Capítulo 22 FINAL.

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Ayer por la tarde cuando Dom se llevo a mi hijo a casa de su padre mi corazón no dejo de precipitarse con furia. No puede sacarme de la cabeza la idea que el padre de Dom no quiero a mi hijo. Me lleve una grata sorpresa cuando Ben regreso a casa más entusiasmado de lo normal diciendo que su abuelo era lo más asombroso. Me contó se su paseo a caballo ya que el padre de Dom, David, es dueño de un rancho en donde por supuesto, mi hijo se emociono con los caballos.

Claro que me asuste porque Ben jamás montó uno antes, pero me tranquilice cuando Dom me dijo que montó junto a él. Fue tan hermoso ver a mi hijo tan entusiasmado por algo que cada cosa que me decía lograba que me saltaran las lágrimas como la llorona que soy pero, ¡eh! soy una mujer sensible. Así que cuando Ben por fin se durmió totalmente exhausto por su travesía, Dom y yo tuvimos nuestro momento intimo. No lo hicimos, claro que no, al menos todavía. Por el simple motivo de que nuestro hijo estaba durmiendo como un ángel en la otra habitación. Pero si obtuvimos una ronda de besos. Ardientes y muy calientes besos. El no perdió el toque, jamás lo hizo. Siento cada vez que me encuentro cerca de él que moriré si no lo toco. Simplemente es algo que me paso desde que lo conocí. El hombre tiene unas manos increíbles para usar cuando quiere. Su voz susurrando cosas en mi oído, sus manos en mis pechos mientras va dejando pequeños besos mojados en mi cuello.

Dominic es un enigma cuando quiere. No sabes con que va a salir hasta que sale de su boca sorprendiéndote, o al menos eso me pasa a mi. Nunca pude saber que es lo que piensa a menos que él quiera que lo sepa. Sabe perfectamente como ocultar sus sentimientos de los demás. El hombre de los secretos. Ese es Dominic. Tiene secretos, muchos de ellos. Todos los tiene a decir verdad, yo tengo los míos. Pero la diferencia ahora es que esos secretos yo ya los sé. Desde que lo conocí supe que había mucho escondido dentro de él. Y quería ser la primera a quien él se los dijera. Así fue. El sabe mis secretos también, siempre los supo. Los secretos son íntimos. Personales. Y muy oscuros en algunas ocasiones. Y eso es justamente lo que Dom y yo somos ahora. Íntimos, personales, y alguna vez tuvimos oscuridad en nuestras almas. Esa oscuridad que vive dentro de de cada persona hasta que decides dejarla salir. La oscuridad es buena cuando piensas que no hay nada más que eso. Oscuridad. Soledad. Pero luego llega alguien o simplemente te ocurre algo y tedas cuenta de que no todo en la vida es oculto por la oscuridad. Te das cuenta de que tambien la vida esta llena de luz. Y que esa luz tiene forma de persona en algunas ocasiones. La luz en mi vida es mi hijo. Ben es la luz de mi ojos, la persona más preciada que tengo. Y Dominic. Él es el hombre del que me enamoré al ser una niña, del que pensé día y noche en mi adolescencia, el robo mi corazón al ser una adulta, y definitivamente es el hombre al que siempre perteneceré ¿por qué? porque así debe ser. Somos la mitad de cada uno y ahora lo sé a ciencia cierta. Vivimos para el otro. Ahora tengo entendido que sin él estoy perdida. Lo estuve el tiempo que estuvimos separados y ahora que volvemos a estar juntos me siento volar. Mi corazón da saltos y gritos cada vez que esta cerca. En pocas palabras Dom es mi hombre. El es mío. Siempre lo fue y lo sabe a la perfección. Ya no es un juego, claro que no. El es completamente mío como yo soy suya en cuerpo y alma. Somos una familia. Somos uno. Nos complementamos.

Saliendo un poco de los pensamientos me concentro en Dom. Sentado frente a mi delicioso e irresistible con esos vaqueros negros que se ajustan a sus perfectas y torneadas piernas mientras su camisa blanca abraza su pecho musculoso y caliente, ese al cual acaricie como una pervertida anoche.

—Me estas mirando como una pervertida pooh, deja de hacerlo a menos que quieras que te tome al aire libre, sabes que estaría encantado.

Jadeo por esas ocurrencias que tiene. Pero esta en lo cierto. Lo miro como si quisiera abusar de él y lo notó.

Dom se lucio completamente hoy. Cuando me dijo de cenar jamás pensé que me traería otra vez a este lugar. Nuestro prado. El lugar mágico.

Ben y las niñas están con su abuelo y su mujer en una noche de películas. Mi pequeño hijo se encariño con David y Greta, la madrastra de Dominis la cual es muy dulce. Tuve el placer de conocerlos hoy al dejar a los niños en su rancho el cual es una belleza de lugar. Descubrí también que Dom es muy parecido a su padre. El hombre a simple vista parece de lo más intimidante, pero luego pone esa sonrisa igual a la de Dom en su rostro y es imposible no quererlo. Ya sé de donde saco su sonrisa matador Dom. David me abraso asegurándonos que cuidaría de los niños muy bien en nuestra ausencia. Antes de irnos bese a cada uno de ellos diciéndoles que volveríamos pronto. Al despedirnos no me perdí la breve sonrisa y guiño que le dio David a su hijo. Dom solo largo una carcajada y le dio una palmada en la espalda a su padre. Y ahora estamos aquí. Me sorprendió el maldito. Si que lo hizo. El sol se esta poniendo y es la cosa más maravillosa de ver, más en este lugar. El lugar en donde los atardeceres son emocionantes de ver y más si es al lado de el amor de tu vida. Vimos uno juntos la primera vez y ahora es como volver a lo mismo. Solo que más adultos y con los sentimientos a flor de piel.

¿Me enamore de mi hermanastro? Daiana .B. CaravalloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora