II

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___ POV

Los días transcurrieron. Lauren y yo nos hicimos muy amigas. Camila se portaba extraña conmigo. Yo sabía por qué: mis padres y su padre hacían negocios juntos. Espero no me reconozca. Hace más de 12 años que no nos vemos. Ella estaba muy pequeña cuando mis padres decidieron terminar la relación con los Cabello.

Estaba en casa de Lauren, pero tenía que darle una visita a mis padres.

Salí de casa de los Jáuregui en dirección a casa de mis padres. La verdad es que sí son narcotraficantes. Pero sucede que yo vivo sola. No quise llevar la vida que ellos llevaban y decidí salir adelante por mi cuenta.

Hablé con mis padres acerca de mis deseos y ellos, aunque se negaron al principio, terminaron aceptando. Me regalaron una cuenta con demasiado dinero antes de alejarme de ellos. Tenía una casa pequeña y un auto cualquiera. Tengo 18. Estoy en la preparatoria.

De vez en cuando le daba una visita a mis padres. A pesar de todo los amaba.

Estacioné el auto frente a su casa. Bajé del auto y me dirigí a la puerta principal. Toqué el timbre y minutos después salió mi madre.

—Hija, qué gusto verte —dijo abrazándome.

—Mamá —dije asintiendo—, ¿qué tal todo por aquí?

—El negocio va bien —contestó sonriendo.

—¿No te cansas de esta vida? —pregunté suspirando.

—Cuando me casé con tu padre le juré que estaría con él hasta el final. Heme aquí —dijo señalándose.

—Y lo respeto mamá —dije sonriendo de lado.

—Vamos adentro. Tu padre estará feliz de que estés aquí —dijo haciéndose a un lado para dejarme pasar.

—Mírate Eaton, tan perezoso como siempre —dije entrando a la sala.

Mi padre estaba sentado viendo la televisión.

—¡Hija! —dijo mi padre parándose de su asiento.

—Hola Nicholas —dije acercándome a abrazarlo.

—¿Algún día me dirás papá? —preguntó divertido Nicholas.

—Nick, deja de llorar. Sabes que te amo —contesté dándole un golpe juguetón en el hombro.

—Te extraño en casa, _____ —dijo mi padre suspirando.

—Cuidado mamá, Eaton va a llorar —dije dando un paso hacia atrás.

Mi madre rió y más tarde se le unió mi padre. Todos tomamos asiento en la sala.

—¿Visita semanal? —preguntó mi padre.

—Así es —contesté.

—¿Qué tal la preparatoria? —preguntó mi madre.

—Asombrosa —contesté sincera.

Sonreí.

—Te gusta una chica —dijo mi padre.

—No sé de dónde sacas esa mentira, Nick —comenté.

Sentí que estaba sonrojándome.

—_____ Eaton Grint está enamorada —molestó mi padre.

—La conocí hace una semana, no corras tan rápido —dije divertida.

—¡Lo sabía! —exclamó mi padre.

—¿Cómo es ella? —preguntó mi madre.

—Piel blanca, ligeramente más pequeña que yo. Primer semestre de preparatoria. Debe tener 15 años. Ojos verdes que te matan —contesté.

—Suena a que es hermosa —aportó mi padre.

—Lo es —dije sincera.

—¿Cómo se llama? —preguntó mi madre.

—Lauren —contesté.

—Lindo nombre —comentó mi padre.

—Sí —contesté simplemente.

—¿Siguen molestándote? —preguntó mi padre cambiando de tema.

—Sí. Nadie me habla. Me tienen miedo —contesté.

—Deberías decirles que no llevas la misma vida que nosotros —comentó mi madre—. Mentimos también con nuestros amigos y dijimos que te habían matado.

—No perderé el tiempo explicándole a cada uno que ya no vivo con mis padres —dije—. Tuve que cambiarme de preparatoria por cada semestre que cursé. Ahora estoy en sexto semestre, tú sabes, mi último grado... no quiero arruinarlo.

—¿Has visto a la hija de Cabello? —preguntó mi padre.

—Sí. Es amiga de Lauren —contesté.

—Mierda. Probablemente ella haya ido a decirle que te vio —dijo mi padre alterado.

—Creí que Camila no estaba en el negocio —expresé—. Además, no creo que me reconozca. Hace mucho tiempo que nos alejamos de su familia.

—Lo está —contestó mi madre.

De repente la luz se fue.

—Mierda —susurró mi padre—. Tienes que irte de aquí. Rápido.

—Ni lo sueñes Eaton. Eres mi padre —dije.

—Vete si quieres vivir —siseó mi madre.

—Rebecca Grint, soy todo menos una cobarde —le dije a mi madre.

—Eres igual de terca que tu padre —dijo mi madre.

—Shh —dije—. Las armas Nicholas, ¿dónde están?

—En el lugar de siempre —contestó.

—Escuchen, subiré por ellas. Cuando ellos entren hagan como que no estoy aquí —dije mientras gateaba rápido hacia las escaleras.

—¡_____ Eaton Grint! —se pausó mi madre—. ¡No matarás a nadie! —gritó en un susurro.

—Promete que pase lo que pase no vendrás a ayudarnos —suplicó mi padre.

Yo solo asentí. Ignoré los regaños de mi madre y corrí escaleras arriba. Fui al cuarto de armas y agarré una Glock 17. Guardé un cuchillo en mi bolsillo trasero. Cerré el cuarto y justo escuché cómo tumbaban la puerta.

Mis ojos ya se habían ajustado a la oscuridad, así que caminé sin problemas.

—Vaya, vaya... vaya —dijo un hombre abajo.

Reconocería esa voz donde fuese: Alejandro Cabello.

Conozco a Alejandro porque traicionó a mi padre en algún negocio. Hace mucho que Camila y yo dejamos de hablar. Pensé que no me reconocería, pues cambié mi look. Alejandro se las ha arreglado para ocultarle a su familia la clase de basura que es... No pensé que Camila estuviera metida en esto.

Mis padres son narcotraficantes, sí, pero ellos jamás mataban a nadie. Tenían esta especie de código de perdonar a los que los traicionaban. Al contrario de Alejandro: él mataba a diestra y siniestra.

—Cabello —dijo mi padre entre dientes.

—Querida Rebecca, ¿cómo estás? —preguntó Alejandro arrogante.

—Estaba bien hasta que llegaste —contestó mi madre.

—¿Está _____ por aquí? —preguntó Cabello—. Mi hija dice que la ha visto por su escuela... creí que habías dicho que la habían matado.

—Ella no está aquí —dijo mi padre entre dientes.

—Averigüémoslo entonces —atacó Alejandro—. Hamilton, Hansen: busquen a esa sin vergüenza y tráiganmela.

Mierda.

———

Drug Traffic (Lauren & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora