Recuerdo tu llamada en la madrugada de una fría noche de julio, me llamaste desconsolado y rápidamente corrí hasta tu casa, al abrirme la puerta pude ver cómo tu nariz estaba roja de tanto llorar y tu cara mojada por las lágrimas, "Me voy a vivir a Londres." dijiste mientras me abrazabas y sentí mi mundo morir.