Mientras esperaba el final de elaboración de mi dibujo lo observaba mirándome con tanta dedicación y atención; elaborando cada una de las finas y delicadas líneas que conformarían mi cuerpo en sus más elaborados trazos, mientras yo posaba para él; también podía verlo cuando me miraba mientras tomaba mi pelo para ponerlo junto a mi oído. Justo en ese momento sentía estar ahí pero al mismo tiempo me sentía ausente pues momentáneamente olvidaba ese muro y me sentía libre; libre para correr hacia él, para poder sentirlo y saber cómo era el tocar su sedosa y obscura melena de cabello, pero justo cuando mi cuerpo se sentía tan cerca de él; se encontraba con ese gran pedazo de cristal que nos dividía. De alguna forma yo quería creer que él era mi más profunda esperanza de vida mientras yo me encontrara contra ese enorme cristal, nada en el me molestaba pues era alto de piel blanca como la seda; tenía unos ojos obscuros que penetraban en mi interior, una sonrisa perfecta y blanca, su cabello era obscuro como la noche. Además de su forma de vestir pues las veces en que nos aviamos visto el portaba unos jeans negros y entubados con una camiseta blanca y por arriba una camisa roja a cuadros que acompañaba con unos tenis negros, además de un lazo amarrado en su mano con unas marcas negras que seguramente eran algo significativo para él, lo más curioso y raro para mí era que llevaba colgando del cuello una pequeña llave colgada de un lazo, lo raro no era la llave; si no el hecho de que yo también tenía una llave muy parecida a esa e incluso podría decirse que igual ; talvez al principio creía que era una coincidencia pero muy en el fondo sabía que más adelante esas llaves serian una señal de que talvez él y yo deberíamos mantener algún tipo de contacto. Cada una de esas cosas cruzaron por mí cabeza mientras él me dibujaba, pero entonces mientras pacíficamente lo observaba un ruido me acogió y al voltear la mirada, para mi mala suerte, mire a los "seguidores" de mi padre, quienes por cierto me llevaron nuevamente ante él, afortunadamente no lograron verlo y así logro irse sin ser descubierto; pero durante el camino hacia casa para ver a mi padre no me pude quitar de la cabeza la imagen de su rostro mirándome mientras era aprendido; tal vez debió creer que era un delincuente y por eso estaba siendo arrestado, ya que no creo que él sé imaginaria que un chico como yo era el hijo del encargado de mantenernos " a salvo".
Cuando sin darme cuenta llegamos con mi padre él me dijo de manera sarcástica y burlona:
-¿Tratando de cruzar nuevamente he?-
Mientras yo fingía escuchar su sermón; seguía pensando en él y en su preocupado rostro mirándome, cuando un sonido irrumpió mi tranquilidad y entonces mire los ojos de furia y odio de mi padre gritándome; nunca lo había visto así, fue un gran impacto pero fingí que nada ocurría y actué como si nada; mi padre levanto la voz diciéndome:
-Te quedaras encerrado nuevamente en casa; pero debido a que me desobedeces sin importar cuantas veces te castigue, esta vez te quedaras 3 meses encerrado; y si te niegas a alimentarte serás encerrado 1 mes más por comida negada pues no dejare que mi único hijo muera de hambre, y es mi última palabra-. Me dijo exaltado y enfadado
Esta vez no era como las anteriores pues mi padre iba muy en serio esta ocasión, aunque estaba aterrado decidí no bajar la guardia ante él y su gente. Recuerdo que luego del "regaño" y al salir de su oficina todo mundo me miraba con impacto, claro nadie esperaba ver al hijo del dirigente esposado y siendo escoltada a casa. Al llegar a la casa subí corriendo hacia mi habitación y me tumbe en la cama mientras lloraba; si, tal vez era un chico fuerte, pero hasta el más fuerte de todos tiene sus debilidades, y esta vez me habían dado un golpe muy bajo. Hasta que mi llanto se detuvo me di cuenta que me quede profundamente dormido.
El castigo comenzó al siguiente día por la mañana por que como ya era de imaginarse al levantarme de la cama la casa se encontraba repleta de cadenas y candados por afuera y por dentro, y al mismo tiempo estaba rodeada de la gente de mi padre; creía que mi padre estaba exagerando un poco esta vez; pues ni yo mismo me creía capaz de poder cruzar esas paredes; de alguna manera estar en casa me recordaba a "él", me imaginaba sus dibujos, sus manos al dibujarme, simplemente me hacía imaginar cómo sería oír el tenue sonido de su voz, solo de esa manera podía encontrar la tranquilidad y paciencia que necesitaba para soportar los 3 meses que estaría encerrado en casa.
Caminando por el interior de la casa miraba los muros y al mismo tiempo miraba los insípidos colores que los adornaban; entonces esos tonos y manchas me hicieron recordar que dentro de mi sudadera estaba guardado el pequeño pedazo de gis negro que él me había obsequiado; cuando corrí a mi habitación para buscar el gis me tropecé con un gran libro que estaba junto a una puerta, solo sentí el impacto de mi cuerpo contra ese gran libro, este libro era rojo con letras doradas; aunque el libro estaba lleno de polvo se podían distinguir muy tenuemente las pequeñas letras que estaban plasmadas en él. Entonces me hinque para abrir el libro e indagar su interior, al abrirlo me encontré con un papel que estaba doblado por la mitad sin mencionar que un poco desgastado y rasgado; pero aun así al abrirlo me halle con unas grandes y negras letras escritas en letra cursiva; estas decretaban que el primogénito de la persona al mando se convertiría en su sucesor al cumplir la mayoría de edad, y para mala suerte mía estaba tan solo a 1 año y medio para cumplir mi mayoría de edad, al terminar de leer el escrito; doble la hoja y la coloque nuevamente en su lugar, puse el libro junto a mí y sentí rodar las pequeñas lagrimas que salían de mis ojos en mi cara, entonces comencé a sentir las palabras en mi garganta queriendo salir de mi boca y fue así como con el ritmo de los segundos comencé a escuchar los gritos que salían de mi boca con dirección a mis oídos, sentía mi cuerpo débil y sin sentido, estaba confundido. Al enterarme de esta noticia quise salir de casa para acudir al límite del muro pero mis intentos de escapar fueron nulos nuevamente. Ya que el hecho de querer romper una cadena me llevo a dos cosas, a canalizar mi coraje y a una lesión en la mano.
Cuando vinieron a entregarme primer comida del día decidí no comerla; pero no estaba dispuesto a estar encerrado 1 mes extra por comida negada así que decidí comenzar a esconderla y deshacerme de ella por completo. Así me encargaba de cada una de mis comidas del día aunque en algunas ocasiones decidía comerlas pues tampoco moriría de hambre, conforme los días pasaban y los recuerdos venían a mí; logre reencontrar la imagen de la llave en mi cabeza y decidí buscar mi llave para así comenzar a entender el significado de cada una de las llaves o para averiguar si mí llave y la de él eran las únicas o existía la probabilidad de que existieran más y si las había; debía encontrarlas a toda costa para saber si podían cambiar mi destino de ser otro opresor de la libertad; tal y como lo era mi padre.