Capítulo 9

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Rosas. Rojas. Enormes. Eso fue lo primero que vio _____ cuando llegó al despacho el lunes por la mañana. El florero, que estaba en medio de su escritorio, no sirvió para animarla.
Si Harry Styles creía que iba a cambiar de opinión porque le hubiera comprado unas flores, estaba equivocado.
_____ se había pasado casi todo el domingo buscando trabajo en la prensa. Había rodeado varios anuncios con un círculo rojo.
No podía creer que hubiera sido tan estúpida, tan vulnerable como para haberse enamorado perdidamente de Harry. Sabía con certeza que lo que sentía por él iba mucho más allá de la mera atracción física. Lo amaba profundamente, tanto física como espiritual y emocionalmente. Era todo lo que siempre había querido en un hombre, y sabía que nunca lo tendría.
Tomó el florero y lo sostuvo sobre la papelera. Si Harry viera las flores allí comprendería lo poco efectivo que había sido su plan. Qué típico en él hacer algo así para conseguir lo que quería...
Pero sintiendo el aroma de las flores tan cerca, viendo su exquisita perfección, fue incapaz de tirarlas. En lugar de ello, dejó el florero sobre el archivador metálico que había tras su escritorio, donde pudieran admirarlas las personas que acudieran a la oficina sin necesidad de que ella las estuviera viendo todo el rato.
Su primera ocupación del día iba a consistir en llamar a algunas agencias de empleo para concertar citas con posibles secretarias. En cuanto había reconocido que estaba enamorada de Harry, había comprendido que no podía seguir trabajando para él. Pero tampoco iba a dejarlo en la estacada. Tenía que conseguir una buena sustituía.
Ocupó su asiento ante el escritorio y miró la foto de Harry en la pared opuesta. ¿Cómo iba a pasarse allí dos semanas con su atractivo rostro delante?
Encendió con más energía de la necesaria el ordenador, decidiendo que debía mantenerse lo más ocupada posible para no pensar en él. Catorce días. Eso era todo lo que tendría que soportar.
Y después, la ilusión de empezar un nuevo trabajo, de conocer nuevos compañeros, serviría para mantenerla distraída.
Mientras trataba desesperadamente de convencerse de ello, Harry salió de su despacho.
—Oh... estás aquí —dijo.
Estaba más atractivo que nunca. Vestido con una chaqueta azul marino, y camisa blanca, aparte de elegante resultaba increíblemente sexy. El color de la chaqueta realzaba el tono de sus ojos... unos ojos que estaban mirando a su alrededor, evidentemente, en busca de las flores. Finalmente, las localizó en lo alto del archivador, pero su expresión no reveló nada.
—Te dije que vendría por la mañana, como de costumbre —dijo _____, y a continuación, respiró profundamente para relajarse.
¿Por qué tenía que ser tan atractivo? ¿Por qué tenía que quererlo? ¿Por qué no había podido enamorarse de un hombre sencillo y corriente? ¿Por qué tenía que ser Harry el que había capturado su corazón?
—¿Puedes venir al despacho un momento? —preguntó él.
_____ asintió y sacó su carta de renuncia del bolso. La había escrito el día anterior por la tarde, decidida a colocarla sobre el escritorio de su jefe a primera hora de la mañana.
Lo siguió al despacho y él cerró la puerta, pero luego no se sentó tras su escritorio, como solía hacer.
—Tenemos que hablar —dijo, dando un paso hacia ella.
_____ se hizo consciente de los poderosos latidos de su corazón. ¿Podría oírlos Harry? ¿Sabría que latía de amor por él?
—¿Vas a dictarme? ¿Necesitas que tome nota para alguna cita? —preguntó, logrando a base de gran esfuerzo mantener un tono de voz controlado.
—¿Has leído la tarjeta que había en las rosas? —preguntó Harry.
Avanzó un paso más, invadiendo por completo el espacio personal de _____ y obligándola a dar un paso atrás.
—No. Pero estoy segura de que dice que quieres que siga trabajando para ti —_____ le alcanzó su carta de renuncia—. Aquí está mi respuesta.
Harry tomó la carta, la leyó y luego la arrugó en un puño.
_____ frunció el ceño.
—No importa lo que hagas con ella. Ya te he avisado, y eso es lo que importa.
—Escúchame, _____ —Harry se acercó aún más y ella quiso dar otro paso atrás, pero la puerta cerrada se lo impidió. Él apoyó las manos a ambos lados, impidiéndole moverse—. La tarjeta de las rosas no dice nada sobre el trabajo. No te pido que no lo dejes —dijo, mirándola con una intensidad que _____ no había visto nunca en sus ojos—. Deberías haberla leído. Dice que te quiero.
El corazón de _____ pareció detenerse un momento. Luego, un punzante dolor lo atravesó. Miró a Harry, incapaz de creer lo que acababa de decirle.
Una intensa rabia se acumuló en su interior. Trató de reprimirla, pero siguió aumentando. Con un solo movimiento, pasó bajo uno de los brazos de Harry y se volvió para encararlo.
—Serías capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieres, ¿verdad? —dijo, indignada—. ¿Cómo eres capaz de fingir que me amas para conseguir que siga trabajando para ti?
—¡No! —Harry parecía horrorizado—. ¡No, no es eso! —protestó.
—Qué conveniente —continuó _____—. Casualmente, has descubierto que me quieres justo cuando he decidido presentarte mi renuncia —lo apartó a un lado sin miramientos y agarró el pomo de la puerta con una mano—. Debería haber supuesto que intentarías cualquier cosa para lograr que me quedara, pero nunca habría imaginado que pudieras caer tan bajo —abrió la puerta—. ¡Me voy a almorzar! —exclamó.
—¿A almorzar? Pero si acaban de dar las nueve...
—Pues despídeme —le espetó _____. Cerró de un portazo, tomó su bolso del escritorio y salió de la oficina. Mientras abandonaba el edificio se preguntó cómo era posible que se hubiera enamorado de un tipo tan miserable. Pero Harry no podía saber cuánto le había dolido su falsa confesión de amor, porque no sabía que ella lo amaba de verdad
Caminó rápidamente hasta la cafetería en la que solía almorzar. Ocupó su taburete habitual junto al mostrador y pidió un desayuno completo, aunque lo último que le apetecía en aquellos momentos era comer.
Mientras esperaba a que le sirvieran la comida dio un sorbo a su café, preguntándose por qué habría sido tan cruel con ella el destino. Solo había amado a tres hombres en su vida: a su hermano, a su padre... y a Harry.
Aunque ella hubiera sido Atila, sabía que Brian la habría querido. Prácticamente lo había criado. Entre ella y su hermano había un lazo que nadie podría romper nunca.
Pero cuando su padre los abandonó se quedó totalmente destrozada. Él era su héroe, el hombre más importante de su vida, y nunca comprendería cómo podía haberlos dejado con tanta facilidad.
Pensándolo mejor, se dio cuenta de que Harry y su padre tenían mucho en común. Su padre era un hombre muy atractivo, capaz de ganarse a cualquiera. Y también era ambicioso, como Harry. En su profesión de vendedor de seguros, no tenía competidor.
Cuando se fue, se llevó consigo la mitad del corazón de _____. Y Harry le había robado la otra mitad, dejando en su pecho tan solo un vacío.
Harry le había dicho a _____ que la quería y ella se había ido a almorzar. Pero lo absurdo de la situación no lo hizo reír.
Se sentó en su silla y apoyó pesadamente la espalda contra el respaldo. Sabía que había hecho mal engañando a Brody y a Barbara, y a las otras parejas, en Mustang. Lo sabía, y sin embargo lo había hecho, y estaba pagando el precio por ello.
Después de haber estado mintiendo ante _____ sin pestañear, ¿cómo iba a convencerla de que la quería de verdad? ¿Cómo iba a recuperar su credibilidad ante ella después de haberla sacrificado en beneficio de su negocio?
Tenía que hacer algo. No podía quedarse allí sentado sin hacer nada.
A almorzar. _____ se había ido a almorzar. La encontraría, proclamaría su amor una y otra vez, hasta que lo creyera.
No podía admitir que ella no lo quisiera, aunque solo fuera un poco. Habían compartido demasiados momentos íntimos como para creer que era completamente indiferente. Él la había besado, pero ella le había correspondido. Sin duda, lo había besado porque sentía algo por él.
Con renovada confianza, salió de la oficina. Pero, una vez fuera, frunció el ceño, confundido. _____ había sido su secretaria durante dos años y él ni siquiera sabía dónde solía ir a almorzar.
¿Habría ido en coche o andando? A la izquierda del edificio había varios restaurantes de comida rápida. A la derecha, un restaurante normal y otro italiano.
El restaurante normal, decidió. Caminó rápidamente por la acera, con el corazón latiéndole de anticipación. Tenía que hacerle comprender. De algún modo, tenía que conseguir que lo creyera.
Entró en el restaurante y miró a su alrededor. Su corazón latió aún más deprisa al ver a _____ junto a la barra. Por un momento permaneció donde estaba, mirándola.
¿Cómo era posible que hubiera tardado tanto en fijarse en ella? Una semana antes no habría sido capaz de recordar sus rasgos, y en aquel instante sería incapaz de olvidar nada de ella. ¿En qué había estado pensando aquellos dos últimos años?
_____ estaba mirando su plato, moviendo la comida de un lado a otro con el tenedor. Harry se fijó en la elegante curva de su cuello, en la recatada posición de sus piernas. Su corazón se llenó de ternura, una ternura que nunca había sentido.
Cuando el hombre que estaba sentado junto a ella se levantó, Harry ocupó el taburete.
—_____ —dijo.
Ella lo miró con expresión de incredulidad.
—No puedo creerlo. ¿Qué haces aquí?
—Me gusta comer con la mujer a la que amo —replicó Harry, disfrutando con el rubor que cubrió las mejillas de _____—. ¿Sabes lo a menudo que te ruborizas y lo encantador que resulta?
—Estás loco —replicó ella—. Has perdido por completo la cabeza.
—No estoy loco, estoy enamorado —dijo Harry, y a continuación giró en el asiento para encarar a los demás comensales—. ¡Estoy enamorado! —gritó, sorprendiendo a los clientes—. Estoy enamorado de esta mujer y ella no quiere darme la más mínima oportunidad.
—Si tú no lo quieres, querida, yo me lo quedo —bromeó una mujer mayor, guiñando un ojo a Harry.
—Vamos, dale al menos una oportunidad —dijo un hombre que estaba sentado a la barra.
_____ bajó de su asiento y corrió hacia la puerta.
—¡Eh! —exclamó la camarera—. ¡Aún no me ha pagado!
Harry sacó un par de billetes de su chaqueta, los dejó sobre el mostrador y corrió tras _____.
—¡Espera!
No podía creer lo rápido que se había movido. Tuvo que correr a toda velocidad para alcanzarla.
—_____... por favor —la tomó por el brazo. Ella se liberó de un tirón y luego se volvió hacia él.
—No sé por qué estás jugando a esto, Harry, pero no va a funcionar —él vio el brillo de las lágrimas en sus ojos y lamentó de inmediato sus impulsivos actos.
—Lo siento si te he avergonzado —dijo, suavemente—. He pensado que tal vez me creerías si lo decía en alto y delante de otras personas.
—Desde luego que me has avergonzado —dijo _____, apartando una lágrima de su mejilla.
—Eso era lo último que pretendía —dijo Harry, sinceramente. Cuando _____ volvió a caminar, él la siguió, buscando frenéticamente algo que decir... cualquier cosa que sirviera para convencerla de que era cierto que estaba enamorado de ella.
—_____... sé que mentí a Brody, pero ahora no estoy mintiendo.
—No solo mentiste diciendo que estábamos casados. ¡También les dijiste que estaba embarazada! —lo acusó _____.
—Y creo que deberíamos seguir juntos por el bien del bebé —bromeó Harry. Su corazón se encogió al ver que su broma no había servido para animar a _____—. Si con ello consigo que me creas, estoy dispuesto a decirle a Brody que todo fue una farsa.
—No seas ridículo —le espetó _____—. No quiero que corras el riesgo de perderlo como cliente.
Cuando llegaron a la entrada de la oficina, se volvió y miró a Harry. Los ojos de _____ revelaban una emoción que él no pudo discernir; tal vez pesar, o tristeza, o una mezcla de ambas.
—Lo único que quiero es que me dejes hacer mi trabajo durante estas dos semanas, que no me niegues que me quede y que no me digas que me quieres. Necesito un cambio en mi vida, y nada de lo que digas podrá hacerme cambiar de opinión.
Harry no sabía qué decir. No quería dejar que se fuera. No quería hacer lo que le decía, pero tampoco quería hacerla infeliz.
Suspiró y se pasó una mano por el pelo.
—De acuerdo —asintió, finalmente—. Te dejaré trabajar tranquila y no volveré a decirte que te quiero durante el resto del día —la expresión de _____ mostró un evidente alivio mientras él abría la puerta de la oficina—. Pero sólo por hoy —añadió—. No puedo garantizarte nada respecto a mañana.
Y mantuvo su promesa durante el resto del día. Después de la semana que habían estado fuera, tenía mucho trabajo pendiente en la oficina y pasó largo rato devolviendo algunas llamadas.
Poco después del mediodía, _____ lo llamó por el intercomunicador para decirle que tenía una llamada de Sheila. En lugar de responder en su despacho, Harry salió y tomó el teléfono de _____.
—¿Ha echado de menos mi pequeño Harry a su dulce Sheila? —preguntó Sheila con voz de niña desde el otro lado de la línea.
—Quiero que seas la primera en saberlo, Sheila. Esta semana pasada me ha sucedido algo increíble —Harry mantuvo la mirada fija en _____—. Me he enamorado perdidamente de una mujer maravillosa —los ojos de _____ se abrieron de par en par a la vez que Sheila colgaba de golpe—. ¿Hola? ¿Hola? —Harry colgó el teléfono—. Hmm, parece que no le apetecía hablar de ello.
_____ volvió a descolgar el teléfono y se lo alcanzó.
—Llámala —dijo, frenética—. No puedo creer lo que acabas de hacer. Llámala y dile que ha sido una broma.
Harry tomó el auricular y volvió a dejarlo sobre el aparato.
—No pienso hacerlo. No ha sido una broma —la miró un momento, queriendo decirle más, pero recordó su promesa. Sin añadir nada más, se volvió y entró en su despacho.
Mientras se sentaba ante el escritorio, recordó lo que Sheila le había dicho la última vez que se vieron.
Profetizó que uno de aquellos días iba a entregarle su corazón a una mujer que lo rompería en pedazos, o algo parecido.
¿Le habría lanzado una maldición? ¿Sería _____ esa mujer?
Cerró los ojos, recordando el dulce sabor de sus besos, la música de su risa. ¿Cómo podía convencerla de que su amor era cierto, y no solo una maquinación para conseguir que se quedara?
Cuando una mujer había sido testigo de que uno era capaz de mentir sin inmutarse, ¿cómo convencerla de que estaba diciéndole la verdad? Por desgracia, no tenía la respuesta a aquella pregunta.
—¿Señor Styles? —la voz de _____ llegó a través del intercomunicador—. Jess Maxwell ha venido a verlo.
Jess Maxwell. Un cliente en potencia. Harry apretó el botón del intercomunicador.
—Hazlo pasar. Y haz el favor de concertar algunas citas para entrevistar a otras posibles secretarias.
Sonrió, satisfecho. Tal vez, el camino para lograr que _____ comprendiera que lo que pretendía no era conservarla como secretaria era contratar otra. Así no podría acusarlo de estar utilizando su amor para conservarla.
La puerta de su oficina se abrió, dando paso a un hombre joven y elegantemente vestido.
—Me alegro de verlo, señor Maxwell —dijo Harry, levantándose para estrechar su mano.
Durante las siguientes dos horas, Harry y Jess Maxwell hablaron de negocios. Cuando terminaron, Harry tenía un nuevo cliente. Tras acompañarlo hasta la salida, se detuvo ante el escritorio de _____ y le entregó una carpeta.
—¿Qué es esto? —preguntó ella con cautela.
—Los detalles del asunto Maxwell. Acabo de captarlo como cliente y Jess Maxwell tiene mucho dinero y ganas de gastarlo en una buena campaña publicitaria.
—¿Y qué se supone que tengo que hacer al respecto?
—Llévate la carpeta a casa y trabaja en algunas ideas. Dijiste que querías verte más implicada en el proceso creativo. Esta es tu oportunidad.
_____ frunció el ceño.
—Esto no va cambiar nada, Harry —dijo, sin mirarlo—. Voy a irme, y nada me hará cambiar de opinión.
Harry sintió que su estómago se encogía. ¿Sería realmente posible que a _____ no le hubiera afectado la semana que acababan de pasar juntos? ¿No había sentido la magia que surgía entre ellos cuando se besaban y acariciaban?
Le había hecho una promesa. No volvería a decirle que la amaba. Pero no le había prometido no tocarla.
Alargó una mano y la tomó por la barbilla, obligándola con firme delicadeza a mirarlo. Y por un instante percibió en su mirada un destello que le dio esperanza, una emoción que ella ocultó rápidamente apartándose de él y poniéndose en pie.
—Me voy a casa —_____ tomó su bolso y la carpeta—. Trabajaré en algunas ideas esta tarde y las traeré mañana por la mañana —dijo, sin mirarlo—. También he organizado tres entrevistas para mañana por la mañana con posibles secretarias —se acercó a la puerta—. Hasta mañana.
Harry asintió.
—_____ —ella se detuvo con la mano en el pomo de la puerta y volvió la cabeza—. No pienso renunciar —dijo Harry, con suavidad, pero también con firmeza.
_____ se ruborizó intensamente antes de salir.
Harry se quedó mirando la puerta, pensando frenéticamente que debía haber algún modo de convencerla de que su amor era verdadero. Amar a _____ era lo primero que hacía bien en mucho tiempo.
Regalarle las rosas había sido una estupidez. Durante aquellos dos años le había encargado tantas veces que enviara ramos a otras mujeres que debería haber imaginado que con ello no lograría nada. _____ era una mujer muy especial, y debía pensar en algo especial para consquistar su corazón.
Se pasó toda la noche pensando en cómo convencerla de que la amaba. Si de verdad creyera que ella no sentía nada por él, la dejaría en paz. Pero no lo creía. Los besos y caricias que habían compartido la semana anterior habían sido muy reveladores. Y sabía que solo el temor y la inexperiencia de _____ les había impedido hacer el amor la última noche.
Sí, creía tener una parte de su corazón. Solo tenía que encontrar el modo de conquistarlo todo.

♡Más que una secretaria (Harry Styles y tú)♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora