¡Aléjate!

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-¡Justin!- corro hacia el pasillo, alcanzo a Justin tomándolo del brazo

-¡suéltame quieres...!- dice exasperado

Tres días, tres malditos días si verlo , tres malditos días sin ir a la escuela.

Cuando me entere que estaba embarazada me había decidido a contárselo en ese mismo día pero no lo volví a ver, hasta hoy.

Se ve mucho más pálido y enfermo, sus ojos sin aquel brillo hermoso cuando le decía que lo amaba, ¿estará bien?

-¿podemos hablar?-

Rueda los ojos y camina hacia la salida, lo sigo inmediatamente, no perderé la única oportunidad que tengo de hablar con él desde hace días.

Se sienta en las gradas del campo y me mira con expresión dolida, si supiera cuanto lo amo.

-habla...-

-Sabes que te amo como no tienes idea...-

-no empieces con eso Shelley...- se le corta la voz

-es verdad y no lo voy a dejar de decir  hasta que me muera...-suspiro- me equivoque. Y lo acepto, eres lo mejor que me ha pasado y que me pasará en mi jodida vida, lo siento Justin, siento no haberte tratado con el respeto que te mereces y no sabes cuanto me arrepiento -lágrimas caen de mis ojos sin cesar, lo miro y una lágrima corre por su mejilla

-¿ y!?...- se limpia la lágrima- eso que me importa...-

Suspiro tratando de juntar toda las fuerzas posibles, tratando de verme fuerte cuando por dentro estoy derrotada.

-estoy embarazada..-

Abre los ojos como platos y un brillo los inunda poco a poco, joder le gusta la sorpresa.

-¿Embarazada!?-

-si...- una sonrisa melancólica se me dibuja en en ahora pálido rostro

-¿y sabes de quien es?- su expresión cambia y vuelve  su mirada fría y cortante

-Justin..- digo dolida

-bueno Shey,  te has acostado con media escuela sin más no recuerdo...-

-Recuerda que jamás utilizamos protección, solo contigo jamás me cuide..-

-Eso dices, tal vez es otra de tus mentiras..-

-Yo jamas te mentiría, no con algo así, te aseguro que si no fuera tuyo jamas me hubiera acercado a ti, pero lo es, de eso estoy completamente segura..-

Sin decir ni una sola jodida palabra se levanta del lugar triste y enojado a la vez, antes de que pudiera dar un paso  toma el costado de su abdomen y se queja.

-¿estas bien?- lo tomó de los hombros

-¡sólo aléjate  quieres!-

Camina alejándose nuevamente de mi, me quedo llorando en aquellas frías gradas , lo amo tanto y ahora lo perdí, para siempre.




LA PUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora