Cuando esta llega, se muestra apurada por recetar a Rubén e irse, entonces los padres la convencen de hablar con él.
Miguel se enoja con Rubén por no conseguir pastillas y lo expulsa de la sala. Cuando Rubén está teniendo un ataque, la psiquiatra toca su puerta. Rápidamente él llama a Miguel para que lo ayude. Ambos consiguen convencer a la psiquiatra. Y esa noche Rubén y Miguel se besan en el juego."En realidad no entiendo a la gente suicida. Uno debe tener coraje para vivir. Son cobardes. Narcisistas, egoístas, creen que el mundo gira al rededor de ellos. ¿Cómo pueden desechar el mejor regalo que tienen ? ¿Cómo puede hacerse eso a uno mismo y a los que ama?
No entiendo eso."