3°: Por que es increible... ¡y hasta las aguilas lo notan!

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Pensaba matarlo. Lenta, sangrienta y cruelmente. Que sufriera lo máximo posible antes de que yo mismo terminara con su miserable y penosa vida.

Pensaba sacarle los ojos y...

— Hacen una bonita pareja, ¿no crees?

Como un resorte, me gire a fulminar a la chica que se encontraba a mi lado. Pelo castaño y rosa, ojos grises y túnica de Ravenclaw. La hija de la profesora Krum -que nos impartía clase de Defensa Contras las Artes Oscuras-, acababa de encabezar mi lista negra.

Solo era superada por dos personas: Jude Blake en primer lugar y, ahora, mi propio hermano en segundo.

— No.

Volví a centrarme en la escena que ocurría delante de mis ojos, apretando los dientes.

Lia hablaba de forma muy amena y amable -demasiado amable, exageradamente amable- con el traidor de mi hermano pequeño. Traidor, por que se acercaba a Lia cuando sabia de sobra que ella era mía.

Rechine los dientes, mientras apretaba con fuerza la barandilla de las escaleras. Un movimiento a mi lado y pude ver como la hija de la profesora Krum se apoyaba en la barandilla, mirando la misma escena que yo.

— Browens tiene mucha suerte.

La mire. De cerca, podía notar cuan parecida era a su madre, aunque también me recordaba a otra persona. La forma y color de los ojos me parecía conocida...

— ¿Que? ¿Por que lo dices? —pregunte, al procesar sus palabras.

El que Albus estuviera acaparando la atención de Lia hacia que no prestase atención a nada mas.

Me hacia de entendimiento corto y limitado, como se habría burlado mi hermana.

La chica Krum me sonrió.

— O quizás sea por su forma de ser —parpadeo y sus ojos grises se clavaron en Lia —. Ser capaz de enamorar a tres chicos...

Fruncí el ceño. ¿Como que enamorar a tres chicos?

Soltó una risita y le dedique mi mejor mirada fulminante.

— Tu, que la celas desde que os vi por primera vez en mi primer año. El chico de Slytherin que busca cualquier oportunidad para hablar con ella y...

Sus ojos pasaron de Lia a Albus y pude notar como se empañaban de tristeza. Su sonrisa flaqueo un momento, antes de reaparecer, aunque con un tinte mas forzoso.

Y entonces lo entendí.

Mientras yo me moría de celos y, lo demostraba intentando asesinar la barandilla, ella se mantenía serena, a mi lado, mirando la misma escena que yo. Sintiendo los mismos celos que yo. Pero ocultándolos dentro de si.

— Estas enamorada de Albus, ¿verdad?

La chica Krum me miro y, aunque seguía sonriendo, pude apreciar la tristeza y resignación que gritaban sus ojos grises.

— Si, hacen bonita pareja. Lastima que Browens ya este enamorada de ti, ¿no, crees?

Dio una ultima mirada a mi hermano y, aun sonriendo, empezó a alejarse.

— ¡Oye, Krum!

La chica se detuvo, se giro y me sonrió.

— Me llamo Katherine.

Y antes de que pudiera decir nada mas, se fue.

*¤*¤*¤*

— ¿James? ¿Se puede saber por que me ignoras? —fruncí el ceño y seguí mirando fijamente el Mapa del Merodeador — ¡James! ¡Háblame!

— Lárgate Al, no quiero discutir contigo... ahora.

Un movimiento a mi derecha, y Albus se sentó a mi lado en las escaleras que llevaban a la Lechuceria.

Aun estaba molesto por la escena que había visto horas antes. No podía evitarlo. Me comportaba de forma irracional cuando se trataba de Lia.

¡Era sobre protector y celoso! ¡Y lo admitía!

Pero aun mas importante que mi molestia, era la sensación de preocupación que me había dejado la chica Krum.

No podía evitarlo. Al verla, era como si viera a mi hermana Lily. Y la simple idea de que Lily pudiera sufrir por un amor no correspondido, me hacia sufrir a mi también.

Y aquella chica, Katherine, sufría por que estaba enamorada de Albus. Mi hermano estaba enamorado de Lia y yo también.

Era una especie de cuadrado romántico o algo por el estilo.

Merlín, me estaba dando dolor de cabeza.

— James... ¿que miras?

Mis ojos se fijaron en una de las indicaciones del mapa: Katherine Krum.

— Nada — y tomando mi varita, toque el pergamino —.Travesura realizada.

El mapa se cerro, desapareciendo lentamente y lo guarde dentro de mi túnica.

— James...

— Te gusta Lia, ¿verdad?

Mire a Albus y su rostro sonrojado, que mostraba vergüenza e incertidumbre, me contesto a la pregunta.

Suspire.

Me pase la mano por el pelo, desordenandolo mas de lo que lo tenia y mire el techo.

— ¿Estas... enfadado o algo así?

Lo mire, burlón.

— ¿Por enamorarte de la chica mas increíble de Hogwarts? ¡Por los calzones de Merlín, claro que no! — sonreí —. Ahora estoy seguro de que somos hermanos.

—¡James!

*¤*¤*¤*

Me estire cuan largo era en el sillón frente a la chimenea de la Sala Común, descansando mi cabeza en las piernas de Lia.

Era mas de medianoche y estábamos solos en la sala, en pijama, calentándonos gracias al fuego que ardía en la chimenea.

Lia leía. Sus ojos bailaban mientras leía, su largo cabello negro suelto, y luciendo su típico pijama de franela con conejitos azules.

Yo jugaba con un mechón rebelde del pelo de Lia. Me podía pasar horas sin moverme, solo viendo a Lia leer.

— Lia...

— Mmm...

— Eres increíble.

— ¿Que?

Apenas me hacia caso, pero no me importaba.

— Eres increíble y hasta las águilas lo saben.

Frunció el ceño, dejo de lado el libro y me miro, confundida.

— ¿De que hablas, James?

Me incorpore, me acerque a ella y le sonreí.

— Nada, sigue leyendo Browens.

Y como si fuera lo mas natural del mundo, le di un beso en la frente antes de volver a recostarme en sus piernas, para volver a jugar con su pelo.

Lia seguía confundida, pero le dedique mi mejor sonrisa.

Sin duda, Lia era increíble... ¡y hasta las águilas, y Albus, lo sabían!


10 Razones para BesarlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora