CAPITULO 4 - DOLOR Y SENTIMIENTOS

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Aquella noticia llego tal como una tormenta; llego en los peores momentos y me tomo por sorpresa, esa terrible carta en la cual sin querer pero a la vez culpablemente me había enterado; de que además de ser la sucesor de mi padre en su "gran" puesto; me quedaba muy poco tiempo para resolver ese problema, ya que 1 año y medio no me bastarían para encontrar una solución adecuada a mi problema. Mientras cada uno de esos pensamientos pasaban por mi cabeza comencé a caminar inconscientemente por las habitaciones de la casa, subí una y otra vez por la escaleras y camine una y mil veces a través de los pasillos, eso siguió hasta que me tope contra la puerta que estaba situada en mi habitación, seguí caminando y pensando; entonces recordé de nuevo aquel gis negro que ese misterioso chico me había obsequiado, comencé a buscarlo en la habitación hasta dar con él, cuando por fin lo encontré lo tome y lo envolví en mis manos húmedas por el calor. Seguí caminando por el desgastado suelo, entonces me encontré con la habitación de mi padre y decidí adentrarme en ella para observar su interior; ya que mi padre no me permitía entrar en el por alguna extraña razón, y ya que estaba solo y aburrido pensé que esa sería mi única alternativa, al caminar por el húmedo y seco cuarto, sin querer deje caer el gis de mi mano, lo vi impactarse contra el suelo y rodar hacia la parte inferior de la cama de mi padre, fue en ese momento que comencé a buscar bajo la cama aquel pequeño trozo de gis; cuando tuve un encuentro bastante cercano con una vieja caja de cartón arrumbada y húmeda que estaba debajo de la cama y contra una esquina, instantáneamente logre ver mi gis junto a aquella misteriosa caja la cual fui acercando lentamente hacia mí, cuando finalmente estuvo fuera; decidí abrirla y ver lo que contenía, al abrirla pude ver las desgastadas y polvorientas fotos de una hermosa mujer con una esbelta figura, cabello semi obscuro que a la ves hacia resaltar sus hermosos ojos que eran tan obscuros como la noche, simplemente era una mujer hermosa pero; mi duda era ¿ Quién era aquella mujer? O por que existían fotos de ella guardadas en una caja, pero más importante era, ¿qué hacían bajo la cama de mi padre? Y ¿Por qué estaban escondidas? , cuando por una u otra razón vino a mí mente que yo jamás había conocido a mi madre; entonces mis pensamientos comenzaron a fluir por mi cuerpo y a confundirme y así poco a poco me llevaron hacia el más profundo de mis sentimientos, mi cabeza me llenaba de preguntas sin respuesta y me envolvían en un laberinto sin salida; me sentía enloquecer lenta y solitariamente en un mundo del cual jamás podría salir. Guarde las fotos en su caja y la puse de nuevo en su lugar tome mi gis me levante, me sacudí el polvo de los pantalones y fui a mi cuarto para recostarme y pensar un poco.

El tiempo de aquella mañana había pasado rápidamente y por fin llego mi comida del día, baje a recibirla por la pequeña rendijilla situada en la puerta y la deje en la mesa, subí a mi habitación y me recosté nuevamente sobre mi cama, comencé a pensar cada una de mis situaciones tratando de encontrar una respuesta; pero como era de esperarse no encontré ninguna, cada noche desde ese día fue de soledad y confundimiento, poco a poco me orillaban a sufrir un dolor en cierto punto innecesario y llorar noche tras noche hasta quedarme profundamente dormido. Las mañanas; al igual que las noches, se convirtieron en un dolor obsoleto que me dejaban sin aire, me confundían cada vez más y me hacía sufrir. Observaba las tardes pasar por mi ventana y cada cosa me recordaba a él, pensaba en si el estaría buscándome, si tal vez se había rendido como todos los que estaban tras el muro, o si tal vez me recordaba, las noches eran eternas charcas de lágrimas que descendían por mis mejillas hasta mi almohada, sé que era estúpido y tal vez un capricho pero mi cabeza no me dejaba pensar claramente y me confundía aún más.

Así paso el primer mes que estuve encerrado, seguía consiente que aún me faltaban 2 meses más; pero a pesar de esto seguía fingiendo ser firme cuando en realidad por dentro era como un pequeño niño confundido y asustado que no sabía a donde ir. El tiempo se hacía largo y seguía con mi rutina diaria, estaba solo y me sentía asustado pero fingía que no era así aunque ridículamente fingía para mí mismo, quería hacerme el duro; pero ya no podía seguir con eso.

Un día como cualquier otro se convirtió en uno especial pues mi padre me visito y no era precisamente la visita de mi padre lo que me alegraba si no el hecho de que aquel día deje de sentirme solo por un momento, me pregunte a que se debía su visita; sin embargo no permití que ninguna palabra saliera de mi boca o que él tuviera presente alguna expresión de parte mía, ¡No iba a darle el gusto!. Al ver mi reacción mi padre intento dialogar conmigo lo cual no resulto de mí parte.

-Te traje un obsequio- Me dijo

-Qué bien- asentí con poco entusiasmo

Mi padre noto que realmente no me sentía bien; así que dejo el regalo sobre la mesa, me miró unos segundos y se marchó. Me acerque a la mesa en la que estaba el regalo, tome la bolsa de papel en que estaba envuelto y lo abrí, al abrirlo vi en el fondo un pequeño dije, e instantáneamente pensé que seguramente era una "compensación" por el encierro pero al mismo tiempo me sentía culpable por ser tan duro con él y conmigo mismo, tal vez el solo quería ayudar, y no estaba mal, lo sabía, pero tal vez esa forma suya de hacer las cosas no era lo mio, mi vida tenía que ser "a mi manera". Pensé darle un giro positivo a mi vida a pesar de estar tras las paredes de mi propia casa, sabía que no sería fácil pero tampoco era imposible. Y aunque hasta yo me sorprendí de mi mismo, a la mañana siguiente me levante temprano, me di un baño, y tome un cuaderno que estaba sobre una pequeña mesa en la antesala de la casa; en el comencé a escribir como si fuera un diario, la mañana de aquel día paso un tanto rápida hasta que llego mi comida del día y esta vez y de manera muy extraña no la comí, la devoré.

Comencé a sentirme mejor día con día y con el paso del tiempo fui mejorando hasta que sin darme cuenta el segundo mes de encierro había pasado. Me sentía más tranquilo pero una sensación en mi pecho me decía que algo me faltaba y este sentir solo venía a mí cuando pensaba en él.  

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2016 ⏰

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