Conociéndonos

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Al día siguiente me puse a limpiar la casa escuchando 'Vive' y comprobé que definitivamente me había enamorado de aquella artista, necesitaba más de ella, necesitaba toda su música. Así que decidí ponerme a ver videoclips en youtube. Busqué a ver si tenía 'Diles' en directo, ya se había convertido en una de mis canciones favoritas.

La encontré en un concierto y le di a play. No se porqué me resultaba tan extrañamente familiar, sabía que había conocido a alguien muy parecido en algún momento. Cada vez que hablaba mientras enfocaban a su cara, más segura estaba de que la conocía. Decidí dejar de darle vueltas al cabo de un rato.

Me encantaban las mañanas de domingo en las cuales, después de hacer las tareas de mi casa escuchando música me podía relajar tocando la guitarra. Si, toco la guitarra y canto a la vez. No se lo muestro a nadie, es algo mío que no me gusta compartir. Mi gente saben que lo hago pero creo que nunca llegarán a escucharme. Lo que nadie sabe, que es lo que más vergüenza me da, es que también compongo. Pero son mis letras, es mi música, y aunque me encantaría dedicarme a ello, creo que nunca sería capaz de subirme a un escenario. 

Todas las mañanas de domingo solía componer aunque fuese un poquito, pero esa mañana no se lo que me pasaba que todo lo que me salía era horrible. Ya me estaba frustrando conmigo misma cuando mi móvil empezó a sonar. Lo fui a coger y en la pantalla ponía ' Chica de la tienda de discos', fue entonces cuando supe a quién me recordaba Malú, me recordaba a ella porque era ella. No me lo podía creer, la muy capulla no me había dicho nada. 

Antes de cogérselo decidí que le iba a seguir el juego fingiendo que no sabía quien era, haber si algún día me lo confesaba.

-¿Hola?-dije cuando descolgué.

-Hola, soy la chica de la tienda de discos de ayer.

-Ah, si cierto, ya recuerdo ¿Qué tal?.

-Eh...muy bien, quería preguntarte si te apetecería quedar a cenar hoy para seguir hablando y eso, que me caíste muy bien.

-Me encantaría-le contesté, no se porqué a mi ella también me llamaba mucho la atención-qué te parece ir a un restaurante que hay cerca de la tienda de discos-le pregunté, sabiendo que me lo iba a denegar pues ahí todo el mundo la conocería y no podríamos cenar tranquilas.

-Pues... la verdad que estaba pensando en que vinieses a mi casa y cocino yo algo rapidito-le pude notar cierto nerviosismo en la voz.

-Bueno vale, pero me tendrás que dar tu dirección.

-Si quieres te paso a buscar y te llevo.

-Umm... vale por mi perfecto, ah y llevo yo el vino, hasta esta noche-me despedí.

-Hasta esta noche.

Estaba nerviosa, me pegué toda la tarde pensando en qué ponerme, no quería arreglarme demasiado pero tampoco quería ir como iría un día normal. Al final me decidí por unos pantalones vaqueros pitillos, una blusa negra y unos botines con un poco de tacón negros. Me maquillé mínimamente y me eché un poco de perfume. El pelo, como casi siempre, me lo dejé suelto.

Aún quedaba media hora para que pasara a recogerme, y ya no sabía que hacer, así que cogí otra vez la guitarra, y en esta media hora al menos si que pude componer algo.

"Aún no te has ido y ya te echo de menos,

cuento las horas para vernos de nuevo

guardo tu aroma para olerlo luego

qué más quieres de mí.

Aún no te has ido y yo ya quiero que vuelvas

sentir como poquito a poco te acercas

que si me caigo tú me sostengas

qué más se puede pedir.

Te das la vuelta y yo te clavo mis ojos

me quedo quieta hasta perderte de vista 

y lo peor no puedo enamorarme 

no puedo resistir."

Justo entonces llamaron al timbre 'Mierda' pensé, se me había ido el santo al cielo y no me había dado cuenta de que el tiempo corría. Salí corriendo a abrir.

-Lo siento muchísimo, no me había dado cuenta de qué hora era, entra si quieres a esperarme un minuto y enseguida estoy-le dije tan apresuradamente y tan nerviosa que me trababa la lengua.

-No te preocupes que no pasa nada-me dijo tranquilizándome.

-Por ahí está el salón, entra y siéntate.

Fui corriendo a mi habitación, cogí la chaqueta y volví corriendo al salón. Me encontré a Malú con mi guitarra intentando tocarla, aunque la verdad que sonaba fatal. Tan mal que no pude evitar reírme.

Se giró hacia mi, roja como un tomate al descubrir que la estaba observando.

-¿Es tuya?-me preguntó.

Asentí.

-No sabía que tocases la guitarra.

-Lo hago desde muy pequeñita, y el piano también puedo tocarlo un poquito.

-A mi se me dan fatal los instrumentos, soy incapaz de tocar ninguno-contestó un poco avergonzada.

-¡Si tampoco es tan difícil!-me acerqué a ella y le coloqué los dedos de modo que pudiese tocar un La M.

Cuando comprobó que le sonaba bien, puso una cara de felicidad enorme.

-¿Ves? tampoco es tan difícil.

-Dentro de cinco segundos ya se me habrá olvidado cómo se hace.

Reímos ante el comentario.

-¿Podrías tocarme algo?-me preguntó de repente.

-No suelo tocar ante nadie, me da muchísima vergüenza.

-Por favor-dijo poniendo cara de niña que quiere conseguir un caramelo.

-Tendrás que invitarme a cenar unas cuantas veces más para conseguirlo ¿Nos vamos?

-Está bien-dijo dándose por vencida.

Hasta que no se levantó del sofá no me di cuenta de lo guapa que iba. Llevaba un vestido granate suelto y unos botines de tacón. Iba sin maquillar, pero no le hacía falta para nada, ella en sí, era preciosa. Se avecinaba una gran noche



Vuelvo a verte 《Valú》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora