Iba deambulando por las calles de una ciudad desconocida para mí, buscando un lugar también desconocido. Intentaba encontrar la casa de mi mejor amiga Catalina, y no tenía ni idea de dónde estaba. Para colmo, me había perdido. Ella me había mandado su dirección por un mensaje pero esta ciudad era demasiado grande para lo que yo estaba acostumbrada. Frustrada, seguí caminando sin rumbo fijo, fijándome bien en todos los nombres de las calles; pero ninguno era el que buscaba. Al final, cansada de tanto caminar, me decidí por preguntarle a alguien que fuese de allí.
Justo en ese momento, un grupo de tres chicos venían en dirección a donde yo estaba. No me habían visto aún, y pensé en preguntarles, así que me acerqué a ellos y así lo hice.
- Mmm, hola, ¿Por casualidad sabéis dónde está la calle La Niebla? no soy de aquí y ando algo perdida.- Hice una mueca.
- Vaya, chica nueva. Qué sorpresa.- Contestó uno de ellos mirándome con una sonrisa burlona. Era alto, fornido, de pelo rubio y ojos castaños. Resoplé, cansada.
- ¿Sabéis dónde está la calle o no?- Había sonado más molesta de lo que esperaba, pero qué importaba.
- Con que chica dura, ¿eh? Y sí, sabemos dónde está, pero primero hablemos un poco, ¿no? No tenemos mucho que hacer.- Añadió otro encogiéndose de hombros. Su pelo era de color castaño claro y sus ojos igual. Era algo más alto que el chico anterior. Él parecía majo, así que no me molesté.
- Bien, ¿y de qué quieres que hablemos, si puede saberse?
- ¿Cuál es tu nombre?- Dijo el único chico que no había hablado aún. Era delgado, también alto, de pelo negro y ojos muy oscuros.
- Bueno, soy Emily. Y no soy de este país, vine porque estoy de vacaciones y quería conocer a mi mejor amiga. Estoy buscando su casa pero no tengo ni idea de dónde está.
- Nosotros te llevaremos, pero primero ven con nosotros a casa de un amigo, allí tenemos el coche. Y por cierto, soy Álex.- Habló el de pelo castaño, y me sonrió. No estaba muy convencida con lo de irme con ellos, pero al fin y al cabo ellos conocían el lugar y yo no, y tampoco me haría mal distraerme un rato.
- Yo me llamo Iván- Dijo el rubio no sin antes sonreírme.- Y este es Marcos.
- Está bien, iré con vosotros, pero luego me lleváis a casa de mi amiga, ¿bien?- Les sonreí un poco.
- ¡Gracias! Ya nos hacía falta una chica en el grupo. Vamos, no estamos muy lejos.
Fuimos caminando ya que según ellos la casa a la que íbamos no estaba demasiado lejos, pero yo no estaba acostumbrada a hacer ejercicio y ya estaba cansada. Lo disimulé como pude. Por el camino fuimos hablando de cosas no demasiado importantes y la verdad es que me cayeron bastante bien. Bueno, al menos tendría un par de amigos chicos aquí.
Llegamos a la casa. Fuimos hasta el salón, y antes de entrar vi a tres chicos más sentados en un sofá viendo una película. No les veía la cara ya que ellos estaban de espaldas a mí.
En ese instante me sentí una intrusa, y me puse algo nerviosa. En verdad no era muy buena para conocer gente. Nos adelantamos hasta llegar a donde estaban los tres chicos nuevos y Marcos puso en pausa la película. Se quejaron, pero él no le dio importancia.
- Esta es Emily. A partir de ahora será como una de nosotros. Si ella quiere, claro.- Sonreí y asentí un poco con la cabeza.
Ni si quiera había mirado aún a la cara a los tres chicos, y cuando lo hice, quise evaporarme de la tierra. Él estaba ahí. Mierda, mierda y más mierda. Me tapé un poco la cara con el pelo disimuladamente para que no me viera bien. Mis manos comenzaron a sudar y me puse muy nerviosa. Mi cara de seguro estaba roja como un tomate. Estaba literalmente temblando.