Capitulo 47

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Negué con la cabeza desaprobando lo sucedido y me puse de pie.
—Mira tú labio— acaricie su mejilla — ¿No te duele? — le pregunte y se puso de pie.
—En lo absoluto— sonrió —Valió la pena, hace tiempo que quería poner en su lugar al imbécil ese — me tomo por la cintura y nos hizo girar ahora dejándome de espaldas hacia la escena de la cafetería.
— ¿Y por qué?— pregunte tratando de averiguar por qué lo detestaba tanto.
—Es un creído— soltó molesto —Cree que le tengo miedo— rio
—No le hagas caso— le dije dando un beso en su mejilla — ¿Seguro que no te duele?— estaba hinchado su labio, se veía gracioso.
—Que no— pasó sus manos por mi cintura abrazándome, estábamos en la cafetería abrazados, esto sí que era un gran avance.
—Eres un mentiroso— le dije riendo.
—Claro que no— dijo ofendido —Ya te dije que no es nada. — suspire, jamás aceptaría que le dolía
—¿Iremos al juego?— pregunte cambiando de tema y negó con la cabeza
— ¿Iremos?— se burlo —Yo no, estoy suspendido eso incluye todas las actividades extracurriculares— explico —Pero tu si, tu eres porrista— me recordó.
—Ya te dije que si tú no estás en el equipo yo dejo de ser porrista— puse mis manos en su cuello y lo acaricie lentamente
— ¿Por qué entraste entonces?
—Por ti— confesé y abrió los ojos a tope —Cuando supe que estabas en el equipo entre— sonreí
—No te creo— entrecerró sus hermosos ojos.
—De verdad— confirme —Solo por ti Perry— no estaba siendo del todo sincera y por primera vez en mi corta vida. Me dolía mentir. —Asi que no iremos— le sonreí de oreja a oreja.
—Sabes... me gustaría ir a ver como pierden el partido sin mi— levanto ambas cejas
— ¿Ahora quien es el creído?— me guiño un ojo y se acerco lentamente a mi pero el estruendoso timbre nos interrumpió obligándonos a ir a clases. Justin rodo los ojos y yo solo reí.
—Vamos— le dije tomando su mano
—No— soltó mi mano —Tu iras— sonrió —Por enésima vez te recuerdo que estoy suspendido— mire hacia abajo, ¡Una semana sin verlo! No sé si resistiría.
—Entonces...— dije volteando a ver como todos comenzaban a desaparecer de la cafetería. — ¿Nos vemos luego?— pregunte esperando un 'Sí'.
—Tal vez— contesto como si no tuviera el mínimo interés en verme. Mi mandíbula casi perfora el piso. Soltó una carcajada y nuevamente se acerco a mi más rápido, tratando de capturar mis labios. — ¿No me vas a dar un beso?— pregunto ya que había corrido mi rostro.
—No— le sonreí y me di la media vuelta.

Martes. Baje de mi auto, no podía evitar sentirme desanimada. No solo por el hecho de que la apuesta con Corey me preocupaba, si Bradley se llegara a enterar ni siquiera quiero imaginarme como se pondría. Había que terminar con esto ya.
Levante mi mirada y ahí estaba, recargado en la maletera de su auto. Vestía unos pantalones camuflados y una camiseta negra ajustada que simplemente me dejaba sin habla.
—Hey— escuche que me llamaba —Hey— una vez más, sin embargo no voltee. Y pude escuchar sus pasos detrás de mí. —Te estoy hablando— dijo sujetándome del brazo para evitar que siguiera caminando.
—Discúlpame pero no recuerdo que mi nombre fuera 'Hey'— volteé para verlo de frente — ¿Qué haces aquí?
—Vine por ti...— dijo serio
— ¿Por mi?— reí
—Sí, es más o menos como un secuestro— una vez más reí y a lo lejos se escucho el timbre que indicaba que comenzaba primera hora.
— ¡No!— dije molesta —Una vez más, tarde Carpenter— fingí la voz del maestro Hoffman
— ¿Tarde?— se acerco y retrocedí —Más bien... Carpenter, Falta. — con un rápido movimiento me cargo y me acomodo sobre su hombro.
— ¡Que te pasa! ¡Bájame!— grite mientras pataleaba y al mismo tiempo trataba de cubrirme. Evidentemente hizo caso omiso a mis gritos y me hizo subir al auto.
—Sabrina— ese par de gritos me hicieron sobre saltarme, voltee y eran Mia y Niall quienes habían coreado a todo pulmón mi nombre.
— ¿Que hacen aquí ustedes?— pregunte sorprendida —Han faltado a clases— tape mi boca como si fuera lo peor del mundo, ambos rieron y Bradley subió por el lado del piloto.

— Claro como tu estas suspendido, nadie más ira a clases— le dije en tono de reproche.
—Mira una falta no te hará daño y además...— se calló
—Además ¿qué?— pregunte pero no respondió, solo puso en marcha el auto.
— ¿Por qué todos visten asi?— Al igual que Bradley, Mia y Niall  vestían pantalones camuflados y chaquetas igual.
—Porque iremos a...
— ¡Shh!— Bradley y Niall  interrumpieron a Mia antes de que me informara a donde me llevaban.

—Llegamos— dijo después de más de veinte minutos de trayecto
—Valla— conteste con fastidio. Abrí la puerta del auto y baje. — ¿Qué es esto?— no sé si estaba sorprendida, o asustada. Era una terracería enorme y a lo mucho estaban seis autos estacionados. Había una gran malla con una tela verde que evitaba ver que había del otro lado de esta. Nadie me contestaba solo se reían cómplices hasta que finalmente Bradley rodeo el auto y se acerco a mí.
—Jugaremos gotcha— paso su brazo por mi hombro y cerró la puerta del auto.
— ¿Qué?— reí amargamente —Tienes que estar bromeando ¿no?— jamás había jugado y no me interesaba en lo más mínimo.
—No.
—Vamos será divertido— dijo Mia  tomándome de la mano y haciéndome correr hasta la malla verde. Era una tontería que la pequeña estuviera emocionada y yo prácticamente aterrada.
—No, Bradley— lo llame —Mejor yo los veo jugar— sonreí —Desde el auto— soltó una carcajada

—Eres una cobarde Carpenter— se burlo —Mia tiene seis años y le encanta— lo fulmine con la mirada
—Cállate— lo golpe —Además mira...— señale mis tacones —Y que ni te pase por aquí...— hice un ademas señalando mi frente —Que ensuciare este vestido.
—Ah cierto, casi lo olvidaba— se dio la media vuelta y corrió hasta el auto, abrió la maletera, saco unos tenis míos y lo que parecía también ropa.
—De donde lo has sacado— pregunte sorprendida.
—Hicimos una parada en tu casa, afortunadamente tu madre no estaba— sonrió —Y solo le dijimos a la chica que nos habías enviado por ropa— extendió las cosas hacia mi —Asi que ya no tienes escusas— tome los tenis y los jeans —De todos modos aquí te prestaran equipo— ¿pero qué?... —Vamos— tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos, para prácticamente llevarme a rastras. 



Tu el Humo y Yo el Fuego (Brabrina) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora