Mai~
Está lloviendo. Las gotas resbalan por mi rostro lentamente, se deslizan por mi cuello y se pierden al hacer contacto con la blusa negra que llevo puesta. Definitivamente no es un buen día, el cielo está tan gris.
Ashley, una compañera del instituto se acerca y me abraza. No sé qué debería hacer, por lo que me quedo quieta, esperando a que se separe de mí. Cuando lo hace veo que sus ojos están rojos, ha estado llorando, al igual que todos los presentes. Después de todo, estamos en un funeral.
-Lo lamento tanto, Mai-me dice con voz temblorosa.
Me siento más molesta que triste; ella no les conocía demasiado. Nadie en este maldito lugar los conocía demasiado, sin embargo todos lloran y me abrazan, como si fuesen culpables de algo o como si tuviesen el derecho de llorar por ellos cuando no es así.
Pero no lo digo, sólo la observo, y ella se aleja. Y así es durante horas, las personas lloran y me abrazan, luego se van. No les importa, sé que sólo vienen porque les causo lástima, porque soy una chica de 16 años que se ha quedado sin padres. No lo negaré, eso produce lástima. Lo entiendo, pero no lo quiero. No quiero que me vean como me ven ahora mismo.
Cuando llega el momento de decir unas palabras, la lluvia es tan fuerte que todos se resguardan en la floristería del cementerio y yo me quedo junto a la tumba de mis padres.
-Esperemos un poco a que la lluvia de detenga y volvemos. Todos escucharán tus palabras-dice el padre, mientras me observa con mucha pena.
-No-digo-. Sólo quiero que ellos las escuchen. Así que, de esta manera está bien para mí.
El padre asiente.
Me dirigo al lugar donde reposan las dos tumbas. Los enterrarán juntos, así lo habrían querido ellos.
-Lamento mucho no haber llorado desde que murieron, ya saben que no se me da bien llorar. El cielo, está llorando por ustedes. Mi corazón, está roto. Eran ustedes todo lo que tenía, y ahora, sólo siento vacío y miedo, mucho miedo- acaricio la madera de ambas tumbas con la yema de mis dedos-. Papá, y mamá. Gracias, y lo siento.
El padre sigue esperando a que termine de llover, pero ya me he despedido de ellos,no quiero estar más en ese lugar, así que me voy.
Josh~
Cada día que pasa me siento más estúpido, y más destruido. No debí haber sentido lo que sentí por ella.
Estoy en la cama recostado, observando el cielo tras la ventana. Es un día gris, ojalá que ella esté bien, donde sea que se encuentre. Y ojalá mis padres estén mal, donde sea que se encuentren.
Me levanto de la cama, y veo a Jonny, mi compañero de departamento, acostado en la otra cama. Está viendo una revista porno, menudo capullo.-Existen las películas, y ni se te ocurra comenzar a tocarte frente a mí, idiota-le digo a modo de broma.
-Tú tranquilo, Josh. Esperaré a que te vayas para eso- por su mirada adivino que quiere que me vaya ahora mismo.
-Joder, que no tienes remedio. Iré a comprar algo de comer, vuelvo en un rato.
Busco una cazadora y me calzo unas botas. Cuando salgo, noto que llueve muy fuerte, podría esperar un poco. Da igual, quiero pensar un poco de todas formas.
Las calles están vacías, a nadie le gusta la lluvia. Ni si quiera a Ela le gustaba, y a ella siempre le gustaba todo. Decía que la lluvia era triste, y que las cosas tristes la deprimían.
Ela es una chica alegre, todo el tiempo. Nunca nadie la ve triste o molesta, aunque yo la vi tanto triste como molesta en su momento. Y me enamoré de ella, perdidamente. Pero ella me dejó, al igual que hicieron mis padres, me abandonó sin importarle lo mucho que la necesitaba.
Demonios, debo dejar de pensar en ella. Fue mi culpa; me aferré a ella y fue mi error. Ahora debo superarlo.Caminando por las calles desiertas escucho un ruido. Hago caso omiso, no dejo de caminar. Pero sigo escuchando, cuando de repente el sonido me resulta familiar y un recuerdo viene a mi mente.
-Espera Ela, no fue mi intención-le dije mientras la sujetaba del brazo.
Estaba llorando, por mi culpa.
-No, Josh, no es nada. Estaré bien.
La abracé y ella a mí. Nos quedamos así por un largo rato, en el que no paré de escucharla llorar.
Y ahora vuelvo a escuchar, ese mismo llanto tan familiar. Freno en seco y trato de reconocer el lugar de donde viene el llanto; a la derecha.
Siento emoción y miedo. Corro hacia el lugar, que resulta ser un parque. En una banca está sentada una chica vestida de negro, su cabello es negro y su piel muy blanca: no es Ela.
Mai~
Maldita lluvia, ya no sigas cayendo. Malditas lágrimas, ya no sigan saliendo. Malditos mis padres, ¿por qué se fueron? Maldita mi vida, ya no lo soporto.
-Ha de ser triste que tu novio de quince años te deje, pero vamos, deja de llorar como una cría- dice alguien de repente.
Levanto la vista y veo a un joven parado justo en frente de mí. Es alto, de cabello castaño y alborotado. Me paso el dorso de la mano por los ojos.
-¿Qué haces aquí, Josh?-le pregunto.
Josh está en el club de boxeo al que asisto hace un año. El es el líder del grupo desde que llegué, y así se ha quedado desde entonces. Éramos buenos amigos al principio, pero algo sucedió y dejamos de hablar, hasta ahora.
-Sólo quería saber de quién eran esos gemidos tan espantosos. Ya lo descubrí.
Me sorprende que haya vuelto a hablar conmigo, pero justo ahora no tengo ánimo para hablar con él. Me levanto de la banca y me alejo. El se queda atrás, no me sigue. Tampoco espero que lo haga.
Me dirijo a casa, donde estaré sola a partir de ahora.
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Las Reglas Del Boxeo.
Short Story-Esto no es jugar limpio. -Ahora no estamos boxeando, Mai. -Entonces, ¿porque siento que todo el mundo juega sucio? -Porque así son las cosas. Sinopsis provicional. Agradezco a Majda, por cederme su brillante idea.