Llantos de un recuerdo.

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Al cabo de un par de horas que habían transcurrido como minutos para ella, finalmente abrió los ojos, un poco desorientada para caer en la realidad de dónde se encontraba. Luego de un sueño reparador en el que no había hecho otra cosa que no sea descansar, se restregó los ojos y se sentó flexionando las rodillas. Dejó soltar un suspiro de resignación, pues estaba convencida de que no había manera de salir de allí. Sin embargo, en su cabeza aún seguía intentando descubrir quién era Nicolás y esa pequeña joven, sin descuidarse del meeting de fantasmas que había pasado por delante de la misma. Por mucho que le daba vueltas no conseguía dar con la solución hasta que bajó la mirada y encontró sus antiguas cicatrices. En ese preciso instante, todo encajó de golpe. 

" ...menuda gilipollas. Patito nos ha delatado."

"¡Cállate!"

"Qué pringada que es. A mí siempre me ha caído mal. Empollona."

"Gafotas. Y encima con aparatos. ¡Ay, Patito Feo! ¡Jajajajajaja!"

"Qué asco. Yo no me juntaría con eso en mi vida. Igual y me pega la rabia."

" ... te amo una y mil veces más... "

Entonces lo comprendió todo. Con lágrimas en los ojos, pasó la punta de sus dedos por unas de las ciento y pico cicatrices que decoraban su cuerpo mientras una retaíla de recuerdos pasaban por su cabeza como si de una estrella fugaz se tratase. Permaneció así durante un largo tiempo, acariciándolas concienzudamente a la vez que comprendía que esa niña lo que estaba pidiendo era ser aceptada y querida por los demás, que el corazón que sostenía era lo poco que quedaba de ella, que los cortes de su cuerpo eran un castigo que se había hecho a sí misma por ser tan despreciable por los demás; y que esa niña era ella. Después de pasar la yema de sus dedos por los cortes curados de sus muñecas, hombros y piernas, dirigió su mano hacia su antebrazo, el mismo lugar donde años atrás había empezado su adicción a autolesionarse. Bajó lentamente los dedos hacia la parte interior de las muñecas donde pudo divisar a pesar del tiempo y de la multitud de cortes que había hecho allí las primeras marcas de su intento de suicidio. 

Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora