Si alguien le hubiera dicho alguna vez que su mejor amigo iba a negar su propio nombre Zayn le habría dicho a esa persona que tenía la cabeza llena de aire. Si alguien le hubiera dicho que su mejor amigo iba a intentar suicidarse Zayn se habría reído a carcajadas y le habría dicho que dejaran las drogas. Sin embargo, justo ahora, la situación era exactamente esa. Louis Tomlinson estaba recostado en una cama mirándolos a todos con el ceño confuso y mordiéndose el labio inferior, señal inequívoca de lo terriblemente ansioso e incómodo que estaba, mientras Niall lloraba tristemente y le abrazaba.
-Lou.. Lou...
Murmuraba Niall, sin embargo Louis lo apartó y lo miró con seriedad.
-Por favor –dijo con el rostro serio- no me llames así. ¿No tengo un segundo nombre o algo?... no quiero que me digan Louis de nuevo
-William –murmuró Zayn- tu segundo nombre es William.
Al decir esas palabras pareció como si el mundo se iluminara para Louis.
-Me gusta –y como si tratara de probar cómo se sentían ese nombre al salir de sus labios lo murmuró- William... se siente bien, creo que... me gusta.
Fue un acuerdo tácito sin ser dicho verbalmente, pero desde ese instante Zayn, Liam y Niall se juraron a sí mismos no volver a llamar a Louis por su nombre sino como "William" hasta que se recuperara. Era necesario, para la salud mental de todos, era necesario.
***
<<Devastado>>
No, esa palabra no alcanzaba a expresar la magnitud de su dolor, la mangitud de su desesperación, la magnitud de su agonía.
<<Devastado>>
La palabra no bastaba, no era suficiente para expresar el horror que había experimentado durante las últimas tres semanas y que parecía no tener fin.
Para Harry había sido un suspiro de alivio cuando Louis abrió sus ojos y lo miró fijamente después de esas tres horrorosas últimas semanas en las que parecía no poder despertar... después de ese tiempo en que lo creyó muerto y cuando sus esperanzas de volver a verle se resquebrajaban... no... Harry no podía tolerar que después de todo el sufrimiento que había sentido Louis le hiciera eso, mirarlo como si de un ángel se tratara para luego apartarlo y recharzarlo como si fuese un monstruo.
-No fue mi culpa... -murmuró más para sí mismo, más para tranquilizarse por lo que había pasado- ¡maldita sea!, no... no fue mi culpa.
Y las lágrimas empezaron a manar como ríos de sus ojos sin que él pudiera evitarlo. No lo notó, no supo cómo ni cuándo, pero de un momento a otro estaba en la cafetería externa del hospital "la misericordia".
La cafetería era un espacio amplio y grande, con inmensos ventanales de vidrio en vez de paredes externas bordeados por arbustos de hermosas flores y adornada con un moderno y acogedor estilo campestre. Las mesas eran de puro acero y las sillas eran mullidas y de vivos colores que las hacían parecer una suerte de ordenado arcoíris entre un mar de plata. El piso era de mármol, pulido y brillante y dentro de la cafetería habían varias materas llenas de arbustos y bonsáis que la hacían lucir extrañamente agradable y a la vez exótica.
Harry se percató que había un pequeño espacio al fondo, medio oculto por unos pinos, y hacía allí se dirigió. Aunque se llevó una gran sorpresa al encontrarse con un chico de unos 20 años, de cabello negro azabache y piel canela, que estaba comiendo un croissant y tomándose un chocolate mientras leía de un portátil Dell de color negro algo con suma concentración. Harry se detuvo en seco y procedió a cambiar de rumbo cuando el muchacho, sin verle siquiera, le habló.
-Hola Harry, te estaba esperando –dijo el chico, con una voz ligeramente gruesa y amable mientras cerraba su computador y lo guardaba en una maleta que estaba oculta debajo de la mesa- no deberías llorar, no es su culpa el cómo te trató hace un momento.
Harry se quedó confuso, ¡¿quién era ese muchacho entrometido para decirle que debía y qué no debía hacer?!
-Mire señor...
Pero Harry no pude terminar la oración porque el muchacho sacó un extraño mazo de cartas con una imagen de afrodita en su centro que citaba "Tarot dorado de Boticelli".
-Lionheart –terminó el muchacho amablemente- Gabriel Lionheart, soy un estudiante de Semiología y, casualmente, se me encargó analizar el caso del señor Tomlinson, por ello mismo te digo, su reacción al verte no es su culpa.
Y extendió su mano amablemente para saludarle. Harry, un poco confundido, le dio un apretón de manos.
-¿Gusta sentarse señor Styles? –dijo el muchacho haciendo un gesto para que se sentara- estar de pie y triste no es la más agradable de las cosas por hacer.
Harry asintió, aún confuso pero algo más calmado y decidió sentarse frente a aquel extraño sujeto.
-Bueno, creo que es prudente comenzar –dijo el chico sacando una baraja de cartas de reborde negro y centro de vivos colores donde el dominante era el rojo y empezó a revolver- apuesto a que tienes muchas dudas, si está en mi poder le responderé algunas... al fin y al cabo de acuerdo al código de la ética médica uno sólo puede revelar información a parientes del afectado... bueno y a la pareja del susodicho.
-¡¿Disculpe?! –dijo Harry asustado, ¿cómo diablos había podido adivinar esa información?, se suponía que nadie debía saber sobre Louis y él.
-Vamos, es típico que las personas entre los 20 y los 25 intenten cometer suicidio en casos similares al que el señor Tomlinson experimentó. La única explicación es por la pérdida de la pareja y dado que usted se marchó a casa de sus padres para la fecha del intento de suicidio por parte del señor Tomlinson las posibilidades de que éste esté relacionado con su partida son muy altas.
El chico pareció meditar un poco más antes de decir.
-Decir "adiós, Louis" como algo tan definitivo y a modo de despida pudo haber afectado mucho su estado emocional, en especial si tenemos en cuenta el fuerte apego que el señor Tomlinson siente por usted.
-¿Cómo supo? –dijo Harry algo confuso, que él supiera sólo Louis y él podían saber la última frase que le dijo Harry antes de partir.
-Digamos que tengo un don –dijo el chico sonriendo alegremente mientras dividía el gran ruple de cartas en cuatro pequeños ruplecitos y los volvía a organizar- por cierto, Louis no tiene memoria alguna sobre su vida, pero creo que es prudente que empieces a llamarle "William".
-¿William?
-Sí –dijo el muchacho de apellido Lionheart mientras abría las cartas para fácil acceso- el nombre Louis le causa temor. Por cierto, toma once cartas y colócalas en línea recta.
-¿Para qué? –preguntó Harry algo confuso- ¿qué tienen que ver las cartas con todo esto?
-Digamos que es una predicción de tu futuro.
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Breathe me (Larry Stylinson)
FanfictionQuizá el destino quería que se separaran, quizá el universo no quería verlos juntos o quizá se tratase de algo más siniestro e intangible. Fanfic de mi pareja favorita de 1D