La noche parecía más oscura y fría en esa época del año.
El viento soplaba entre las ramas de los árboles, creando ligeros susurros en los oídos de una sombra que estaba agazapada en el áspero suelo cubierto de hojas secas.
La chica vestía de cuero negro, éste servía para ocultarla en la oscuridad además de ser resistente contra el frío que azotaba contra su cuerpo.
Reteniendo momentáneamente su respiración, la chica cerro sus ojos abruptamente, las yemas de sus dedos rozando las hojas húmedas debajo de las suelas de sus zapatos.
¿Cómo diablos había llegado ella a ese momento?
Su mente le daba vueltas y vueltas a esa misma pregunta. Una y otra vez, sin llegar a obtener ninguna respuesta. Tal vez todo había empezado antes de lo que ella pensaba.
La tarde de su décimo cuarto cumpleaños había recibido el primer indicio. Ella recordaba cada pequeño detalle de ese día.
Estaba acostada sobre su espalda, sus brazos extendidos libremente a los costados de su cuerpo. Llenaba sus pulmones con el dulce aire del jardín de su casa, con una sonrisa resplandeciente en su cara.
Una mano cálida le toco el hombro, al momento en que un perfume dulce inundaba su nariz. La sonrisa que brillaba sobre su cara resplandeciente se amplió aún más.
- Mamá - Dijo abriendo sus ojos de par en par.
La mujer que estaba frente a sí era inexplicablemente hermosa, aunque no de la manera tradicional.
Tenía ojeras enmarcando sus ojos oscuros, mechones de pelo moreno escapando de su coleta apretada y cayendo sobre su ruborizado rostro, aunque le iba bien a su mamá. Le daba un aire de juventud que jamás dejaba de resaltar, mucho menos con su sonrisa.
- Hola, florecilla - Su madre pasó sus brazos alrededor de la pequeña, quitando unas cuantas ramitas que se habían atorado en el alborotado cabello de su hija.
La pequeña seguía teniendo la vista fija en el cielo, que empezaba a oscurecer lentamente.
Los brazos de su madre la hacían sentir segura, a salvo. Lo único que la pequeña hacía era acurrucarse aún mas cerca de ella.
- ¿Ves eso que está allí ? - Preguntó la mujer , mientras levantaba su distraída mirada al cielo sobre ella.
A la niña eso le pareció una pregunta bastante tonta. Claro que sabía que el cielo estaba sobre sus cabezas, y de hecho, sabía demasiadas cosas respecto a las estrellas y otros astros. Todo esto era gracias a que su hermano menor parecía obsesionado con el Universo.
Su madre le sonrió tiernamente, como si supiera exactamente lo que su hija estaba pensando.
- Escucha - Dijo ella apartando los mechones de cabello de la pequeña, para susurrarle las palabras al oído, como si se tratara de un secreto que nadie debía escuchar.
- Algunas cosas no son lo que aparentan. Aquí en este mundo las cosas simples no existen.
Ella sintió como los vellos de sus brazos se erizaban al escuchar las misteriosas palabras de su madre. Le estaba contando algo importante , cualquiera lo podía haber notado por la manera en la que la mujer escogía sus palabras. Cautelosamente.
- Lo mismo sucede con las personas. Los seres humanos son como las estrellas , cada una tiene su propia luz, quemándose a millones de kilómetros de distancia. Todos tenemos algo por lo que brillar, Ellie.
Ellie sentía una extraña opresión en el pecho. Una sensación que la hacía querer levantarse de un salto y saltar tan alto, lo suficientemente alto para alcanzar las estrellas. Eso era lo que su madre le hacía sentir cada vez que la miraba con sus espectaculares ojos llenos de luz.
Que ella podía levantarse y saltar hasta alcanzar las estrellas.
- Sabes que tu hermano te espera para que mires el cielo desde su telescopio, no debes hacerlo esperar más tiempo.
Ellie se levanto de un salto, sacudiendo su ropa un poco y sonriendo a su madre, que la miraba con dulzura en los ojos.
- Te amo, Ellie, desde siempre y para siempre - Dijo al momento de tomar su mano y apretarla ligeramente.
Ella sintió que se le hacía un nudo en el corazón, sobre todo cuando entrelazo sus dedos por un momento que pareció eterno.
- Y yo a ti, mamá - Dijo.
Desde entonces nada en su vida volvió a ser tan perfecto.
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Cazadores De Sombras : Ciudad De Ángeles Sin Alas #Próximamente#
FanfictionLa vida no es fácil para Ellie Herondale. Con tan solo 17 años de edad , ella se dispone a cuidar de su hermano menor Jake y a huir de un doloroso pasado que hasta ahora sigue atormentandola, trabajando en el prestigioso bar "Pandemonium" , donde va...