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Llegué a casa, saludé a mi abuela y a mi madre que hablaban animadamente sobre asuntos entre la familia y las amigas y de quién estaba embrazada, cosas que a mí no me interesaban y aunque lo hicieran, tenía un dibujo que terminar. Subí a mi recámara y fui directo a mi estudio que era una mesa bastante grande de madera con vista a una gran ventana y todos mis lápices de dibujo, colores, reglas, borradores y todo lo que podía utilizar para dibujar se encontraban ahí.

Fue cuestión de unos treinta minutos para que terminara el dibujo de aquel bello chico de ojos azules como el mar y mirada enigmática. Lo aprecie de lejos, no le había decidido poner color a la cara pero sí a los ojos dándole un toque único. Sonreí orgulloso del producto final y arranqué la hoja con cuidado y tomé una tachuela para pegarla en una pizarra de corcho bastante grande donde ponía mis mejores dibujos según yo.

Las cosas iban a cambiar un poco si quería dibujar más a aquel chico y eso era tomar el tercer autobús de mi ruta que llegaba treinta y cinco minutos después del que solía tomar, si mañana el chico se encontraba ahí era seguro que a partir de ahora mis horarios cambiarían un poco.

Bajé a la sala dónde mi mamá y abuela seguían platicando de otra cosa que no entendía.

"Te subiste muy rápido, Hazz, ven a estar con nosotras" sonrió mi abuela y asentí para sentarme en uno de los suaves y anaranjados sillones que mi madre tenía.

"Tenía que terminar algo" no quería dar muchos detalles. Aquel chico sería mi secreto a pesar de que mi familia sabía de mi orientación sexual.

"Oh, está bien, ¿y cómo has estado? ¿Qué tal el colegio?" preguntó con esas sonrisas que sólo las abuelas sabían dar, dulces y que se les formaban arrugas al rededor. Fue inevitable sonreír también.

"Todo bien, me fue bien en éste año" le pasé ni mano por su espalda que estaba cubierta con un suéter beige tejido a mano, mi abuela sí que se sabía vestir.

Ella sonrió. "Me alegro mucho Hazz, ¿y qué tal en el amor, eh?" sentí el rubor correr por mis mejillas y las risas de mi madre inundó la habitación.

"¡Mamá!, ¡qué preguntas hacia el niño!" bajé la cabeza algo avergonzado recordando al chico de ojos azules.

La abuela también rió. "¿Niño?, ¡mira a éste muchacho!" extendió las manos hacia mí con orgullo, haciendo que mis mejillas se tornaran de un color más fuerte.

"Abuela por favor..." hablé en voz baja.

"Nada de abuela por favor, dime. ¿Hay algún chico por ahí, Hazz?" levanté la vista sorprendido, ¿a caso ésta mujer leía mi mente?.

Me puse más rojo de lo que estaba, el calor aumentó considerablemente. "Y-Yo b-bueno, hay u-uno pero ap-penas lo conoz-co n-no creo q-que... Sienta... No" me rasqué la nuca y sentía como mi lengua se trataba por cada palabra. Suspiré frustrado. "Tiene ojos azules y hoy lo vi por primera vez, cuando llegué y subí al cuarto era para terminar un dibujo de él" hablé rápido y con los cerrados.

Y si en algo yo, Harry Styles no era bueno, es en mentir.

El Dibujante »LS«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora