Era una tarde soleada y muy alegre; de esas que muy rara vez llegan a vivirse, para mí era un día cualquiera; rodeado de personas comunes, como siempre mi deseo era alejarme de casa para recurrir al cristal, pues hay era el único lugar en el que podía estar solo pero sin sentirme tan vacío. Aquella misteriosa tarde en que llegue al cristal logre observar a alguien, y aunque al principio no me ilusione con la idea de que alguien más estaba hay; tampoco perdí la fe en que no me encontraba solo, así que decidí acercarme a aquella desconocida persona, pero justo cuando me encontraba más cerca observaba como esa persona corría al lado opuesto del muro y entonces descubrí que ya estaba al tope del cristal. Pasaron meses en los que yo asistía al muro para buscar a esa persona, pero su ausencia era cada vez más cercana; sin embargo yo no me rendía pues era la única persona diferente que había visto en mucho tiempo, lo más raro era que jamás creí que alguien más sería capaz de estar al otro lado del muro.
Pero un día inesperado volvió ;no podía creerlo pues esta vez al acercármele no trato de huir, trate de hablar con él, pues esa misteriosa persona resulto ser "el"; al tratar de hablar nos dimos cuenta de que la enorme barrera nos impedía cualquier tipo de contacto. Así que el saco 2 pequeños trozos de gis negro del bolsillo derecho de su pantalón, entonces lanzo uno de esos gises hacia mi lado y comenzó a escribir sobre el cristal con el trozo de gis negro que el tenia, recuerdo con exactitud que las primeras palabras que plasmo en el cristal fueron "¿quieres dibujar?"; y como era de suponerse accedí a su petición con un "si" colocándolo de mi lado del muro. Comenzamos a dibujar y escribir sobre ambas partes del enorme e interminable cristal mostrándonos mutuamente nuestros dibujos y palabras, empecé con algo sencillo como hacer un dibujo de cómo me consideraba físicamente y me di cuenta que él se había percatado de ello, y enseguida él escribió "no" y trazo una flecha que indicaba a mi dibujo; al momento sentí curiosidad, pero al analizar ambos dibujos me di cuenta de lo que trataba de decirme.
-¿Qué pasa?- pregunte
-Tú no eres así, tú estás hecho un palo- me escribió
Pues él creía que mi idea sobre mí mismo tenía muchas proporciones físicas.
-Levántate, yo te colocare las proporciones adecuadas- escribió.
Así que me puse de pie, pero luego de esto el coloco en el muro:
-¿Tu nombre?-
-¿Qué?- pregunte
-¿Cuál es tu nombre?- me dijo
-¿Eso importa?-
-¡Claro!, si voy a dibujar a alguien al menos quiero saber su nombre-
-Bill, me llamo Bill-
-Que nombre tan lindo- Escribió en sentido burlón
-Calla, ahora dime el tuyo-
-En su momento lo sabrás- Escribió por último y empezó su dibujo
El comenzó a dibujar mi silueta seguida de mis piernas y así sucesivamente, me agradaba su manera de dibujar pues mientras me dibujaba podía observar cómo se empeñaba en cada parte del dibujo; desde la más grande curva hasta el más insignificante cabello, pero sobre todo y lo que más me atraía era que sobre todos sus dibujos el que elaboraba de mi era el más perfecto y dedicado de todos, al principio considere insistir para que me dijera su nombre, pero luego pensé que tal vez había una razón para no habérmelo dicho y preferí relajarme y posar para él.
No tenía conocimiento de ello, pero sin querer descubrí el principio de una nueva vida pero a la vez y sin saberlo halle el final de la misma.