Fuera

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Mai~

Esta vez sí es un mensaje de Charlotte, aunque no es uno disculpándose de haber dicho que yo era un monstruo.

Creo que lo mejor será alejarnos por un tiempo.

–¿Quién es?–preguntan Josh y Marle al tiempo.

–Es de Charlotte. Creo que acaba de terminar conmigo.

Marle comienza a alistar mis cosas mientras Josh cierra "Versos de vida y muerte" y se levanta con dejadez.

–Josh–comienzo–, has sido de mucha ayuda estos días, pero creo que es suficiente.

Marle nos mira y luego abandona la habitación; probablemente se dio cuenta que necesitamos privacidad.

–No me iré–dice.

–No es tu decisión. No te necesito más, así que vete.

Josh se queda unos segundos en silencio, luego se dirige al lugar donde estaba Marle recogiendo mis cosas y continua con el trabajo. Ninguno dice nada más; yo porque le conozco lo suficiente para saber qué acabará por hacer lo que él quiere, y él porque sabe que no disfruto de discutir.

Hemos pasado horas antes de salir realmente del hospital. Mi brazo enyesado, se pregunta si sentirá ese calor por siempre, al tiempo que yo me pregunto si aún quedará algo de comer en casa.

Al llegar a casa mi pregunta es respondida; no hay nada de comer. En realidad, hay menos que nada. Todo está completamente sucio, justo como lo dejé la mañana antes de ir al instituto y dejar en el suelo del gimnasio gran parte de mi dignidad.

–No tuve tiempo de venir a limpiar–dice Marle.

Está parada junto a la puerta observando con detalle toda la suciedad. Josh por el contrario no observa nada detenidamente, camina lentamente hacia el sillón más cercano y se recuesta.

Me dirijo a mi cuarto, que está en la segunda planta. En cuanto veo mi cama, tan perfectamente idéntica a como la dejé, me acomodo en ella con mucho cuidado de no lastimar mi brazo malo.

No han llegado más mensajes de esa persona. Puede que ese último mensaje haya sido lo suficientemente claro para no recibir otro más específico; debo sacar a Josh de mi vida o será lastimado.

Josh~

Se hace de noche y aún estoy en casa de Mai. Marle ha estado de un lado a otro limpiando, mientras masculla entre dientes algo que no comprendo.

–Debes irte–comenta al cabo de un rato.

Sé que debería dejar a Mai e irme, pero luego de ese extraño mensaje no puedo imaginar qué pasaría si le dejo sola. Marle debe desconfiar completamente de mí, ya que es claro que Mai no me quiere aquí,  y que he hecho y dicho demasiado para quedarme junto a ella. 

No tengo demasiado ánimo de discutir con Marle y menos el tener que explicarle que un completo extraño ha estado enviando a su teléfono mensajes que se podrían clasificar como una amenaza. No pasará nada si pasa una noche sola.

–Me iré, pero dile que vendré mañana.

–Muy bien.

Al salir, el helado viento me congela de pies a cabeza.  Me resulta sencillo encontrar la estación del autobús. Conozco a la perfección este lugar; solía venir a visitar a Mai antes de que dejáramos de hablar.

El autobús se estaciona frente a mí. Miro atrás una vez, asegurando a mi mente que todo estará bien, que sólo será una noche. Pero veo más que la casa de Mai, veo mucho más.

Mai está sentada en la banca verde que está justo al lado de su casa. Me siento junto a ella, se queda mirándome.

–¿Hay algo que pueda hacer por ti?–le pregunto.

Su rostro parece descompuesto, y sus ojos están tan apagados. Sé que es la misma Mai de siempre, pero siento que estoy hablando con un objeto inanimado. Tarda un largo minuto en recomponerse, me observa algo confundida, como si se acabara de dar cuenta que yo estaba allí, sonríe.

–Puedes besarme–me susurra–, Ela no se enterará.

Luego ríe a carcajadas, tan fuerte y tan divertido que no puedo evitar reír con ella.

En esa ocasión no supe porqué actuaba así, y es que luego de ese día no pasó mucho tiempo antes de que me pidiera alejarme para siempre. Ahora una duda crece en mí, ¿desde hace cuánto tiempo Mai ha recibido esos mensajes?

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2016 ⏰

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