Sus ojos eran azules y profundos, como el mar, a veces hermosos, brillantes, prometedores, y otras tantas, confusos, tormentosos, incluso amenazadores.
Piscis, con su cabello largo y lacio, del color del ébano, soltando un sueño nuevo en cada suspiro.
Era una soñadora nata, una niña nefelimbata, lo supe la primera vez que la vi, sentada en aquella banca rodeada de gente, pero apartada del mundo, sonriendole como si fuera a corresponderle al atardecer.
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Piscis
Short StoryElla vino del mar, todos lo sabían, menos ella. Era como el agua, impredecible, igual que yo, pero ella era frágil, escurridiza, inalcanzable, tan distinta a mi. Con el don de conquistar hasta al alma más ingrata, su sonrisa te hacia mil promesas, y...