Lazos con el pasado

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La ciudad de los Ángeles podía ser un lugar peligroso de noche. Pero más peligroso aún era la furia desmedida de una amiga que se sentía despreciada y defraudada. Ahí bajo el amparo de la noche, una rubia se paseaba por la ciudad en compañía de un chico de pelo negro y ojos rojos. Aquella noche en particular, aquella extraña pareja parecía estar discutiendo muy acaloradamente. O bueno, para ser más justos, la chica rubia chillaba acaloradamente mientras que el ojirrojo solamente la escuchaba pasándose la navaja manchada con sangre de una mano a otra en un tic de concentración.

-Es que no la soporto más. No va y me dice que soy una decepción para ella... y me echa en cara todo lo que ha hecho por mí. ¿Quién se cree que es? ¡¿Mi madre?!

-No entiendo a que vienen esas sorpresitas Elphie, tu ya sabías como se las gasta esa mujer.

-¡¡Beyond a veces pienso que tienes el cerebro de un mosquito!! Tan genio para unas cosas y tan corto para otras... ¡¡Como todos los hombres!!

-¿¡Que acabas de decir, Bruja?!

Gritó Beyond con un estallido de cólera poniendo la navaja contra el cuello de Elphaba. Esta no se amilanó pero en vez de contraatacar se le quedó mirando con furia. Y su voz fue casi un siseo amenazante.

-Venga hazlo. Atrévete tío valiente.

-Has cambiado mucho, ese rollo de la gente con poderes te ha hecho perder la cabeza. Y claro, como ahora no te hacen caso... pues me buscas a mí, el premio de consolación. Pero que te quede una cosa bien clara, cariño, YO NO SOY UN REEMPLAZO. Así que, ¡¡Largo!!

Las lágrimas retenidas por los ojos verdes fue lo último que el ojirrojo vio antes de que Elphaba echase a correr por una de esas calles. Aquella fue la última vez que la vio.

Después de aquello pasaron tres días que no tuvo noticias de ella, y eso le inquietaba. Se animó a preguntarle al amigo de ella, Barty Crouch. Se preguntaba por qué lo hacía, por qué se preocupaba tanto por una bruja a la que se le había subido demasiado a la cabeza el rollo de los poderes.

Porque es la hermana de A.

Maldita sea, ella era lo único que le quedaba de su antigua y añorada vida.

Ella era lo único que L había dejado en pie.

Podría ser que a ella se le hubiese subido el rollo especial a la cabeza. Pero ella era el último lazo que tenía con su pasado, con A... le había prometido a su amigo que cuidaría de su hermana. Se lo había prometido.

Y nadie sabía nada de ella. Se estaba comenzando a desesperar. Comenzaba a tener miedo, los Ángeles era una ciudad peligrosa, y Elphaba no podía usar la magia aún porque era menor de edad. ¡¡Mierda ¿Dónde estaba Elphie?!! Estaba tan nervioso que la cabeza comenzaba a fallarle, le parecía ver a A por todos lados, reprochándole el haber abandonado a Elphie. Dejándola en una ciudad hostil y en manos de unos brujos locos en vez de habérsela llevado con él cuando pasó todo. De acuerdo, ella no era perfecta. Era así cuando era pequeña...

Pero es que él también distaba mucho de ser perfecto.

-¿Mierda Elphie donde estás?

Unos gritos de miedo respondieron a su pregunta. Y corrió, corrió como nunca porque reconocía aquella voz. Corrió porque si a ella le pasaba algo perdería ese último lazo con el pasado, con su vida, con su cordura. Si Elphaba desaparecía él se quedaría atascado en la locura y en la oscuridad, asfixiándose sin posible salvación. Ella era su esperanza de encontrar la salida algún día.


No me dejes, no me sueltes (Death Note)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora