Capítulo 3.
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Mabel.
Ash, justo cuando le iba a hablar, estaba a un paso del amor de mi vida, ¿qué pasa? ¡aparece otra chica! Y ahora, mi tío me manda a un bosque para colgar carteles.
—¿Algo más, Dios? —dramaticé alzando mis brazos al cielo, sin duda éste había sido un día pésimo. Aún no entiendo para que mi tío me hace colgar estos carteles aquí, digo ¿los animales no creo que compren algo, o sí?
—¡Auch! —me quejé al golpearme el dedo con el martillo, ¿algo puede salir peor? Vamos Mabel, piensa en positivo.
Intenté nuevamente clavar el clavo en la madera, pero fue en vano, algo lo impedía.
—¿Pero qué...? Bueno, no creo que sea problema saltarme un árbol —me dije a mi misma con una sonrisa. Por un momento me sentí observada pero no le di importancia.
Dipper.
Me adentré en el bosque a toda velocidad, y no paré hasta dejar de escuchar los gritos que me llamaban. Aún no entendía que había pasado, y la furia no me dejaba razonar con claridad.
—¿¡Por qué!? —grité ya en el interior del bosque— ¿Por qué a mi? ¿Qué tienen ellos contra mi? —murmuré reprimiendo el llanto, aunque ya no lo podría hacer por mucho tiempo—. Desearía ser adulto, ser libre, tomar mis propias decisiones y vivir mi propia vida. —Ya no pude aguantar más y me largue a llorar de rodillas. No sé cuanto tiempo estuve así y tampoco me importó, me levanté y me dirigí a un pequeño riachuelo que había cerca. Miré el agua y en ella se reflejaba mi rostro, mis ojos se veían hinchados y colorados de tanto llorar, mis mejillas aún permanecían húmedas por las lágrimas, que no hace mucho, habían corrido por allí.
"No desees cosas de las cuales te arrepentirás..."
Me acosté en la raíz de un árbol y luego de unos minutos ya estaba profundamente dormido.
Agh, unos ruidos me despertaron, que a mi parecer, eran insoportables.
—¿Quién anda ahí? —pregunté en un bostezo pero no obtuve respuesta, me resfregé los ojos, con dificultad los abrí y pude observar, un poco alejada, la silueta de una persona. Me acerqué sigilosamente lo más que pude, la observé bien y pude distinguir que era la chica de ésta mañana. Traía un martillo en su mano y al parecer estaba colgando esos carteles por todo el bosque.
—¡Auch! —la escuché quejarse con ternura, se había dado un golpee con el martillo. Lo intentó de nuevo, pero fue el mismo resultado.
—¿Pero qué...? Bueno, no creo que sea problema saltarme un árbol —dijo con una sonrisa, era tan linda. Me adentré tanto en mis pensamientos que no me di cuenta que la chica se había marchado. Observé a mi alrededor y al ver que no estaba me levanté hacia el árbol. Algo había impedido que el clavo penetrara en la madera. Lo toqué y su composición no parecía dicho material, le di un suave golpe y comprobé lo que presentía, el árbol era hueco.
—Esto no es normal... —murmuré tocando con mi mano la superficie del tronco, lo miré con atención y algo sobresalía. Saqué la placa de metal y presioné el dispositivo. Escuché un ruido a mi espalda. Me giré buscando el origen de dicho ruido y vi como una compuerta se abría.
—Esto si que es raro... —comenté, dentro había un libro con una mano dorada en su centro y un número tres. Lo tomé y con la palma de mi mano limpié el polvo.
"Puedes cambiar el pasado, pero algunas cosas del futuro jamás cambiarán..."
—Vaya vaya, ¿no te enseñaron a no tocar lo qué no te pertenece? —escuché una voz a mis espaldas por la cuál me giré en busca de su origen.
—¿Quién eres? —Al frente tenía al demonio de ese sueño, al recordarlo un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
—Ese mismo —dijo con una sonrisa, ¿acaso podía leer mi mente?— Sí, es una de las tantas cosas que puedo hacer. Ahora, ¿me entregas mi libro?
—No sé quien eres, ni porqué lo quieres; pero no te lo daré —contesté, algo en mi me decía que no era alguien bueno.
—¿Qué te parece un trato? —Yo le di una mirada dudosa, pero asentí para que continuara—. Vi lo que pasó, y que quieres ser mayor, te cumpliré ese deseo a cambió de mi libro —propuso, estirando su mano encendida en llamas azules, hacia mi.
—No lo sé—contesté mirando su mano con inseguridad, de nuevo tenía el presentimiento de que no debía confiar en él.
—No te preocupes, puedes confiar en mi. —Otra vez leyendo mi mente, su sonrisa daba seguridad, creo que puedo confiar en él— ¡Claro que puedes, amigo!—Miré su mano una vez más, y tendí la mía para aceptar.
—¡Espera!—gritó una persona a lo lejos, lo que hizo que sacara mi mano rápidamente. La miré y enseguida la reconocí, era Pacifica. Estaba muy agitada, seguro había corrido mucho.
—¡Tú no te metas!—gritó la criatura con la que, hace unos segundos, estuve por hacer un trato.
—¡No puedes confiar en él! —me advirtió la rubia—, es Bill Cipher, un demonio —habló serenando su respiración.
—Es mentira Dipper, acepta el trato —pidió, o más bien suplicó, volviendo a tender su mano.
—¡No lo hagas Dipper! —me gritó con lagrimas en los ojos, la miré y retiré mi mano decidido, abrazando el libro con fuerza.
—¡Te metiste en un gran problema, Northwest! —amenazó convirtiendo su fuego, antes azul, en un rojo intenso. La chica me miró y hizo una mueca, que supongo, fue un intento de sonrisa.
—Lo sé, pero valió la pena.
—Hay, la chica está ena... —no pudo terminar porque recibió una pedrada por parte de la rubia—. Bueno bueno, solo te diré que eso te traerá muchos problemas —dijo y desapareció.
—¿Estás bien? —me preguntó acercándose a mi lado.
—Sí... —me limité a responder, esto me había dejado confundido—. ¿Que iba decir antes de que lo golpearas? —pregunté y ella miró hacia un costado un poco avergonzada.
—No es nada —contestó en un murmuró que apenas entendí.
—Está bien —dije dudoso— ¿Volvemos a casa?
—No podemos.
—¿Entonces que hacemos?
—Pueden quedarse conmigo —dijo una voz a nuestras espaldas, que me pareció un poco conocida...
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¡Terminó! espero les haya gustado :'D
Un beso y un abrazo.
¡Bye bye!♥
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Separados por un demonio. «Pinecest»
Fanfic-¿¡Cómo te pudieron vencer dos mocosos!? -Los subestimé... ¿Me daría otra oportunidad? -Será la última... No falles. -No lo haré, sin esos gemelos en mi camino será muy fácil.