Viejos amigos.

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Mai~

Los días han pasado rápido, todo sigue igual. Las personas vienen a verme, a darme "animos". Les sonrío, una y otra vez. Puedo fingir estar bien, siempre he sido buena mintiendo.

Las cosas no parecen cambiar con el paso de los días, aún hay quienes me ven con lástima. Mis padres han muerto, eso es un hecho. Las personas me recordarán por ello, eso también es un hecho.

Josh entra a la habitación del hospital. Ha venido todos los días desde que la cuerda se desprendió del techo en clase de gimnasia y me dejó tirada en el suelo con un brazo roto.

-¿Qué tal la comida?-me pregunta sonriendo-. Déjame te cuento que de camino aquí me he comido un cerdo entero.

-Tú eres un cerdo entero- bromeo.

Ha pasado un año desde que dejamos de hablar. Luego de lo que sucedió aquella noche, cortamos comunicación.
Sin embargo ahora hemos vuelto a hablar. Incluso, hemos llegado a reírnos juntos, otra vez. Está aquí, conmigo. No entiendo.

El primer día luego del accidente, cuando pude despertarme medianamente consciente, lo vi observándome fijamente. En seguida volví a dormirme.

Cuando los doctores empezaron a darme menos droga, empecé a verlo más seguido. Venía a leer, sólo se sentaba frente a mí y leía. Un día le dije:

-¿Por qué estás aquí?

-Porque afuera hace frío, y los enfermeros dijeron que no había problema en quedarme aquí adentro-susurro casi para sí, continuó leyendo.

-Sabes a qué me refiero.

-Sólo déjame Mai. No todo tiene un gran significado.

Lo dejé.

Marle entra en la habitación. Ella es una tía lejana, y quien se hará cargo de mí. Llegó a la ciudad el mismo día que me internaron en el hospital. Ha venido todos los días desde entonces, me trae libros; aquellos que Josh termina leyendo.

-Mai, ¿cómo te encuentras?-pregunta.

Josh se sienta junto a mí. Marle lo saluda.

-Estoy mejor-respondo.

Marle sonríe. Desde que llegó, la odio. Siempre me sonríe así, de ese modo. Siente pena por mí, lo sé. Trata de esconderlo tras esa sonrisa, esa sonrisa tan larga.

-Iré a charlar con el doctor-anuncia.

Sale por la puerta caminando sobre sus enormes zapatos de tacón. Me la quedo mirando hasta que escucho el timbre de mi celular. Lo agarro, es un mensaje.

Siento una mirada, es Josh. Me observa con un libro en la mano, se le ve tenso.

-¿De quién es?-pregunta con tono autoritario.

Leo el mensaje.

Las viejas amistades son las que más aprecias, es una lástima. No mereces su preocupación. Tranquila, haré que se de cuenta a tiempo.

Josh~

-Mai, ¿de quién es el mensaje?

Mai me mira extrañada. Se queda observándome durante varios segundos, luego sonríe.

-Es Charlotte, está arrepentida. Me enteré que decía cosas sobre mí-explica-, como que yo me consideraba un monstruo.

-No lo eres- bufo.

No responde, sólo sigue mirándome.

-No es gran cosa. Le responderé después.

Está mintiendo, no es un mensaje de Charlotte. Debe ser de esa persona, aquella que provocó el accidente. Lo sé porque no es buena mintiendome.
En ese momento entra Marle, con una sonrisa auténtica, no la sonrisa falsa que pone cada vez que le dice algo a Mai.

-Te darán de alta- anuncia.

El celular vuelve a sonar. Mai se tensa, yo me tenso y de repente siento miedo, más miedo, mucho miedo.

Ela~

Ultimamente una serie de imágenes vienen a mi cabeza: Josh besándome, abrazándome, susurrándome al oído que no me dejará ir nunca.

Tal vez debería volver, atormentar un poco más su vida. Hacerlo feliz un poco más, hacerlo infeliz un poco mas.

Recuerdo a Mai, tuve miedo de ella, pero Josh me eligió a mi. Temo un poco el que llegen a hablar de nuevo; tal vez por eso siento este deseo de volver. Volver a ganarlo a él y volver a ganarle a ella.

Las Reglas Del Boxeo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora