A partir de ahí la vida de Rubén cambia, no quiere salir de su habitación, no come, casi no duerme y el único contacto que tiene con otra persona es con Miguel y sus otros amigos del Suicide Room. Un día, se cortó las venas intentando suicidarse pero su sirvienta llamó a la policía y esta lo encontró justo a tiempo mientras lo llevaban al hospital. Ante este llamado de atención sus padres comienzan a buscar alternativas para lograr que Rubén salga de su habitación para que pueda rendir sus exámenes finales y termine la preparatoria.