Arturo volvía a ser invisible en el interior de sus sueños. Esta vez se encontraba se encontraba en una especie desierto casi solitario. Podría reconocer a la perfección al dios, había visto su imagen miles de veces, pero a la diosa o lo que fuese no era tan famosa. Apolo anduvo unos pasos hacia la "planetaria" acercándose preocupado.
-Guerra en Minoa-dijo Apolo-. Me temo que el chico no está a salvo.
Arturo supo al instante de que estaban hablando de él, o al menos eso creía.
-Hécate-volvió a hablar Apolo-. Tenemos que actuar ya. Esto se nos está yendo de las manos.
-Dafne es la única que nos puede ayudar ahora-dijo Hécate.
-Es imposible hablar con ella. Zeus la tiene a buen recaudo y está demasiado protegida.
-¿Qué sugieres, Apolo?
-Cumplir con lo que dice el Oráculo. El chico debe obedecer a su destino tarde o temprano. Es necesario que Kindición le cuente toda la verdad y sus padres deben ser los primeros en ayudarle a él y ayudarnos a todos.
-Ni él está preparado para empuñarla ni Excalibur está preparado para tener un dueño-informó Hécate-. Tenemos que encontrar al traidor de Minoa lo más temprano que podamos. Si alguien ha logrado destruir la barrera protectora del reino ha sido él.
-Estoy de acuerdo.
De repente, comenzó haber agua en ese desierto. ¡Era una inundación y los dioses no se daban cuenta! Olas enormes cubrían todo hasta llegar a los cielos y, de repente, Arturo se vio nadando en el interior de las aguas pero llenas de cadáveres. Fue entonces cuando vio a una hermosa mujer yendo hacia él mientras decía su nombre con toda claridad: "Arturo".
El joven se despertó sobresaltado, en un lugar subterráneo, atado a una silla y con una compañera al lado en el mismo estado.
-¿Princesa Margo?-Dijo Arturo.
-¡Arturo! ¡Gracias a los dioses que no estás muerto!
-No, a los dioses no. Son ellos por los que estamos en guerra y creo que fue uno de ellos quien nos secuestró.
-Creí que te habían matado. Estabas completamente inconsciente cuando te trajeron.
-¿Quién nos ha secuestrado, princesa?
De repente, tres caballeros espartanos entraron en la sala subterránea y con él un encapuchado pero con la capucha de distinto color al negro, esta era amarillo.
-¿QUIÉN SOIS? ¿POR QUÉ NOS HABÉIS SECUESTRADO? ¿MOSTRAOS, CRUEL COBARDE?-Preguntó furioso Arturo.
Unas manos robustas bajaron la capucha y vieron el rostro de Heracles sonriendo.
-Hola, Arturo.
-¿Tú? ¿Tú eres el traidor de Minoa?-Preguntó Arturo.
-En efecto. ¿Cómo sabías que había un traidor?-Preguntó Heracles.
-Eh... bueno... cuando acusaste a aquellos consejeros...-mintió Arturo.
-Mientes fatal-dijo Heracles-. No soy un experto en magia, mi joven amigo, mas supe que mientras dormías estabas haciendo algo extraño.
-Era un mal augurio, una pesadilla... como tu existencia-dijo Arturo mientras le escupía.
Heracles se limpió la cara y le abofeteó.
-Yo de ti tendría mucho más cuidado, Arturo.
-¿Qué hay de tus padres? ¿Y de ella? ¡Es tu hermana!
ESTÁS LEYENDO
Luces oscuras I
FantasyArturo es un chico de diecinueve años que fue abandonado al nacer en el bosque de Dréndom. Durante su infancia fue criado por unos borrachos, lo que le hizo odiar al mundo, y cuando decide comenzar su aventura con el mago Kindición descubrirá como e...