CAPITULO 1: EL COMIENZO

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Era un lugar tan obscuro y lleno de un vacío infinito que a veces llegaba a aterrarme, pero muy en el fondo yo sabía que ese vacío infinito era mejor que estar con "ellos" , que estar bajo el mando de un inconsciente que prefería tenernos atrás de un muro antes de dejarnos cruzar hacia el otro lado. Yo deseaba saber que había más allá de ese insípido y grueso pedazo de cristal, que había más allá de ese obscuro y aterrador vacío. Tal vez cuando llegaba al límite de ese muro prefería imaginar que algún día podría llegar al otro lado, pero después decidía despertar de esa ilusión y regresar a casa. A veces llegaba a odiar ese lugar pues estaba cansado de estar solo, porque aunque estaba rodeado de personas; realmente era como estar solo, ya que todos estaban dispuestos a obedecer al incompetente que nos tenía contra esa enorme pared de cristal, todos menos yo, porque yo quería conocer más y no vivir encerrado, ya que eso era de lo más normal en este lugar. Todos teníamos muy en claro que llegar al límite estaba prohibido pero aun así yo optaba por escapar para poder llegar ahí, nunca me descubrieron o por lo menos me las arreglaba para que no lo hicieran, hasta ese día en que mi padre mando seguirme, entonces al llegar al límite fui atrapado por quienes me seguían según las ordenes de mi padre y aunque trate de huir me fue imposible pues mi fuerza era como una mariposa en la tela de una araña, entre más me movía o luchaba menos posible era escapar. Al llegar a casa aquellos hombres me llevaron con mi padre, quien por cierto era el "inconsciente" que no nos dejaba ir al límite, y como todo buen jefe trato de forzarme para que no regresara a ese sitio, pero yo me negué pues mis deseos de salir de ahí eran más fuertes que papá y su ejército de mediocres; a causa de eso fui castigado en más de una ocasión. Me mantuvo encerrado en casa durante un mes, en el cual casi muero pues me negaba a comer a menos que fuera liberado, y debido a que mi petición no sería cumplida decidía no comer, sé que era estúpido arriesgar mi propia vida con algo como eso, pero las opciones se me acababan y la desesperación se adueñaba de mí. El día en que pude salir de casa fui al límite, a escondidas como era ya mi costumbre, cuando llegue hasta ahí comencé a caminar alrededor del muro mientras tocaba su húmeda y fría superficie , entonces al caminar vi a alguien sentado contra el muro, pero lo extraño entonces era que estaba sentado del otro lado, no lo podía creer, pues mi padre me decía que el otro lado era un lugar sin vida y lleno de bestias en su interior, y yo me trataba su cuento cuando era un pequeño, pero al crecer y con el paso de los años deje de creer en sus mentiras, debido a que papá tenía la idea equivocada de que tenía un hijo asustado y débil ante la vida me castigaba de esa manera.


Justo al tratar de acercarme para hablar con la persona que estaba al otro lado esa persona logro verme acercándomele y repentinamente se levantó y corrió al lado opuesto del mío mientras yo corría hacia él o ella, pero justo cuando sentía estar tan cerca de esa misteriosa persona me encontré con un pedazo de la indestructible barrera. Pasaron los días en que fui al límite, lo hice exitosamente y sin complicación alguna, a pesar de que mi motivo era buscar a aquella persona o cosa, pero su ausencia fue constante y así pasaron los meses de soledad y en los que mis esperanzas se acababan.


No me lo esperaba, pero recuerdo aquel día en que todo empezó; aquel día en que volvió.



EL MURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora