52 Por Ciento

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Bueno, primero que nada, agradecerte por entrar aquí a leer los desvaríos de un adolescente desesperado.

Quiero aclarar que todo esto lo escribí poco después de que terminara la segunda temporada (Y sí, lo publico cuando acaba la tercera u.u), y por eso es que muchas cosas no coinciden con la serie.

Pero bueno, no es el punto hacer que sea igual, si no divertirse manipulando la historia a nuestro gusto ;) ¡Saludos!

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    Los labios de Hache se deslizaban suavemente sobre los de Juana, saboreándolos.

    Sus manos se colaron por debajo de la camiseta que ella llevaba puesta, acariciando su estómago y su espalda. Se deshizo de la tela y la arrojó al piso.

    Como aquella vez en la Casita China, Hache la sujetó por la cintura y la subió unos
centímetros en el aire, haciendo que ella enrosque sus piernas alrededor de su cuerpo.

    Caminó medio a ciegas hacia la habitación de Juana, mientras ella besaba su rostro, su cuello y, de vez en cuando, sus labios.

    Se dejó caer sobre la cama. Juana jaló la camiseta de Hache hacia arriba, y la arrojó a un costado. Sus labios descendieron por el cuello de Hache, bajando cada vez más hasta llegar a su torso.

    Giró sobre sí mismo, dejando a Juana bajo su cuerpo. Besó, lamió e incluso mordió el cuello de Juana, arrancando suaves suspiros de su boca. Arrastró sus manos por su espalda hasta llegar a la traba del sostén. En el momento en que logró desabrochar el cierre, se despertó sobresaltado.

    Suspiró, sentándose en el borde de la cama. Cubrió su rostro con las manos, intentando controlar los temblores que sacudían su cuerpo.

    Era la tercera vez en cinco días que Hache tenía un sueño como ese. Se preguntaba cuándo dejaría de tenerlos, o si en algún momento podría dejar de pensar en ella.

    En momentos como ese lo dudaba.

    ¿Por qué extrañaba tanto el tacto de su piel? ¿Por qué sentía eso cuando la besaba en sueños?

    Estaba cansado. Cada vez que despertaba, luego no podía volver a dormir por culpa de los pensamientos que atacaban su mente. O bueno, de el  pensamiento, pues Juana era en lo único en lo que se concentraba.

    Hache no era la única persona que estaba cansada de soñar, pues era la tercera vez en cinco días que Juana tenía un sueño como ese.

    Siempre despertaba agitada, con el corazón golpeando contra sus costillas, y la respiración trabada en sus pulmones.

    Suspiró.

    Era como si su mente se esforzara en hacerla pensar en Hache, en hacerla sufrir. Pensar en su rechazo, en los besos que él le había dado, sólo hacia que quisiera llorar.

    A veces cedía ante la tristeza, y ocultaba su rostro entre sus manos, permitiendo que las amargas lágrimas cayeran libres por sus mejillas.

    Ese momento era uno de esos "a veces"

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    Debían de ser las una y media de la madrugada. No había mirado la hora antes de salir de casa.

    Hacía frío y el viento lastimaba los cansados ojos de Hache.

    Se dirigía a un bar que le gustaba bastante.

Cortos | Cumbia Ninja FanficsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora