Zombies

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Odio los domingos, los odio, los odio, los odio. Se supondría que sería él día perfecto para relajarse y no hacer nada en todo el día, me imagino que eso harían las familias normales, pero no, los domingos en mi familia significan ir los 4 al supermercado, hacer los deberes del hogar y eso. Hoy es un día frío,bueno, es de imaginarse, es diciembre. Opté por ponerme una camiseta blanca, una camisa a cuadros encima y encima de eso una chamarra de color azul, además me puse unos jeans, botas y un gorro de color blanco. Cristina, mi hermana mayor por 2 años, llamó a mi puerta.
- Qué demonios quieres Crist? Me estoy arreglando. Dije.
- Relájate, solo iba a pedirte prestada tu bufanda rosa.
-No te la presto.
-Vaaaaamos Coraline, no seas estirada.
-bien te la presto si te vas de una buena vez-.Dije malhumorada. Y eso me hizo recordar que también debía ponerme una bufanda si no quería que mi madre se la pasara todo el camino diciéndome que pobre de mí si me enfermaba.
-bien, por cierto, le dirás a papá sobre la fiesta?
-sí, tal vez cuando estemos en el supermercado. Dije, Crist tomó la bufanda rosa y se fue.
Me puse una bufanda infinita color crema y me senté en el tocador para mi rutina de maquillaje, después tomé el móvil y mi bolso y bajé a la sala, después de bajar tan rápido  los 4 pisos que daban a la sala de estar ya me faltaba un poco el aire, esperé unos 15 minutos revisando mi perfil de Facebook en el móvil y otras cosas. Después por fin bajaron mis padres y hermana.
-bien es hora de irnos- dijo mi padre algo entusiasta, abriendo la puerta.
El camino al supermercado es como de unos 40 minutos, mi casa está en una zona alejada de la ciudad, y entre casa y casa hay alrededor de 2 kilómetros de distancia. Cruzamos la intersección y entramos a la autopista, un camino normal rodeado de bosque y nada más. Hasta que por fin se comienzan a ver unos cuantos edificios sé que estamos llegando a la urbanización, los viajes en familia siempre son tediosos, la anticuada música de mi padre y charlas aburridas sobre sus amistades o sobre eventos, cenas de gente aburrida, etc. Por eso prefiero llevar mis audífonos y escuchar un poco de buena música, sirve para pasar el rato y evitar que me hagan la platica.
Bajé del auto y todos nos reunimos como en esos programas de televisión en los que los equipos se ponen de acuerdo.
-Pa, antes que nada quiero preguntarte algo-. Dije, planeaba decirle lo de la fiesta.
-bueno, dime-
-Puedo ir a una fiesta en el muelle mañana?
-No, el muelle está a dos horas de aquí y estás muy pequeña para ir a ese tipo de fiestas.
-pfff si claro pequeña-. Dije en un tono desafiante.
-no irás, maldición,tienes 15 años, no y fin de la discusión-
-vamos todos irán- dije  en mi último intento.
-que te he dicho que no!!- terminó por decir ya enojado.
-te odio- dije inaudiblemente, aunque sabía que me había escuchado, pero prefirió ignorarme.
-Mejor organicémonos para las compras, yo iré con papá y tú ve con mamá, Coraline-. Dijo mi hermana deshaciendo un poco la tensión.
-bien, nosotras iremos por los víveres y ustedes vayan por lo demás de la lista-. Dijo mi madre forzando una sonrisa.
...
Estaba muy cabreada, detestaba tanto que no me dejarán salir nunca. Preferí concentrarme en encontrar mi cereal favorito, pero esto no lo iba a dejar pasar así como así, haría algo al respecto.
- Lista?-. Dijo mi madre.
-sí, ya tengo el cereal, las latas, el agua, en fin ya todo-. Dije
-bien ya vamos a pagar- dijo.
Nos dirigimos a las cajas de hasta el fondo del supermercado, porque como casi nadie las ve no hay tanta fila en comparación con las cajas de la entrada. En ese instante me llego un mensaje de Crist que decía que papá y ella ya habían pagado y que nos esperarían arriba del auto.
-Ma, dice papá que nos espera en el auto- dije
-Ah si , esta perfecto- dijo.
Y en ese instante, estalló todo. Entré en shock, sólo escuchaba vidrios rompiéndose en la entrada, y gente gritando horriblemente, además de un sonido indescriptible. Se me cayo el móvil al suelo, voltee a donde estaba mi madre y me tomó de la muñeca, dirigiéndome hacia la entrada. Ya estábamos llegando y fue en donde vi todo el caos, lo que estaba causando todo eso era... Era... Me quedé boquiabierta. ¡Esas cosas eran malditos zombies! Atacando a toda la gente. Mordiéndola, comiéndosela, fue realmente perturbador, pero el instinto me activó mágicamente. Los zombies se nos acercaban a mi madre y a mí. Ella estaba claramente perturbada e inmóvil. Me solté de su mano y en cambio la tome del brazo.
-Debemos irnos- le grité, no me respondió, pero empezamos a correr, corrían algo  rápido pero les llevábamos  ventaja, de algo tenían que servir las clases obligatorias de atletismo en la infancia. Iba buscando rápidamente con la mirada la sección de deportes, ¡Bingo! Giramos en un pasillo hacia la izquierda, rápidamente localicé dos bates y dos Arcos, tomé los bates y me colgué ambos arcos en la espalda. Al final del pasillo había un probador, deje pasar a mi madre primero, después entre y atranqué la puerta. Le di un bate a mi madre y también un arco.
- Se de qué va todo esto-. Dije agitada pero intentando hablar bajo.
-qué eran esas cosas?-. Dijo mi madre en voz baja, se le notaba aterrada.
-son Zombies-. Dije
-imposible-
-pero joder que está pasando, están allí fuera comiendo gente, fin-. Dije algo pesada.
-¿cómo saldremos de aquí?-.
Pensé rápidamente en nuestras posibilidades.
-Tengo un plan.-

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