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-Eres la mujer más candente que conocí, ¿lo sabes? 

Olivia sonrió ante sus palabras, ruborizándose brevemente y desviando la cabeza, para que Greta, su mejor amiga, no notase el color rosado que habían adquirido sus mejillas. Sin embargo, ella parecía estar muy entretenida mirando sus uñas mientras tatareaba la canción que sonaba desde el equipo de música que se encontraba en un rincón de la habitación a un volumen considerable como para que se le dificultara oír con claridad lo que Eyer, desde el otro lado del llamado,  le decía.

-¿Qué dices si mañana a la noche paso por vos en mi nuevo convertible, linda?

-Obvio que sí, Eyer -Olivia estaba tan emocionada que ni siquiera intentaba ocultarlo en su tono de voz, mucho menos fingiendo tener una vida social-. Mañana a la noche entonces -repitió sólo para asegurarse de que no era un malentendido y tras despedirse, cortó la llamada con una patética sonrisa.

El estruendo con el que dejó el celular sobre su mesa de luz llamó la atención de su amiga, que finalmente no encontrando nada interesante en sus uñas pintadas de un llamativo color rosa flúor, la miró con indiferencia. Pero no pasó demasiado tiempo hasta que Olivia se tiró encima de ella, soltando gritos de alegría que contrastaban con los de auxilio que Greta vociferaba mientras intentaba zafarse de abajo de su amiga. 

Sabían que los gritos debían resonar por toda la casa, así como sabían que nadie acudiría a su ayuda, pues los padres de Olivia raramente aparecían por la casa durante el día y el personal que se hacía cargo de la manutención y de cumplir con los requerimientos de su hija, ya estaba acostumbrado a las escenas que montaba con frecuencia la niña, y no se podía presumir de ello, habían tardado unas tres llamadas a la policía en comprenderlo.

-¿Lo conseguiste?  -preguntó Greta, contagiándose de la emoción de Olivia y analizándola con sus ojos verdes abiertos de emoción-. ¡Dale, decime! 

-Dos palabras -soltó en cambio Olivia, mientras se liberaba de su análisis y, dando un salto con las manos extendidas hacia arriba, gritó: -¡De compras!

El shopping estaba lleno a pesar del calor que abatía la ciudad con espejismos sobre las calles impecables, pero no era una sorpresa que cada local dentro estuviese con una cantidad considerable de clientes haciendo fila detrás del mostrador y revisando la mercadería. Y por supuesto que Georgia no era la excepción, de hecho, el local destinado a la venta de vestimenta orientada al público joven era uno de los locales que más facturaba por día. 

Lo que Olivia no esperaba mientras revisaba entre las perchas por un vestido que le gustase -o que le gustase más que los demás-,  era encontrarse a Minerva.

Quiso agacharse tras la ropa que colgaba de una isla en medio del local para que no la viese, pero se dio cuenta que era demasiado tarde cuando la voz de la chica pronunció su nombre. Levantó la cabeza hasta encontrarse con su mirada celeste sobre ella, mirándola con burla. Y, entonces, Olivia fingió que acababa de ajustar más las tiras de sus zapatos, para ponerse de pie como si nada hubiese pasado. 

-Minerva, ¿qué haces acá?  -preguntó, finalmente, fingiendo una sonrisa y ocultando a la perfección el odio que sintió al verla enfrente con su eterna cartera Lionbcolgando de su brazo-. No te había visto.

-Lo supuse -Olivia sospechó que no era cierto-. ¿Ampliando tu vestidor? 

-Digamos que algo por el estilo -su vestidor no necesitaba ser ampliado en realidad, ella ya tenía la cantidad de ropa con la que las chicas de su edad soñarían, por supuesto que no se lo haría saber. La conformidad era para la gente que ya no podía tener más.

-Bueno, no te voy a hacer perder más tiempo -sonrió, levantando sus hombros con gracia y comenzó a caminar hacia la salida, moviendo sus caderas de un lado a otro y haciendo resonar por todo el lugar sus pasos guiados por unos tacones aguja de quince centímetros. Pero antes de desaparecer por la puerta, se dio media vuelta con una sonrisa que pretendía ser inocente-. Ah, y mandale saludos a Eyer de mi parte. 

OLVIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora