Capítulo 3.

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- ¡PETER TE VOY A MATAR!- Grité mientras le perseguía por toda la casa. Había entrado en mi habitación mientras yo me estaba duchando y me robó uno de mis sujetadores ¡Estaba loco!- ¡Devuélveme mi estúpido sujetador!

- ¡Solo si me coges!

Cat pasó por delante de mí y me preguntó que por qué corríamos. La hice a un lado mientras corría y le grité que luego le explicaría. Negó con la cabeza riéndose y se fue al piso de abajo.

Peter se metió en su habitación y le puso el cerrojo a la puerta. Pegué a esta repetidas veces pero él no me abría.

- ¡Vamos, Peter! Sabes que en algún momento te cogeré, la casa no es tan grande.

- No te pienso abrir.

- ¿Pero para qué narices quieres mi sujetador?- Pregunté mientras me recostaba sobre la puerta.

- No quieras saberlo.- No pude pensar en otra cosa que en algo... sucio. Puse cara de asco y golpeé la puerta.

- ¡Peter!

- ¿Qué?- Dijo mientras se reía. Este chico estaba loco.- Eres una pequeña mal pensada, ¿Sabías?

- ¡Y tú eres un asqueroso! Ahora que todo está aclarado, ¿Puedes darme mi sujetador de una vez?

- No.

- ¡Bien! Me voy abajo, pero que sepas que te cogeré.- Dije mientras simulaba con mis pasos que me iba. Esperé unos segundos a que se lo creyera y me quedé a un lado de la puerta impaciente a que esta se abriera. Cuando lo hizo, puse mi pie impidiendo que Peter la volviera a cerrar. Entré en la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Peter estaba delante de mí con mi sujetador favorito en su mano derecha. Me sonrió pícaramente y subió su brazo hacia arriba, a una altura a la que yo no llegaba.

Hinché mis mofletes como de vez en cuando hacía cuando me enfadaba y él se rió. Salté encima de él y rodeé con mis piernas su cintura para poder llegar más alto, pero su brazo era realmente largo y seguía sin llegar.

- ¡Peter baja el jodido brazo!

- No puedo concentrarme muy bien si me pones tus tetas en la cara, ¿Sabes?- Me sonrojé.

- ¡Cállate y dámelo!

- Eres adorable cuando te sonrojas.- Me bajé de su cuerpo ya que seguía sin llegar.

- Deja de decir estupideces y dame el sujetador.

- Solo cuando me des un beso.

- Ni de coña.

- Bueno, de todos modos nunca me besaría contigo.- Sus palabras me dolieron un poco, ¿Tan horrible era? Eso no le ayudaba en nada a mi autoestima. Ya estaba demasiado hundida como para que ahora vienese alguien a hundirla más.

- ¿Y por qué no?- Puse los brazos en jarra.

- Porque eres la mejor amiga de mi hermana, y si ella se llegase a enterar nos mataría a los dos. Además, soy mayor que tú.

- La edad no es un impedimento, ya he salido con chicos mayores antes y tu hermana lo entendería, así que no pongas excusas. Ahora dame el sujetador de una puñetera vez.- Crucé los brazos sobre mi pecho y esperé a que me lo diera, pero estaba claro que no lo haría.

- ¿Así que estás diciendo que quieres besarme?

- Eres idiota, claro que no dije eso.- Me senté en su cama, ya cansada de esperar para que me diera el sujetador. Él se rió y se sentó a mi derecha, pero con el brazo extendido para que no lo pudiese coger.

En ese momento me giré y me senté encima de él. Le tumbé en la cama e intenté coger el sujetador pero él lo lanzó a algún lado de la habitación. Me levanté y salí corriendo pero él me cogió por la cintura impidiendo moverme.

- ¡Suéltame!- Daba patadas al aire pero él no me soltaba. Me tenía totalmente rodeada con sus fuertes brazos.

Le di un golpe fuerte en el estómago con mi codo y él me soltó, así que aproveché y corrí hacia donde estaba el sujetador. Lo cogí y le saqué la lengua a Peter.

- Gané.- Y salí de la habitación. Abracé fuerte el sujetador para que no se escapara. Fui hasta mi habitación y lo guardé en mi maleta. Esta vez le puse el candado que venía con ella cuando la compré.

Salí al pasillo para ir al piso de abajo. Una vez llegué, Cat y yo nos pusimos a cocinar la comida. Haríamos espaguetis con nata y bacon, una de mis comidas preferidas. No sabía dónde demonios estaba Peter pero me daba igual.

Una vez terminamos de cocinar, echamos los espaguetis en tres platos.

- ¡Peter, a comer!- Llamó Cat. Él no le contestó pero a los pocos minutos bajó las escaleras y entró a la cocina.

- Mmm espaguetis, qué hambre.- Se sentó en una silla esperando la comida.

- Para la próxima vez nos ayudas un poquito a cocinar, o mínimo preparas la mesa.- Habló Cat enfadada girándose para mirarle. Yo me reí un poco sin que ella me escuchase.

Cogí los vasos con agua y las servilletas y los puse sobre la mesa. Peter me miró y sonrió un poco. Le fulminé con la mirada.

Seguí poniendo los cubiertos y Cat puso los platos sobre la mesa, y nos pusimos a comer. Una vez acabado, Cat y yo (cómo no) recogimos todo y lo metimos al lavavajillas. Me extrañó, pero la comida fue bastante tranquila, ninguno habló demasiado.

Una vez acabamos, me giré para mirar a Cat.

- Oye Cat, podríamos salir hoy e ir a algún lado, ¿no? podrías presentarme a tus amigas o ir de compras o algo así.

- ¡Sí! esta tarde nos preparamos juntas y a las 5 nos vamos, que te presento a mis amigas y nos vamos todas al centro comercial. Ahora las llamo a ver si pueden, tú ve a avisar a mi hermano.

- Está bien.- Iba a dirigirme hacia las escaleras cuando ella me llamó.

- ¿Sí?

- Aún tienes que contarme lo que pasó esta mañana.- Hice una mueca pero asentí con la cabeza.

De mala gana por tener que ver al idiota subí las escaleras y entré en su habitación.

Su espalda estaba al descubierto. Dios mío, y qué espalda. ¿Por qué mierda tenía que estar sin camiseta? ¿Y por qué tenía que estar tan bueno? Miré hacia otro lado.

- Peter.- Él se dio la vuelta y me miró. Vio que estaba mirando hacia otro lado y se rió.

- ¿Acaso nunca has visto a un tío sin camiseta? No es nada del otro mundo.- Anda que no...

- Cállate. Tu hermana me mandó a decirte que esta tarde nosotras saldremos.

- ¿Con quién?

- ¿Qué te importa?- Vi cómo se tensaba, ¿Pero qué le pasaba?

- Cat es mi hermana, claro que me importa.

- Pues pregúntale a ella.- Me di la vuelta y salí de la habitación. Este chico era imbécil, no sé cómo aguantaría dos meses con él aquí.

Entre murosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora