visión de la noche anterior y al instante lo había reconocido. Había visto secuencias suyas pegándome a mí y había visto a mi madre protegiéndome de él sin conseguir que me dejara en paz por mucho tiempo.
Lo observé. Su pelo estaba largo aunque por lo menos parecía estar limpio y su barba ocultaba parte de su mandíbula pero aún así estaba igual que cuando había sido mi "padre".
Él, al verme, se levantó de su cama y se acercó hasta los barrotes que nos separaban. Me miró pero como nunca lo había hecho, como si se alegrara de verme y casi pareció mirarme como a una hija.
- ¿Josefine? - preguntó.
Me costó reaccionar pero asentí y lo miré a los ojos.
- Sí, soy Josefine, pero no la misma.
- Sí, eso ya lo veo. Estás hecha una mujer, casi no te reconozco pero esos ojos verdes tuyos que se convierten en grises no los tiene nadie más.
- Ya, ya veo. No estoy aquí para tener la típica conversación padre - hija, quiero saber lo que pasó con mi madre, eso es todo. No quiero que me cuentes que me has echado de menos porque va a ser mentira, ni tampoco quiero que me digas que ya soy una mujer porque ya lo era cuando me pegabas.
Él pareció sorprendido por mis palabras pero se recuperó, quizás estaba acostumbrando a que lo hablaran así.
- Veo que sabes lo que quieres, está bien. ¿Sabes que no eres mi hija biológica? No, ¿verdad? Ella me engañó con otro nombre y te tuvo a ti como resultado. Al principio pensé que eras mi hija pero cada vez te parecías más a él, tu pelo pelirrojo y tus ojos cambiantes. ¿No sabías nada de esto?
- No, ¿quién es mi padre? Dímelo.
- No creerás que soy tan tonto como para deshacerme de la única cosa que podría hacerte volver, ¿verdad? Nadie más sabe quien es tu padre menos yo y...tu madre. Pero ella no te lo puede decir - dijo sonriendo.
- ¿A caso te ríes de haber matado a alguien?
- ¡Ella me engañó! - gritó agarrándome la mano -. ¡Merecía morir! Yo la amaba, Josefine, ella lo era todo para mí pero ella se fue con otro, ¿no lo entiendes? ¡Me volví loco cuando lo descubrí! Te odiaba por ser el resultado de aquella unión. Estaba harto de ver como te parecías a él cada vez más y ella te amaba más por eso.
Golpeó mi muñeca contra los barrotes haciendo que se dislocara y que me golpeara también la cabeza pero me vi sacada de allí por el guarda ya que el que había creído mi padre estaba teniendo un ataque de rabia y pegaba a todo lo que había en la celda, incluso a su compañero que se defendía como podía.
Salí por la puerta de la cárcel y me agarré a la pared, todo daba vueltas, había descubierto bastante por hoy y mi cabeza daba vueltas. Me llevé la mano a la frente y vi que estaba sangrando.
- ¿Señora Lundberg? - preguntó un guardia que protegía la entrada -. ¿Está usted bien?
Intenté asentir pero me desmayé en los brazos de aquel hombre mientras todos los recuerdos de mi vida pasada acudían a mí.
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Recordando Cómo Recordarte [SL2]
Romance¿Qué harías si sintieras que la vida que estás viviendo es mentira? Josefine Rönngren es la hija pequeña de una familia rica pero ella es diferente a los demás, no encaja y no se parece a nadie de su gran familia. A pesar de esto ella podría p...