Capítulo 4: Contando estrellas

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Me levanto del sofá, me dirijo a mi habitación y me acuesto en mi cama. Wendy está en su camita en una esquina de la habitación, cuando estoy completamente relajada Wendy viene a acorrucarse conmigo.

Creo que estoy enamorada de Annie. No sé si así se siente estar enamorada pero quiero sentir su cuerpo junto al mío, sentir cosas que nunca había sentido, probar cosas diferentes con ella. Annie es tremendamente sexy, tiene un buen trasero, buenas piernas, una cintura pequeña, pequeños pechos, simplemente es perfecta.

He vivido los últimos años enfocada en mis estudios y dejé mi vida sexual en el olvido, creo que ha llegado el momento de volver al juego.

Acostada, con una gran compañera a mi lado, mirando las estrellas pintadas en el techo de la habitación... magnífico. Siento una oleada de relajación consumiendo mi cuerpo, tengo la mente revuelta pero nada importa en este preciso momento, solo mi cuerpo y mi alma. Siento las palmas de mis manos hormiguear, mi cuerpo se va calentando con el roce del edredón, me entran unas ganas de dormir tremendas y cierro los ojos... Pero escucho la puerta cerrarse y abro mis ojos. 

- ¿Charls?- Grita Elliot desde la entrada.

- En mi habitación- le grito de vuelta y vuelvo a cerrar los ojos. Escucho sus pasos resonar en la madera y el chirrido de la puerta de mi habitación al abrirse.

- ¿Dormiste una siesta? Te traje tu té- deja su café y el té en la mesita de noche y le hago un campito en la cama para que se acueste conmigo.

- Estuve a punto de, estaba viendo las estrellas- le señalé el techo y los dos nos quedamos viendo el cielo artificial que nos cubría.

- ¿Recuerdas cuando hacíamos esto en Nueva Orleans? Era muy divertido.- siento como deja ir el aire de sus pulmones y dirije su mirada a mi rostro,mientras  yo sigo mirando al techo.

- Sí, cuando nos escapabamos y nos recostabamos en el pasto del patio de atrás para ver las estrellas. Era muy bonito.- Instintivamente volteé a verlo y él seguía viéndome, nos miramos fijamente a los ojos, sus ojos son bellísimos, tan grandes y azules.

- ¿Recuerdas que prometimos estar juntos para siempre sin importar lo que costara?- se acercó un poco a mi cuerpo.

- Ese es el plan, ¿no? 



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