La tienda de discos

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Me encantaba venir a esta pequeña tienda en el centro de Madrid cuyo nombre nunca recuerdo. Era pequeña pero repleta de música de todo tipo. Había una sección de instrumentos musicales y otra sección de álbumes, donde me podía pegar horas y horas perdida entre ellos, mientras probaba uno a uno en unos aparatos que había para que los pudieses escuchar un poco. Ahora mismo sonaba en mis oídos una canción a piano y voz llamada 'Ni un segundo' de una tal Malú. Nunca había escuchado nada de ella, pero vi el disco y el nombre me llamó la atención. La verdad que me estaba gustando mucho, tenía una voz preciosa y la letra de la canción tampoco se quedaba corta.

Terminé de escuchar el disco y decidí llevármelo, junto con 'Vive' el anterior a 'Guerra fría' el que acababa de escuchar, pues con tan solo escucharla una vez ya me había enamorado de su música.

Mientras seguía mirando discos, una chica bajita, morena de pelo y ojos me tocó el brazo para llamar mi atención.

-Oiga perdone ¿podría alcanzarme ese disco de Adele de ahí arriba? Es que lo quiero pero no llego a por él-dijo tímidamente.

-Si claro, aunque yo tampoco es que sea mucho más alta que tú- reí y rió conmigo.

Me estiré todo lo que pude, poniéndome de puntillas hasta alcanzar el disco. La verdad que me costó bastante llegar pues yo tampoco era muy alta, hacía mucho que no me medía pero la última vez no llegaba al metro sesenta.

Cuando por fin lo alcancé se lo entregué con la respiración mínimamente alterada a causa del esfuerzo.

-Muchas gracias-me agradeció con una sonrisa preciosa-la verdad que he dudado al pedírtelo porque solo eres un poco más alta que yo, pero le tenía muchas ganas al disco y no hay nadie más en la tienda.

-Bueno de nada, de todos modos solo me ha costado un poquito llegar.

-¡Vaya!-exclamó cuando dirigió su vista a los discos que llevaba-¿Te gusta Malú?

-La verdad que la he escuchado hoy por primera vez y me ha gustado mucho, voy a probar a escuchar más discos suyos ¿A ti te gusta?

-Se podría decir que si, espero que te gusten el resto de sus discos.

-Yo también lo espero la verdad, porque tiene una voz preciosa. Por cierto ¿has escuchado ya ese álbum de Adele?

-No, quería esperarme a comprarlo porque me encanta su música y quería tener el formato físico.

-Pues si te gusta su música te va a encantar, ese álbum es mi favorito.

-¿Cuál es tu canción favorita?-me preguntó con interés.

-La verdad que no me acuerdo de su nombre.

-Tararéamela porfa, así me fijaré en ella cuando la escuche.

-Que me da muchísima vergüenza-contesté tímida. Odiaba cantar, o tocar cualquier instrumento, delante de gente.

-Ala porfa-suplicó poniendo una cara de cachorrito a la que no pude decirle que no.

Empecé a tararear mirando al suelo. Me estaba sonrojando y la voz me temblaba, era un asco ser tan tímida. Cuando acabé de tararear levanté la vista para mirar a la morena y vi que tenía una sonrisa enorme en la cara. Pensé que se iba a echar a reír, pero no.

-¡Pero no tengas vergüenza! Cantas precioso y la canción también suena bonita.

-No hace falta que mientas... se que mi voz es horrible.

-Pues te voy a decir una cosa, ojalá esa voz tan horrible se dedicase a la música y vendiese discos para poder escucharla todos los días.

Me sonrojé, aún más si cabía, ante su comentario. Pero al comprobar que lo decía sinceramente me comencé a soltar. Estuvimos hablando de música hasta que el dueño de la tienda nos dijo que era hora de cerrar. Comprobé que teníamos unos gustos súper parecidos pero muy diferentes a la vez, en lo que respecta a la música. Aún así, descubrí a una gran persona con la que quería compartir muchos más momentos.

Una vez en la calle nos tuvimos que despedir.

-Ha sido un placer conocerte-me dijo.

-Igualmente, ha sido una suerte que seas tan bajita-comenté, ante lo cual rió.

-La verdad que me gustaría seguir hablando contigo, si quieres podemos intercambiar nuestros números.

-Si claro, apunta-sacó su móvil para registrarme y continué- mi número es 6XXXXXXXX.

-Vale, y lo pongo a nombre de...

-Me llamo Vanesa, Vanesa Martín.

-Perfecto, pues te voy a hacer una perdida para que tengas mi número tú también.

-Vale, hasta otro día entonces.

Nos dimos dos besos y cada una se fue por un lado.

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Miré el móvil de camino a casa y descubrí su llamada perdida. La fui a registrar en contactos, a lo que me di cuenta de que no me había dicho su nombre. Le tuve que llamar 'Chica de la tienda de discos'. No podía ser más despistada ¿Cómo se me podía haber pasado preguntarle el nombre? Ya se lo preguntaría si algún día hablaba con ella otra vez.



Esta es mi segunda novela y espero que la disfrutéis. Si habéis leído mi novela anterior ya sabéis que en los comentarios podéis dejarme críticas constructivas, estoy abierta a proposiciones. Gracias por leer :)



Vuelvo a verte 《Valú》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora