Una llamada del destino

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Ya había pasado una semana desde que había entrado a la secundaria y las cosas aun no cambiaban, mis amigas y yo cada vez nos distanciábamos más, ya que desde que habían entrado a la escuela se habían conseguido muchas amistades nuevas. Además de eso, yo no me relacionaba muy bien con los compañeros de mi curso y por eso me era difícil encontrar nuevos amigos, mi única alternativa era encerrarme en la biblioteca en mis tiempos libres.


La hora del almuerzo, Nathaly y Diana hablaban y reían animosamente con otros estudiantes, mientras yo solo podía observarlas en una mesa ubicada en un rincón de la cafetería.

-¿Te importa si me siento a tu lado?- dijo una tierna voz sacándome de mi trance. Alcé la vista para ver de quien se trataba y me encontré con una simpática chica de cabello rizado y ojos marrones.

-Claro, no te preocupes- le respondí a lo cual ella me devolvió una cálida sonrisa.

-¿La escuela es un tanto difícil cuando eres una persona solitaria, no crees?- le pregunté.

-Bueno, después de un tiempo te acostumbras a la soledad- me respondió.

-¿Pero no crees que es un tanto difícil acostumbrarse a la soledad?

-Me suena a que eres de esas personas a las que les encanta estar rodeadas de amigos- dijo soltando una pequeña risa.

-¿A quién no le gustaría estar rodeado de amigos?- le respondí.

Siempre fui muy extrovertida, recuerdo que en la primaria me gustaba reunirme con mis compañeros a contarles historias de terror que mi abuela me narraba siempre que la visitaba, después de todo vivía en el campo. Era muy agradable estar rodeado de la compañía de otros y sentirte querido por los demás.

-¿Esas chicas de allí son tus amigas verdad?- me pregunto la chica de repente, señalando con la mirada la mesa donde estaban Diana y Nathaly.

-¿Cómo lo supiste?- pregunte asombrada.

-Intuición femenina- me respondió.

-Pero no lo entiendo, si son tus amigas entonces deberían estar juntas ¿No? Después de todo eso es lo que hacen los amigos.

-Bueno, es cierto que no hemos estado muy unidas que digamos, pero ellas son y serán mis mejores amigas.

-Hum, ya veo- me respondió no muy convencida. -De todos modos, te recomiendo que sigas mi consejo- me dijo mientras se disponía a marcharse.

-Cuídate, porque las personas no siempre son los que crees que son- me dijo, dejándome desconcertada, ¿A qué se refería con eso?

-Por cierto, mi nombre es Rosy- me dijo con una sonrisa mientras se marchaba.


No fue hasta ese día que me percaté de que Rosy estaba en mi clase; no era una chica muy habladora, más bien le gustaba tener su espacio, tenía unas ideas muy extrañas en su mente y el estar rodeada de muchas personas le resultaba sofocante, pero sin dudas, lo que más destacaba de ella era su sonrisa, una sonrisa hermosa y radiante, lástima que detrás de esa bonita sonrisa se encontraba algo tan obscuro y doloroso.

Los días pasaban volando y mi único consuelo en la escuela era la compañía de Rosy, íbamos juntas a la biblioteca y almorzábamos juntas, aunque preferíamos hacerlo en la zona verde del instituto.
Nos volvimos amigas y nos llevábamos muy bien a pesar de que nuestros gustos fueran totalmente diferentes. Ella era una chica muy tierna y comprensiva, además también era bastante agradable, no entendía porque era tan solitaria.


Lunes por la mañana, estaba hablando con Rosy, quien me hablaba muy feliz sobre su banda favorita: One direction, nunca me gustaron mucho que digamos, yo prefería bandas clásicas de rock, pero si esos eran sus gustos yo los respetaba. En eso estábamos cuando entro el profesor.

-Bien alumnos, el día de hoy tenemos un nuevo estudiante así que espero que se lleven bien con él- dijo el maestro haciendo una seña con su mano indicándole al nuevo estudiante que entrara.

Me lleve una inmensa sorpresa al ver que el nuevo alumno era Andrew. Habíamos sido amigos desde que tengo memoria. Nuestras madres se conocían desde antes de que naciéramos y por obvias razones nos volvimos amigos, yo lo consideraba mi hermano pero a medida que fui creciendo empecé a verlo con ojos diferentes, y poco a poco, el cariño que sentía por el se convirtió en algo más profundo. Así descubrí que estaba enamorada de él en cuarto grado, y no fue sino hasta que estuvimos a punto de salir de primaria que decidí confesarle lo que sentía. Nunca me dio una respuesta, pero no decidí darme por vencida, mis sentimientos por el nunca cambiaron, y ahora que lo veía aquí, parado en mi salón estaba más que segura de que esto era cosa del destino.

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Chan, chan, chaaaaaaan ¿Qué significa la llegada de Andrew? ¿Cuál será el secreto que oculta Rosy? ¿Acaso Kattie, Diana y Nathaly volverán a ser las mejores amigas? Todo eso y más en el próximo capítulo.

Por cierto, este capítulo también va dedicado a mis queridas amigas Dany, Alondra y no menos importante Flor. Gracias por ser las mejores ;)





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