Avergonzada fue como me sentí cuando me descubriste escuchándote cantar, yo solo pasaba por los vestuarios del gimnasio y no pude ignorar esa hermosa voz (aunque siempre decías que cantabas mal) recuerdo haberte dicho lo hermoso que cantabas y haber salido corriendo.
Nunca le había hecho un cumplido a nadie.