Era ya la cuarta vez que veía el reloj colgado en mi sala, estas daban las 9 con 15 minutos, y ni señales de Ryan. Una semana atrás, Stacey, mi mejor amiga, me había pedido que saliera con Ryan, el mejor amigo de su prometido, Bradley. A ella le volvía loca la idea de que las dos saliéramos con chicos que fueran amigos. Había visto de lejos a Ryan, pero nunca se me pasó por la cabeza la idea de llegar a salir con el, gracias a que su arrogancia y pinta de mujeriego que lo rodeaba daba una mala impresión. Pero claro, aquí estaba yo, esperándolo más de una hora y él sin el mínimo de enviar un mensaje de el por qué de su retraso. Dispuesta a quitarme los tacones que traía puestos, escuché la puerta de mi apartamento sonar.Abrí la puerta y lo vi, con la pinta que traía supuse que lo había olvidado completamente.
-Creo que se te hizo un poco tarde. -dije sosteniéndome en el marco de la puerta de brazos cruzados.
-Si, lo siento, es que no estaba en casa y cuando venía a buscarte, encontré un tráfico el demonio. -dijo acomodándose la gorra que traía puesta.
-Por lo menos hubieras avisado. -aclaré mi garganta para dejarle en claro mi enojo.
-sin demostrar ninguna expresión en su rostro- ¿Vas a querer salir o no? -dice en tono de voz pedante que resonó en todo el pasillo.
-me fijé en la hora del reloj- pues ya que, supongo que encontraremos algo abierto. -dije cerrando la puerta detrás de mí.
Bajamos las escaleras en un silencio bastante incomodo, y decidí que olvidaría su impuntualidad, para poder conocerlo mejor y pasar un buen tiempo juntos. Me aburrí de lo incomodo que estaba siendo esto y le pregunté.
-¿Desde cuándo conoces a Bradley? -dije viéndolo de reojo sin dejar de bajar las escaleras.
-Desde toda la vida, cuando era pequeño él fue mi vecino y poco a poco nos fuimos haciendo amigos, al punto de asignarnos en la misma universidad. -dice y se le escapa una pequeña sonrisa- ¿ y tú con Stacey?
-Al comenzar la preparatoria, fuimos compañeras de cuarto y a partir de ahí se convirtió en mi alma gemela. -reí al recordar cómo nos conocimos.
-Eso es genial. -dice y vi que se acercaba a una motocicleta.
-¿Dónde está tu auto? - inquirí viendo a través del estacionamiento del edificio.
-No tengo, esta es mi moto. -dice subiéndose y ofreciéndome un segundo casco.
-dirigí mis ojos a mi vestido azul oscuro y después volví la vista a Ryan- Creo que no estoy vestida para subirme, es decir, no creo que pueda ni levantar la pierna. -dije mientras hice la acción de no poder levantarla.
-El me mira levantando una ceja y termina suspirando- bien, entonces ¿en dónde nos iremos?
-Tengo las llaves de mi auto, es ese que está ahí. -dije señalándolo y acercándome a él.
Sentí los pasos de Ryan atrás mío y abrí las puertas presionando uno de los tantos botones. Ya adentro de este, cada uno se acomodó.
-Bien, entonces, ¿En qué restaurante hiciste la reservación? -dije mientras encendía el auto.
-Pensé que tú te encargarías de eso. -dijo mirando distraídamente el interior del auto.
-solté un bufido irritada, este chico si que sabe sacarme de mis casillas- Bien, veremos que encontramos en el ca..
-Mi voz fue interrumpida por el sonido del teléfono de Ryan- anda, contesta. -le incité; el al ver el numero se le iluminaron los ojos y sin preocuparse de que estaba yo, contestó.Llamada:
-Solo estoy en una especie de cita arreglada por unos amigos.- dijo para la persona de la otra línea.
...ah sí. -dijo en todo coqueto- creo que terminaré antes, para así poder estar contigo lo antes posible. -se quedo callado escuchando la otra voz- bien, entonces espérame despierta. -corta la llamada con una sonrisa.- entonces en que estábamos?.Lo fulminé con la mirada y suspiré, esto si era el colmo, llegaba tarde, no tiene auto, no hay reservación y más encima alguien lo llama para hablar de sexo.
-Sabes que no tenemos que hacer esto, ¿verdad? -dije recargada en el volante del auto.
-Supongo que no. -dice tranquilo, aún sin entender a lo que me refería.
-Increíble. -traté de no alterarme pero fue imposible- sabia que eras un arrogante pero creí que tratándote amablemente cambiarías , además es un favor para nuestros amigos y para colmo alguien te llama para tener sexo telefónico. -dejé salir un suspiro al terminar.
-me mira sorprendido- no era una chica pidiéndome sexo, es una amiga que está enferma. -dice mientras fruncía los labios.
-¿Y piensas curarla con tu pene mágico? -rodé los ojos claramente asqueada.
-suelta un bufido- yo me largo, por primera vez Bradley se equivocó al hacerme creer que eras divertida. -se acomodo su chaqueta.
-fulminándolo con la mirada lo empuje fuera- ¡Sal de mi auto, idiota!
Rápidamente el salió del auto enojado, tomo su casco subiéndose a su motocicleta y tal rápido como había llegado, se fue.
Era un estúpido arrogante, ¿Cómo se me había ocurrido aceptar salir con él?. Después de cinco minutos en el auto, salí de este y me quité los tacones que ya me estaban matando mientras subía a mi apartamento para contarle a Stay como había salido la "cita" con el idiota de Ryan. Suspirando levanté la vista al reloj y llamé a mi mejor amiga.Llamada:
-Hola Stacey. -dije mientras me adentraba a mi cuarto.-Nena será mejor que no hayas arruinado la cita con Ryan. -me mordí la lengua al oír su voz cargada de sermones por decir.
-En mi defensa, solo puedo decir que él es un completo idiota. -dije encogiéndome de hombros dándome cuenta que ella no podía verme.
-Creí que la noche terminaría en sexo salvaje, alcohol y una futura relación. -su voz se había tranquilizado.
-Pues sus planes no cambiaron, solo el cambio de chica. -dije ya recostada en mi cama.
-Had, cuéntame que pasó. -sonreí al escuchar el apodo recordando el día en el que me lo puso, prácticamente era la única que me decía así.
-Bien, veamos, vino una hora tarde, no había hecho una reservación en algún restaurante y venía en su moto, a la cual no pude subir porque andaba con vestido. -suspiré levantándome para quitarme el vestido.- digo, no es que espere al caballero de la brillante armadura pero siempre la primera cita es para impresionar.
-Sinceramente, pensé que saldría mejor de lo que me cuentas. -dijo entendiéndome.
-Y para colmo, recibió una llamada que más bien era sexo telefónico y fue un total desastre. -suspiré cansada, colocándome mi pijama.
-Brad y yo te debemos una disculpa. -su voz era sincera.- ¿Qué dices si mañana almorzamos para hablar de la fiesta de compromiso?
-sonreí, al menos una de las dos era feliz- claro que si, tu solo dime donde, la hora y allí estaré.
-En el hotel de siempre a las dos de la tarde, y lo siento de nuevo, creí que empezar a tener citas después de tres años ayudaría un poco.
-mi sonrisa se fue apagando al tener presente el recuerdo- será mejor no recordar eso, además estoy cansada, ¿terminamos la conversación mañana?
-No lo mencioné para que te enojaras. -dijo totalmente arrepentida por aquello.
-No me enojé nena, solo estoy cansada ¿si? Salúdame a Brad. -dije sentada en la cama.
-Está bien, te quiero amiga. -dijo suspirando.
Yo igual. -colgué mientras dejaba mi teléfono en la mesita de noche, me levanté nuevamente para quitarme el maquillaje y cepillarme los dientes.
La misma imagen de hace tres años no salía de mi cabeza gracias a la mención de Stacey. Lavé mi cara y luego me arropé en mi cama. Al poco tiempo caí rendida por el cansancio del día. Cada día podría ser diferente pero siempre terminaban igual, con la misma pesadilla que estaba teniendo hace ya tres años.

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House Doesn't Mean Home.
Teen FictionSinopsis. Mencionan por ahí que todo pasa por una razón. Unos le llaman destino y otros una simple coincidencia. Cuando algo sucede fuera de lo planeado, es difícil aceptar que el rumbo de tu vida cambiará totalmente. Esta historia es una de ellas...