Destrozado

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Cuando llegamos a su casa, me preparó la habitación de invitados y me dejó un pijama suyo. La verdad que en lo único que pensaba en que menos mal que la había conocido y me había hecho salir de casa, no quería pensar en lo que me podría haber pasado si llegan a entrar a robar a mi casa conmigo dentro.

-¿Necesitas algo más?-me preguntó sacándome de mi mundo.

-No, gracias, estoy bien-contesté desganada.

-Bueno si necesitas algo no dudes en pedirlo o cogerlo si sabes donde está.

-Muchas gracias, de verdad-me sinceré.

Se acercó a mi para abrazarme, y al oído me susurró:

-Todo va a estar bien.

Antes de alejarse me dio un suave beso en la mejilla, que me reconfortó de una manera que parecía imposible que un simple beso pudiese hacerme sentir tan tranquila.

-Anda, vete a la cama que necesitas descansar, ya mañana será otro día.

-Tienes razón, buenas noches Malú.

No pegué ojo en lo que quedaba de noche, lo único que hacía era dar vueltas y más vueltas sobre el colchón. No podía para de pensar, por una parte en mi casa, mis cosas, y por otra parte en Malú, sus abrazo, su beso, lo cual me desconcertaba un poco.

A la mañana siguiente cuando me levanté, bajé a la cocina a desayunar y ahí estaba ella, tan guapa recién levantada, comiéndose unas tostadas.

-Buenos días-saludé con una sonrisa.

-Buenos días ¿qué quieres desayunar?

-Me da igual, poca cosa.

Se levantó para preparármelo, pero yo no quise ser molestia.

-No hace falta que te levantes, dime dónde están las cosas y lo hago yo-sugerí.

-Ya lo hago yo, no pasa nada.

Estábamos desayunando cuando de repente alguien abrió la puerta. Era un chico alto, moreno y bastante guapo, había que admitirlo.

-Hola-dijo mirando a Malú con cara de '¿Quién coño es esta y por qué parece que ha dormido aquí?

-Hola, amor, qué pronto llegas, pensaba que llegarías esta noche.

-He pensado en darte una sorpresa viniendo antes-contestó Carlos.

-Mira Carlos, ella es Vanesa-me presentó.

-Y ¿qué hace aquí?-preguntó con un tono bastante borde.

-¿Por qué lo dices con ese tono?-preguntó Malú-Y ¿por qué pones esa cara de enfado?

-Porque Malú ¡parece que habéis dormido juntas y que te acabo de pillar con tu amante!

-¿Pero qué dices? Es una amiga que no tenía donde dormir anoche porque unos cabrones le destrozaron la casa. 

Se quedaron ambos en silencio retándose con la mirada cuando decidí hablar:

-Bueno, lo mejor será que me vaya a casa, que tengo cosas que hacer.

-Espera que te llevo.

-No hace falta, puedo coger un taxi.

-Es lo mínimo que puedo hacer, por la escenita que acabas de presenciar.

Fue raro, pero esta vez, el viaje fue casi completamente en silencio.

-Siento que hayas tenido que verle así.

-Yo también me habría quedado un poco en shock si me hubiese  encontrado a mi novia que recién despertaba con otra persona, no pasa nada-intenté excusarlo.

-Si que pasa, a veces se pasa de celoso, sabe perfectamente que yo no soy lesbiana y prefiere pensar mal y enfadarse antes de preguntar si eres una amiga. A veces me llega a agobiar con sus celos-dijo triste, pues se veía que le quería.

-Quizá deberías dejarle las cosas claras, los celos tan extremos no son buenos-le dije.

Aparcó en un parking cercano y se empeñó  en acompañarme hasta casa. El edificio estaba precintado pero nos dejaron pasar, cuando llegamos a mi piso no pude evitar ahogar un grito. La puerta estaba completamente destrozada, y el interior no parecía que fuese a estar mucho mejor.

Cuando crucé el umbral de la puerta los ojos se me llenaron de lágrimas, mi casa, mi hogar que tanto me había costado construir estaba destrozado. Todas mis joyas y el dinero que tenía en efectivo faltaba, la televisión y el ordenador también, y lo demás estaba destrozado.

Cuando entré al salón, no pude retener más las lágrimas, mi guitarra estaba partida por la mitad, y todas las canciones que había compuesto las habían quemado. Cogí los pedazos de mi guitarra, me senté en el sofá y lloré sobre ella. Se que solo eran cosas materiales pero todo lo que tenía me había costado mucho esfuerzo conseguirlo. Esa guitarra la pagué con mi primer sueldo.

Me sentía impotente ante la situación. Noté como Malú se sentaba a mi lado e intentaba consolarme poniéndome el brazo sobre los hombros. Era justo lo que necesitaba, a alguien a mi lado. Me dejé hacer y me apoyé sobre su hombro hasta que me recompuse.

-Vamos a hacer la denuncia, coge lo que quieras de aquí y volvemos a casa.

-No hace falta Malú, le he pedido a una compañera del trabajo que me deje quedarme en su casa hasta que me arreglen la puerta.

-¿Segura que vas a estar bien?

-Segura.

-Bueno, pues entonces te dejo, te llamaré para quedar otro día.

Me limpió con sus pulgares los restos de lágrimas que me quedaban, me dio dos besos y se fue. Yo cogí algunas cosas básicas que no estaban destrozadas, fui a denunciar a la policía y me fui a trabajar. 


Siento deciros que si estos días subo, van a ser cortitos como el de hoy, tengo poco tiempo pero no me gusta dejaros sin nada mucho tiempo. Disfrutadlo :)




Vuelvo a verte 《Valú》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora